Una situación alarmante y desalentadora. Ser niña en el Perú, en pleno siglo XXI, es sinónimo de ser vulnerable. Desde edades muy tempranas, las niñas de nuestro país están expuestas a diferentes tipos de violencia entre las que resaltan el acoso callejero, la violencia sexual y la sobrecarga de trabajo doméstico.
Hasta agosto del 2024, los Centro de Emergencia Mujer (CEM) reportaron más de 27 mil casos de violencia contra menores de 18 años, de los cuales el 47% corresponden a violencia sexual. Eso significa que cada día, 100 niñas y adolescentes en nuestro país sufren algún tipo de violencia.
Para la investigadora principal del IEP y exministra de Desarrollo e Inclusión Social, Carolina Trivelli, estas cifras son como “bajarle la llanta” a una población que ya que le restamos oportunidades y opciones de desarrollo que ya de por sí es vulnerable.
“Este año ha quedado en evidencia que no solamente los niveles de violencia han crecido, afectando los derechos de las niñas, sino que también incluso, ya ni siquiera podemos garantizar su seguridad personal, en términos de que las niñas cada vez tienen menos la posibilidad de transitar libremente por la inseguridad ciudadana”, narra Trivelli.
Además de ello, menciona que el retroceso en la agenda sobre el derecho de las niñas, enfoque de género en las aulas, la crisis económica, entre otros, pone a las menores en el centro de las preocupaciones.
Por su parte, Susana Osorio, directora de Incidencia Política, Campañas y Comunicaciones de Save the Children, lamenta que estas cifras son normalizadas por la sociedad. Lo más alarmante es que cada año hay una tendencia hacia el incremento de casos.
Ante ello, Rossina Guerrero, directora de Programas de Promsex, manifiesta que es urgente atender la gravedad del problema. “La vida de una niña debería estar marcada por un entorno familiar seguro, por un entorno escolar que permite que ella disfrute del aprendizaje sin temor a ser vulnerada, así como de espacios de juego y recreación que le traigan felicidad. Sin embargo, en el Perú, nacer niña, tristemente, condiciona su acceso a salud, educación y justicia, eso se debe cambiar”, sentencia.
El silencio frente al embarazo adolescente
Según cifras del CEM, del 2014 al 2023, se denunciaron 108.566 casos de violencia sexual contra menores de edad. Mientras que entre los años 2018 y 2022, 2.146 menores de 15 años víctimas de violencia sexual resultaron estar embarazadas.
Datos del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) afirman que hasta abril de 2024, 11.265 personas han sido encarceladas por haber abusado de niñas y adolescentes, lo que convierte este delito en el segundo más recurrente en el Perú. ¿Qué se hace frente a ello?
Trivelli asegura que este problema endémico está empeorando; sin embargo, no hacemos nada frente a ello. “Esta violencia es muy dura, en particular en zonas rurales o en la Amazonía, porque es una violencia que le trunca la vida a las niñas”, sentencia.
Lo que debe saber
Los riesgos a los que están expuestas las niñas y adolescentes del Perú se han proliferado, con la llegada de las nuevas tecnologías surge el ciberacoso, además de la generación de contenidos sin consentimiento.
Según nos cuenta Osorio, el mal uso de las herramientas digitales exacerba la violencia a las que son expuestas las niñas y adolescentes del Perú. “En un contexto en el que los sistemas de protección no están adaptados al dinamismo de estas tecnologías, son superados arduamente”, refiere.
Por su parte, Trivelli asegura que el incremento de la inseguridad ciudadana en el país afecta siempre a los más vulnerables. “La violencia cotidiana se traduce cuando las niñas desaparecen regresando del colegio a su casa o simplemente cuando van a comprar a la bodega y no regresaron porque alguien las raptó. Toda niña debería regresar a casa”, precisa.
El daño al futuro del Perú
Frente al desalentador panorama, las entrevistadas sostienen que se deben tomar acciones frente a ello para así no lastimar al 50% del futuro del Perú. Para esto, como sociedad, sostienen que debemos cuidar a las niñas y adolescentes del país y hablar de lo que está sucediendo porque una niña, víctima de algún tipo de violencia, “es una niña insegura, que no va a tomar ningún riesgo, que va a tener menos oportunidades dentro de las pocas que ya tiene frente a un niño”.
Trivelli asegura que para que una niña logre superar estas barreras se necesitan políticas públicas, educación, salud y un discurso político claro que las proteja. “Necesitamos que esta población tenga todo, las mejores condiciones para que aporte al crecimiento, al desarrollo del país. Para que esas niñas y adolescentes sean creativas, que trabajen, que estudien, para que produzcan”, precisa.
Desde Save The Children añaden que una inacción del Estado para no protegerlas y dejarlas atrapadas en los ciclos de violencia no solo afecta a la vida de ellas, sino también a nuestra capacidad como sociedad de construir un futuro más equitativo y próspero.
“Cuando le quitamos la oportunidad a todas las niñas y adolescentes de participar en sus comunidades, estamos perdiendo las voces y talentos que podrían contribuir a la toma de decisiones, a las soluciones más innovadoras. Si fallamos como sociedad en garantizar entornos seguros y oportunidades de desarrollo, estamos cayendo en las aspiraciones como país”, refiere Osorio.
Las entrevistadas mencionan que el Perú no puede avanzar mientras las niñas se quedan atrás porque ellas son clave para construir un futuro más justo y equitativo.
No hay voz pequeña
En el marco del Día de la Niña, Promsex lanza la campaña “No hay voz pequeña” con el fin de llamar la atención sobre la violencia y desprotección que enfrentan las niñas en nuestro país, frente a un Estado incapaz de garantizarles una vida libre de violencias, llevando a muchas a pasar por embarazos forzados frente a falta de garantías para el acceso al aborto terapéutico.
La campaña hace un llamado a que escuchemos las voces de más de 4 millones de niñas y adolescentes que viven en el Perú representan posibilidades de liderazgo y cambio para nuestra sociedad. “Tenemos la obligación de garantizar sus derechos y el futuro que ellas decidan”, sentencian desde Promsex.