Esta última semana se han anunciado planes para implementar ciclovías los domingos en dos avenidas de Lima. El primero es la extensión del carril exclusivo de las avenidas Garcilaso de la Vega y Tacna hasta el distrito del Rímac. El otro es la Vía Activa Brasil, que consiste en el cierre de los carriles centrales de la avenida Brasil un domingo cada mes para promover el uso de la bicicleta.
Los dos proyectos son positivos en el sentido de que proponen recuperar una avenida como un espacio público de ocio a través de la gestión del tiempo. Es la aplicación del sentido común, pues se permite que estas avenidas carguen tráfico cuando más sea necesario y se recupera el espacio el día de semana con menos tráfico.
Por otro lado, se espera que estas iniciativas promuevan el uso de la bicicleta como un modo de transporte, dando un espacio para que las personas aprendan a montar la bici y normalizar el uso de este vehículo a escala metropolitana.
De hecho, menos del 1% de viajes se realiza en bicicleta en Lima. Esta cifra es muy baja en relación con otras ciudades de América del Sur, y especialmente baja dado que Lima es en gran parte plana y casi nunca llueve. Se puede explicar la cifra por el hecho de que en Lima existe un caótico tráfico y niveles extremos de contaminación, que hacen que pedalear aún no sea un modo que pueda competir con el uso de un bus, taxi o vehículo privado.
Mientras propuestas como la Vía Activa Brasil y la prolongación de la Ciclodía en Garcilaso de la Vega-Tacna son positivas y populares, realmente no son estrategias de movilidad, sino estrategias de ocio. Para promover la bicicleta como una estrategia de movilidad, sería necesario generar lugares seguros para montar bicicleta, con bajos niveles de contaminación, que conecten con las centralidades de empleo y educación, y que funcionen todos los días de la semana.
Por otro lado, mientras existe voluntad política para generar carriles exclusivos para bicicletas (por lo menos los domingos) hasta ahora, parece que hay poca voluntad para generar carriles exclusivos para transporte público, el modo responsable de la gran mayoría de viajes en Lima. En comparación, en Sao Paulo existe una normativa que establece que en cada avenida con tres o más carriles, uno se destinaría exclusivamente para buses.
En el caso de Lima, además de promover carriles exclusivos para bicicletas los domingos, la implementación de carriles exclusivos para buses podría mejorar la capacidad en estas avenidas, y reducir los tiempos de viaje para la mayoría de limeños