“Esta es una alternativa segura para movilizarse durante el estado de emergencia”. Así presentaba el alcalde de San Isidro, Augusto Cáceres Viñas (Acción Popular), la flamante ciclosenda destinada a conectar el malecón de su distrito con el de Miraflores.
Pero El Comercio comprobó que esta vía, que bordea el parque Bicentenario –antes conocido como parque Ecológico–, presenta deficiencias y podría ser peligrosa para peatones y ciclistas.
En algunos sectores, el carril bidireccional para bicicletas tiene un ancho de 1.45 m y el asignado para el tránsito de personas a pie llega a 1.32 m. Según los estándares nacionales e internacionales, este espacio es insuficiente.
El Manual de Criterios de Diseño de Infraestructura Ciclo–inclusiva y Guía de Circulación del Ciclista, publicado por la Municipalidad de Lima en el 2017 y vigente hasta hoy, refiere que el área para un carril unidireccional para bicicletas debe ser de 1.40 y para uno bidireccional, de entre 2.20 y 2.80 m.
En el caso de espacios compartidos como una ciclosenda, el ancho mínimo debe ser 3.20 m y el recomendado, 4 m. Las diferencias son evidentes.
El Comercio contactó a Nancy Ninapaitán Delgado, gerenta de Desarrollo Urbano y Seguridad Vial de la Municipalidad de San Isidro, para conocer cuáles fueron los criterios utilizados para asignar los espacios en la obra.
“Lo que la municipalidad ha presentado es una facilidad al ciclista para que pueda trasladarse. […] Ese es el espacio que hemos podido tomar de la zona del parque, ese era el ancho máximo que podíamos usar”, respondió.
A pesar de nuestra insistencia, Ninapaitán Delgado no explicó el sustento técnico mediante el cual se definió el ancho de los carriles.
–Curva peligrosa–
“Las ciclosendas se deben planear en entornos con bajo flujo peatonal o que cuenten con el ancho necesario para garantizar la circulación cómoda y segura tanto de ciclistas como de peatones”, indica el manual para el diseño de infraestructura cicloinclusiva.
Pero la tarde del sábado, por ejemplo, El Comercio observó en San Isidro una imagen opuesta y reiterativa: un gran número de ciclistas atascados en una curva pronunciada de la senda. Para continuar su camino, algunos invadían el carril peatonal. Otros preferían bajar de sus bicicletas y seguir a pie.
“Esta curva es un punto ciego, porque con ese muro de bambú es imposible ver a alguien que viene en dirección contraria. Además, en esa zona la pista está en bajada, lo cual es un factor de riesgo que podría generar accidentes”, opinó Gianmarco Pérez, miembro del club de ciclistas Quimera CC que nos acompañó en el recorrido.
Al respecto, Nancy Ninapaitán informó que la semana pasada se colocó en la curva un espejo convexo como el que se utiliza en las salidas de garajes para evitar accidentes. Sin embargo, El Comercio corroboró que ningún ciclista o peatón notaba este objeto cuando transitaba por la senda.
“Mira, yo también he estado en el sitio y no lo he visto [el espejo]. Este es un recurso empleado para un pésimo diseño”, aseveró Javier Flores Ardiles, arquitecto y experto en movilidad urbana sostenible.
Francisco Castro Peñafiel, otro ciclista de Quimera CC que participó en nuestra inspección, apunta que la estrechez de los carriles ocasiona confusión. “Muchos ciclistas rodamos [manejamos] por aquí y hasta que no vemos a una persona detenida no nos damos cuenta de que uno de los espacios es para los peatones. Y se nota la improvisación, porque cuando vas avanzando varía el ancho de tu carril”, expresó.
Sobre este punto, la gerenta municipal de San Isidro señaló que “lo que menos queremos es que exista cualquier tipo de accidentes y si tenemos que mejorar la señalética, lo vamos a hacer”.
–Obstáculo vial–
En la ciclosenda también llama la atención la presencia de una banca de concreto en el carril para bicicletas. No hace falta ni siquiera estirar las piernas para interrumpir el tránsito fluido en la vía.
“¿Qué pasa si alguien sale a caminar con su perro y quiere detenerse en esa banca? La obra no está pensado en el ciudadano, [la municipalidad] no está pensando en cómo hacer más confortable la vida del vecino. Están pensando en cómo salir del paso”, destacó Cynthia Yamamoto, cofundadora del colectivo peatonal Peruanos de a pie y vecina de San Isidro.
En tanto, la gerenta de Desarrollo Urbano del distrito reconoció que “si bien es cierto el personal [de serenazgo] que está en ese lugar está custodiando, puede generarse un tipo de accidente en ese espacio”. Añadió, no obstante, que “la banca es un elemento existente del proyecto inicial y no la podíamos eliminar porque ya había una inversión”.
Asimismo, Nancy Ninapaitán reveló que la Subgerencia de Tránsito y Movilidad Urbana ya estudia el flujo de ciclistas y peatones en la ruta “para tomar algún tipo de decisión que podría mejorar el funcionamiento de esta ciclosenda”.
En otras palabras, de acuerdo a la versión de la gerenta de Desarrollo Urbano, el municipio evaluará si la vía se convierte en un camino exclusivo para bicicletas.
–Cambios y expedientes–
Manuel Velarde, antecesor de Cáceres en el municipio de San Isidro, relató que en el proyecto original, la ciclosenda debía atravesar el parque Bicentenario. La vía recientemente inaugurada no existía, pues era parte del parque.
Ese plan tenía autorización del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) e incluso recibió la opinión favorable de la Autoridad del Proyecto Costa Verde (APCV).
Consultada por el expediente técnico para modificar la obra, Nancy Ninapaitán respondió: “No hemos cambiado el proyecto. Hemos incorporado una acción dentro del expediente técnico que ya se estaba ejecutando. Como forma parte de un proyecto más grande, no necesitamos un estudio adicional que complemente la autorización que ya se había obtenido por el proyecto del parque”.
La representante de la Municipalidad de San Isidro agregó que esto fue comunicado a la APCV y que “nos dijo verbalmente” que el cambio era correcto.
El Comercio buscó a la autoridad de la Costa Verde para recoger su versión sobre estos hechos, pero al cierre de este reportaje no obtuvimos respuesta.
“Me parece que esta ciclovía ha sido un tema muy improvisado, se han quejado bastante. Y al comienzo, la intención de Cáceres era que la ciclovía no pasara por ahí, sino por [la avenida] El Ejército. Él comenzó a construirla hasta que [el municipio de] Lima le dijo que se detuviera. Entonces, metió la pata y se pagan las consecuencias con el capital de la municipalidad”, cuestionó Gustavo Massa, regidor de San Isidro por Acción Popular.
Hasta inicios de este año, la intención del alcalde de San Isidro era que al cruzar el puente de la Amistad, la vía para ciclistas desembocara en el separador central de la avenida El Ejército, una vía metropolitana sobre la que la Municipalidad de Lima tiene potestad.
Los trabajos ya habían comenzado, pero en febrero la gestión de Jorge Muñoz –coincidentemente, representante del mismo partido que su colega de San Isidro– se opuso a que estos continuaran y ordenó su paralización. Así, Cáceres Viñas se vio obligado a buscar una nueva alternativa: la ciclosenda que ahora bordea el parque Bicentenario.