“Si creen que han visto lo peor, deberían acompañarnos a las playas al borde de los cerros donde nosotros pescamos”, dijeron Luis Diaz y Alfredo Barroso, dos pescadores de Huaral el lunes por la mañana mientras un equipo de El Comercio se encontraba en la playa principal de Chacra y Mar. Media hora después, y tras una caminata por los cerros del Serpentín de Pasamayo, el equipo se encontró con una larga fila de playas llenas de petróleo. Por su propia geografía, pequeñas calas en forma de herraduras, lo almacenaban y empozaban.
Se trata de una relación de playas en Huaral donde solo se puede acceder a pie, bajando por los mismos cerros. Mientras uno se acerca se puede observar cómo el crudo – que todavía sale del mar– se asienta en las piedras y la orilla. Los pescadores explican que más abajo cuesta respirar y pican los ojos. Estas playas son criaderos de mariscos y pescados, un negocio del cual los pescadores y sus familias dependen. Diez días después de una de las peores crisis ecológicas en el país, aún no llega ninguna persona que haga trabajos de remediación.
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“El hecho de que no haya una operación en el mar a escala suficiente para recuperar el petróleo hace que el crudo llegue por oleadas a las playas. No se tiene un trabajo sistemático”, explicó Juan Carlos Sueiro, director de pesquerías de Océana. Agregó que, dada la lentitud para limpiar la costa, la crisis ambiental va a tener efectos a mediano y largo plazo: “Va a haber un impacto en todo el ciclo de vida. Además, el crudo mata y ahuyenta a los adultos, los huevos, larvas y juveniles de crustáceos o peces también han muerto”.
La situación es crítica. Desde arriba se puede observar el petróleo en el mar, el tinte atornasolado deja evidencia de que el material tóxico sigue ahí. Además, las rocas y la orilla están totalmente pintadas de negro por el crudo que ya se ha impregnado. La espuma de las olas es marrón oscuro. Luis y Alfredo aseguran que desde que sucedió el derrame no ha llegado nadie a limpiar estas playas. “Acá no llega la municipalidad, ningún ente directivo”, dijo Luis. Esto a diferencia de la playa principal de Chacra y Mar, una playa turística y con acceso fácil, donde las labores de limpieza ya se están llevando a cabo.
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“Se siente como si me cortaran pies y manos”, dijo Alfredo a El Comercio. Y es que estas playas son también criaderos de especies marinas de las que dependen más de 70 pescadores de la zona que están sin trabajo desde hace días. Estas playas son tranquilas, casi no tienen olas y por eso son aptas para criar animales. Las playas afectadas son: Chacra y mar, Sangaspar, Docesoles, el Muerto, La Iglesia, El Pedregal, la Baca, San Juan, Cerro Colorado y Tomycalla; todo esto pertenece a la Municipalidad de Aucallama. Ahí se pesca lorna, chita, corvina, lenguado, guitarra, moluscos, pulpos, cangrejos y lapas.
Sin embargo, estas no son las únicas playas que están sin limpiar desde el derrame. Juan Carlos Sueiro indicó que de las aproximadamente 20 playas que están afectadas, solo en algunas se ve trabajo de limpieza, como Cavero, Santa Rosa, la playa principal de Chacra y Mar, entre otras. Además, sostuvo que la limpieza que se está haciendo sigue siendo manual y mecánica. “En esas actividades que se están haciendo en las playas, el trabajo es predominantemente manual. Se ven a personas trabajando, con recogedores, jalando lo que está en la superficie. Realmente debería hacerse con artículos más profesionales y biodegradantes”, indicó.
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Para poder limpiar las playas de difícil acceso, Sueiro indicó que se necesita personal capacitado e instrumentos profesionales. Sostuvo que a esta zona se debe llegar por los riscos o por mar, con herramientas que puedan sacar el crudo derramado de ahí teniendo en cuenta las limitaciones del lugar.
Mientras caminaban por los cerros, Luis y Alfredo expresan su desesperación. La semana pasada decidieron limpiar ellos mismos las playas, pero no lo hicieron ya que leyeron en las redes sociales que el petróleo es muy tóxico para las personas. Habiendo pasado ya 10 días desde que el crudo se derramó en Ventanilla, y por la falta de respuesta de la empresa Repsol y las autoridades, los pescadores aseguraron que esta semana harán la limpieza ellos mismos: ya no les importan las consecuencias que puede tener en su salud.
“Nosotros como pescadores no tenemos la culpa de esto, pero no está afectando directamente”, dijo Luis.
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