Horas antes de que el ‘pincha-llantas’ fuera descubierto in fraganti por sus propias víctimas, este sujeto manejaba una mototaxi azul cerca del cruce de las avenidas El Sol y Los Faisanes, en el distrito de Chorrillos. Eran aproximadamente las cinco de la mañana, aún el cielo estaba oscuro. En el asiento de pasajeros llevaba cajas repletas de clavos y tachuelas. Se detenía en un punto de la calle, bajaba, cogía un puñado de tachuelas y las arrojaba en la pista sin miramientos, partiendo desde la mencionada intersección. Continuó haciendo lo mismo en la ciclovía de la avenida Guardia Civil, una de las más grandes de Lima Sur, con alta demanda de ciclistas. Las tachuelas de color gris se mimetizaban con el color del pavimento.
Algunos ciclistas y motociclistas ya le venían siguiendo el rastro, pero nunca se imaginaron encontrarlo en plena labor. Una de sus víctimas es Nelson Morales, un chorrillano que usa la bicicleta como medio de transporte. El 1 de junio por la mañana, a Nelson se le reventó la llanta delantera en plena ciclovía. “Pensé que podría ser casualidad, que a alguien se le habían caído clavos. Volví para recoger los que pude para que nadie más se vea afectado”, dice. Esa mañana recogió 250 gramos de tachuelas. Parchó su llanta y regresó a la ruta. Días después, volvió a pedalear por el cruce de las avenidas Matellini y El Sol. Ahí otra vez encontró las mismas piezas puntiagudas, algunas de ellas dobladas con la punta hacia arriba para asegurar el pinchazo. Recogió otros 104 gramos de tachuelas. “Supe, obviamente, que era una situación hecha adrede, ya sea para asaltar o para que los que parchan llantas tengan más clientes”, dice. Alrededor de los lugares donde recogió estos clavos operan más de 10 talleres de servicio de llantas, la mayoría informales. También hay establecimientos de mecánica de bicicletas. Nelson Morales ya tiene 1 kilo de tachuelas recogidas en tres meses.
La noche en que fue atrapado, el ‘pincha-llantas’ de Chorrillos cometió un error: pasar por una zona demasiado iluminada como para no ser descubierto. Un mototaxista lo vio arrojando los clavos y lo persiguió por más de dos kilómetros. En plena persecución, le avisó a sus compañeros por WhatsApp para que se unan a la captura y lograron interceptarlo. El sujeto aceleró su mototaxi, pesada por la carga que llevaba detrás. En pleno correteo, perdió el control de su vehículo y el sujeto salió disparado por la puerta lateral. Cayó de cabeza contra un poste, quedando inconsciente sobre la pista. La mototaxi también se volteó, dejando al descubierto varias cajas de tachuelas abiertas y desperdigadas por el suelo. Durante varios minutos estuvo rodeado por sus captores, pero él no despertaba. Ya eran casi las 6:00 a.m. El serenazgo nunca llegó y decidieron dejarlo tirado en el piso, temiendo que fueran a atribuirles la posible muerte del sujeto. Como se observa en esta foto, iba vestido con uniforme azul de mecánico. Tiene entre 25 y 30 años. Nunca más se le vio de cerca.
El 29 de agosto, otro chofer de mototaxi identificado como “John" envió un audio a su grupo de WhatsApp en el que sostenía haber visto nuevamente al ‘pincha-llantas’ de Chorrillos. “Acabo de ver a una persona es una mototaxi chorrillana, de color azul, y que tiene una bandera del Perú adentro de la cabina de plástico. Lo vi lanzando las tachuelas. Se me fue y lo perdí de vista, pero hay que hacer algo porque está atacando de nuevo nuestras calles”, se le oye decir en el audio. Esa noche, una decena de conductores de moto hicieron un cerco perimétrico para cerrar al sujeto, pero no apareció. Se sospecha que uno de los que recibió el audio filtró la información y facilitó su huida. Apenas una semana después, las pistas de todo el distrito volvieron a estar repletas de tachuelas. Ninguno de los llanteros ni talleres de mecánica de bicicletas admiten haberlo visto, a pesar del uniforme que viste y sus características físicas.
A las denuncias por tachuelas en las avenidas Matellini, Los Faisanes, Guardia Civil y El Sol se sumaron las calles Andrómeda, Lengua Romero, Caballero de la Capa y Huaylas.
Al día siguiente en que fue perseguido el ‘pincha-llantas’, un miembro del cuerpo de serenos de Chorrillos declaró en el noticiero Buenos días, Perú sobre la existencia de este sujeto, pero no dio señales de su identidad: las 80 cámaras de video-vigilancia que instaló el municipio en los últimos meses parecen no servir para encontrarlo. Ni para otras tareas de vigilancia distrital, como evitar que los autos invadan las ciclovías del distrito, convertidas en estacionamientos, o para que los ambulantes de la avenida Guardia Civil dejen de usar la ciclovía como su propio mercado. Tampoco para impedir que las comisarías de Chorrillos sean depósitos de autos chocados. Este distrito reúne todos los problemas de tránsito del Perú en un territorio de 39 kilómetros cuadrados, pero nadie hace nada para controlarlo.
El negocio del 'pincha-llantas’ es hacer tratos con talleres informales de este distrito sureño, según víctimas y testigos que conversaron con El Comercio. Esta cuidadosa modalidad de robo fue conocida hace años en el límite de los distritos de San Borja y San Luis, donde también operan estaciones de servicio y parchado de llantas. En esa ocasión, los talleres le pagaban 30 soles a cada cómplice que arrojara tachuelas por las pistas durante la noche. Por la mañana, estos establecimientos tenían una larga fila de clientes, que no sabían que todo fue planificado. En Chorrillos, este sujeto podría estar siendo pagado por una decena de talleres. Una noche después de su captura y huida, una de sus víctimas, que trabaja como taxista en Chorrillos -y quien pidió no ser identificado- dijo haber gastado 200 soles en un mes parchando las llantas de su auto, es decir, lo que cuesta un juego de neumáticos nuevos. Todo por culpa de este tipo.
La semana pasada, una denuncia similar fue registrada en la nueva ciclovía la avenida Canadá, entre La Victoria y San Luis, con alta demanda de ciclistas desde que inició la pandemia. Miguel Urbiola, un usuario de la bicicleta, sostiene que vio a un controlador municipal recogiendo decenas de tachuelas tiradas en el pavimento. “A simple vista parecen haber sido arrojadas a propósito”, dice su publicación en un grupo cerrado en Facebook. Cerca de esta zona también operan talleres de mecánica y llanteros.
Si usted también ha sido víctima del ‘pincha-llantas’ de Chorrillos, o tiene información que ayude a identificarlo, escríbanos al correo: notepases@comercio.com.pe
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