Elton, el riñón de su papá y el milagro de la donación

Conectado a una máquina de hemodiálisis, cuatro horas durante cuatro veces por semana, Elton Chugden Martínez (33) reflexionaba sobre la mala suerte. Saludable hasta hacía poco más de un año y entregado a la crianza de sus dos hijos, no entendía cómo sus riñones simplemente dejaron de funcionar. Las historias que otros pacientes en su condición le contaban tampoco contribuían a su buen ánimo: 5, 7, 10 años de espera por un donante le hacían temer que su tiempo de vida se agotaba.

Al menos así era hasta que don Guillermo (56), su padre, que acababa de llegar de , decidió lo contrario. “Si de mí depende –recordó el patriarca, empleado en una compañía de taxis–, mi hijo no pasa un día más en esa cama”. Convencido de su propósito, se plantó ante los médicos aquella misma tarde y demandó ser evaluado para ser donante. Ayer, cuando se cumplieron 15 días de aquella determinación, que condujo a una exitosa cirugía, ambos finalmente dejaron el hospital Guillermo Almenara (Lima) para irse a casa.

“Todo aquí lo movió mi papá. Él se ofreció, él insistió, él habló con los médicos, aprendió de mi caso y siguió adelante. Yo escuchaba casos de otros padres en los que el miedo y el desconocimiento [sobre la donación] podían más, pero no conmigo. No con mi papá”, afirmó Elton, con una restaurada confianza en su destino.

De acuerdo con Carlos Molina, jefe del Servicio de Trasplante Renal del Almenara, la cirugía laparoscópica a la que se sometió a ambos pacientes fue mínimamente invasiva. De esta forma, no solo la recuperación será menos dolorosa, sino que demandará menos tiempo. 

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