Lo define como un vínculo que va más allá de lo genético, como un nudo indestructible. Para Carlos Carvallo, gerente de Procura y Trasplante de Essalud, la relación entre una madre y sus hijos es tan íntima que los hombres solo podemos intuirla. Eso explicaría lo que revela su experiencia: las mamás siempre están dispuestas a donar un órgano a un hijo que lo necesita.
Del total de trasplantes que se realizan en el Seguro Social, unas 500 operaciones al año, el 12% se hace entre familiares. Y en la mayoría de los casos, es una mujer quien cede una parte de su cuerpo para regalar una segunda oportunidad de vida a su hijo. El órgano que se ofrece con mayor frecuencia es el riñón. Menos frecuentes son los casos de trasplante de hígado y pulmón.
Recibir un órgano de una madre incrementa la probabilidad de éxito de la intervención. En primer lugar, se garantiza el parecido genético entre donante y donador, lo que reduce la chance de rechazo del órgano trasplantado. Además, disminuye el tiempo que pasa el órgano trasplantado sin recibir sangre. “Cuando se extrae un riñón a un donante recién fallecido, pueden pasar hasta 20 horas para que este órgano llegue al receptor”, ejemplifica Carvallo.
La edad no impide la donación. En Essalud hay casos de madres que donaron órganos a hijos menores de 10 años. En esas ocasiones, dice Carvallo, lo que importa es la pericia del cirujano que tiene que conectar los tejidos.
CORDÓN DE VIDA
Los vientres maternos conservan maravillas que todavía no se conocen ni se aprovechan del todo. Por eso, el Seguro Social busca instalar el primer banco de sangre de cordón umbilical. Según el gerente Carvallo, con esa sangre se podrán aislar células madre útiles para el tratamiento de leucemia. “Lo que hoy ocurre es que todo ese material se desecha. Pero con el consentimiento de los padres se puede crear un banco que podría salvar la vida de muchos niños”, concluye.