Ana Bazo Reisman

El rebrote del dengue de este año en el país ha puesto nuevamente en el foco la capacidad de respuesta en el sector Salud. De acuerdo con cifras obtenidas por ECData, al menos 134 hospitales del recibieron –entre los primeros días de la epidemia y la última semana de junio– a un total de 39.764 pacientes infectados con el virus.

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Los hospitales donde más contagiados ingresaron fueron San José de Chincha (Ica), Chulucanas (Piura) y Las Mercedes (Lambayeque), superando conjuntamente los 7 mil atendidos. En números macro, 14 hospitales de estas tres regiones –las más devastadas por la enfermedad a nivel nacional– recibieron a un total de 16,027 personas. Otras regiones con una alta demanda de infectados son Lima, Junín, San Martín, Loreto y Ucayali. Entre estas cinco, fueron 12.710 pacientes los tratados en 50 hospitales.

Limitaciones

El número de personas que requieren servicios en hospitales contrasta con las deficiencias históricas de estos locales. Según el más reciente informe sobre diagnóstico de brechas del Minsa, hasta el cierre del 2022, la gran mayoría de hospitales del sector no cumplía con las condiciones mínimas de infraestructura ni equipamiento. Según se detalla en la publicación, 226 –casi el 92%– de 247 establecimientos operativos presenta capacidad instalada inadecuada. Cifras similares se repitieron en años anteriores. En el 2020, año de la pandemia por del coronavirus, 236 de los 247 hospitales peruanos tenían las mismas deficiencias.

Para el médico epidemiólogo y especialista en Salud Pública, Ernesto Gozzer, en toda emergencia, es importante que el Estado garantice un buen flujo de atención según el estado de los pacientes. Esto, tomando en cuenta que el Perú adolece de suficiente personal médico especializado y que los recursos suelen ser escasos o mal administrados. “La respuesta es fortalecer el primer nivel de atención, y mejorar la coordinación entre el hospital y los establecimientos de otros niveles. El sistema [de Salud] no es perfecto, pero hay situaciones que claramente se pueden arreglar con buena organización”, indicó a El Comercio.

En la información analizada por este Diario, solo el 21% de pacientes de dengue que ingresaron a hospitales del Minsa tenía diagnóstico grave o con signos de alarma. El resto –más de 31 mil personas– no presentaba señales de infección severa. El ex jefe del Instituto Nacional de Salud sostuvo que este dato es inquietante, pues dicha congestión de pacientes pudo prevenirse al derivarlos a otros centros de Salud. “En la fila de espera, se pudo haber colocado personal para realizar tamizaje de casos y evaluar medidas que eviten el colapso que hemos visto, permitiendo el monitoreo cercano de pacientes que sí necesitan ese servicio”, dijo.

El director del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC) del Minsa, César Munayco, advirtió que, si bien esta situación se ha repetido en varias regiones, también hay escenarios contrarios, en los que personas infectadas no acuden a ningún local sanitario, sino hasta cuando ya es tarde tratarlos. “Hay personas que no reconocen los signos de alarma y se automedican. Con el dengue, las horas cuentan. Por eso, en gran parte, esos factores se conjugaron en los casos de fallecimiento también porque la atención se retrasa demasiado”, explicó.

El funcionario reconoció el trabajo pendiente para frenar mayores pérdidas a futuro por epidemias como la del dengue. Puntualizó que las tareas son multisectoriales y que el control vectorial (sobre los mosquitos transmisores) es clave.


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