Esta es la historia del absurdo asesinato de Olinda, contada por la agonía de su hermana Dicenia. Absurdo porque a Olinda (de 27 años, mamá de una niña de 5, estudiante de Odontología) la mataron por robarle su celular. Un aparato que no le costó más de S/300, no era nuevo, tenía la pantalla rota y la cámara malograda. Su vida valió menos que eso.
Desde el día siguiente del asesinato de su hermana, Dicenia Curi Gonzales, de 33 años, ha intentado armar cada pieza de lo que ocurrió esa tarde para intentar alcanzar o acercarse a lo que ella llama la justicia divina, porque la terrenal, afirma, es una utopía.
El 16 de octubre del 2017, a eso de las 6 de la tarde, Olinda dejó a su hija en la casa de su mamá en Chorrillos para luego ir a estudiar. Se despidió de las dos y caminó hacia el paradero que está a pocos metros, en el asentamiento humano San Genaro.
Recibió una llamada, contestó y, en menos de un minuto, un hombre le intentó robar el celular. Olinda forcejeó y luego se oyó un disparo. La bala le perforó el cuello. Del sujeto solo se supo que huyó en un auto blanco.
Un mototaxista de la zona la llevó hasta la posta médica de San Genaro. Sin embargo, para cuando su familia llegó, Olinda ya estaba muerta. “¿Cómo es posible que así le hayan arrancado la vida a mi hermana por un celular? Me dio tanta rabia, tanta impotencia. Me obsesioné por encontrarlo, por saber quién pudo desgraciar tanto nuestra vida y nuestra familia por un celular”, cuenta Dicenia.
# 219 mil denuncias por robos hubo entre el 2013 y el 2018. El 30% fue por robo de un celular. En la mitad se usó un arma de fuego.
—Detrás del asesino—
Lo que siguió a la muerte de Olinda fue un largo camino de búsqueda emprendido por Dicenia. Inició una labor que superó a la realizada por la policía. Tenía la cabeza invadida de preguntas, así que salió en busca de respuestas.
Dicenia sabía que el asesino había fugado en un auto blanco, pero los testigos del robo y crimen no le daban más detalles por temor a represalias. Lo primero que hizo fue confirmar la hora exacta del ataque. Para ello, fue a la empresa de telefonía del celular de Olinda y rogó que le entregaran el registro de llamadas. Lo logró. Había fallecido a las 6:03 p.m.
Con ese dato empezó el recorrido que hizo el vehículo para buscar si alguna cámara de vigilancia lo grabó. A unas cuadras del paradero, encontró las cámaras de un gimnasio.
“El dueño no me quiso dar el video porque la policía ya había llegado, pero no se habían llevado el original, solo tomaron fotos con el celular. Le rogué al dueño y conseguí las imágenes con la hora exacta en la que pasaron dos autos blancos sospechosos”, recuerda Dicenia.
Se acercó a la comisaría de San Genaro y les preguntó a los policías de la División de Robos qué habían obtenido. Ellos le dijeron que no habían encontrado ningún auto blanco. “Habían buscado el auto en otra hora”, agrega.
5 mil celulares se reportan diariamente como robados en el Perú, según las cifras de Osiptel.
Dicenia imprimió las fotos de los dos autos blancos sospechosos y empezó a preguntar a los testigos a cuál reconocían. Todos coincidieron en que era un auto Chevrolet. “Fui a la policía y les dije este es el carro que deben buscar. Ahora, pidan el video original de las cámaras para ver la placa”, precisa.
Sin embargo, la policía recién pidió el video 15 días después, cuando las imágenes ya se habían borrado.
Con una frustración más encima, Dicenia no quebró el paso. Hoy reconoce que no sabe de dónde sacó fuerzas para continuar. Quizá de la indignación que le causó la falta de compromiso de la policía, dice. Lo único de lo que tenía certeza era de que su hermana menor ya no estaba más y que alguien tenía que encontrar a su asesino.
Entonces, lo que ella considera una señal la ayudó a continuar. Alguien dejó un papel doblado entre las flores que siempre le colocan a Olinda en el lugar donde fue asesinada. En el papel, estaba escrito un nombre y la placa de un auto.
Con ese dato, y con un croquis que dibujó en un papel con la información que había obtenido, Dicenia fue a la policía a pedir ayuda.
“Fui y le dije: ‘Comandante, este es el anónimo’. Entonces, encontró entre los antecedentes del hombre una denuncia por robo y agresión de una señora. Copié los datos y fui en busca de ella”, precisa.
5,4 millones de teléfonos o códigos IMEI inválidos han sido bloqueados, hasta el momento, según Osiptel.
Convertida en una investigadora, decidió ir mucho más allá. Junto a su tía, Dicenia se disfrazó de una creyente de los Testigos de Jehová y fue en busca de esa mujer. Para obtener pruebas, compró un lapicero con una cámara espía. En ese momento, ya había perdido el miedo a todo.
“La señora me dijo: ‘Ese desgraciado que mató a la chica es un raquetero, que roba puros celulares y nadie hace nada’”, cuenta. Sin embargo, no pudo obtener más información porque la mujer empezó a sospechar.
- En investigación: Según la Fiscalía Provincial Penal de Chorrillos, el proceso por robo y homicidio de Olinda continúa en investigación y aún siguen las diligencias correspondientes del caso. Todavía no tienen identificado al culpable.
- Campaña: En mayo del 2017, el Gobierno lanzó la campaña #CelularRobadoCelularBloqueado. Esta fue liderada por el entonces ministro del Interior Carlos Basombrío.
- Primer paso: Como parte de esta iniciativa, primero, se dispuso retirar de circulación los aparatos reportados robados, perdidos o simplemente sin dueño identificable.
- Detalles: Para obtener más información sobre este programa del Mininter, visite la página: celulares.mininter.gob.pe.
—Sin resultados—
Gracias a los datos que obtuvo, la policía pudo identificar un auto blanco sospechoso, pero tras los peritajes realizados resultó que no era el del asesino.
Lo último que Dicenia escuchó de la policía fue: “Deberías dedicarte a ser policía. Tú has hecho el trabajo de los demás, pero ya no se puede hacer nada”.
El comandante Víctor Revoredo, de la División de Homicidios de la Dirincri, dice que el trabajo que realizó la policía fue efectivo porque se halló un auto. Sin embargo, reconoce que la investigación tuvo dificultades.
“Yo solamente le pido que confíe en su policía. Si bien es cierto por lo complicado de la cosa no es justificación, pero sí le digo estoy seguro, como en muchos casos con el mismo modus operandi, hemos tenido la capacidad de respuesta para resolverlos. Nosotros vamos a resolver este caso. Es un compromiso”, prometió.
Desde hace dos años, cada 16 de octubre, Dicenia, su hermana y su mamá le escriben a Olinda. Colocan sus mensajes en un globo de helio y lo sueltan frente a su tumba pidiendo que en algún lugar del cielo sean leídos. La hija de Olinda cree que su mamá se convirtió en paloma y que algún día volverá. Su familia aún no ha sido capaz de desmentirla.