Conviene recordar el inmenso bagaje histórico que esta área de Lima tiene mientras la excavan y se convierte en el símbolo de todo lo que está mal con esta administración municipal. La historia de este lugar no nace con la llegada de los españoles, la Lima de los antepasados cultivó esta área a través de un ramal del canal Guatca o Huatica en una zona que pertenecía al curacazgo de Limatambo y en el que habían varias huacas, una de ellas, destruida en 1955, fue la huaca La Universidad o Guaca Grande en donde hoy se levanta el hospital Edgardo Rebagliati Martins.
Ya en la colonia, en la repartición de tierras, esta área fue de propiedad de la familia de Nicolás de Ribera ‘El Mozo’, quien fuera también alcalde de Lima. Ribera se casó con Inés Bravo de Lagunas, según Garcilaso la primera dama noble en llegar a estas tierras. Una de sus hijas se casó con el capitán Diego de Agüero y se llamó Beatriz, según la tradición, en su nombre se llamó así la urbanización Santa Beatriz. En los primeros años de la República la hacienda que había pertenecido a los jesuitas pasó a manos de la familia veneciana de los Cavenecia, quienes intentaron quedarse con el fundo de cañaverales pero, luego del derrumbe de las murallas limeñas en 1868, el Estado se adueñó del entorno.
La zona aledaña a la avenida 28 de Julio pasó no solo a ser la nueva perita en dulce de los urbanizadores, sino el entorno del ocio limeño por excelencia. La zona fue la espalda del parque que albergó a la Exposición Internacional de Lima de 1872 y luego la aparición del Hipódromo de Santa Beatriz en 1903 (lo que es hoy el Campo de Marte es el interior del circuito) determinó un sentido para su urbanización en donde la mesocracia podía jugar a ser parte de una nueva Lima.
Hay aún pequeñas casas con techos a dos aguas que se quedaron en ese pasado rural y sobreviven también aquellas con retiro y jardín, una nueva concepción de vivienda en ese entonces. De allí nacen el Lawn Tennis (mudado a ese local en 1912), el Estadio Nacional, la piscina olímpica, el Parque de La Reserva, el velódromo (cuya traza sobrevive en el parque Hernán Velarde).
El Campo de Marte se fue construyendo de a pocos en lo que fue el hipódromo y es allí donde Juan Bielovucic realiza su histórico vuelo en 1911 y luego se convierte en pista de aterrizaje. El mismo aviador asistiría en 1937 a la develación del monumento a su amigo Jorge Chávez que relata la ascensión y caída de Ícaro. Este monumento se ubicó primero muy cerca del actual emplazamiento. Hay una fotografía que nos muestra una pequeña laguna cerca, sin duda, el empozamiento del precolonial Huatica. Tan solo cinco años antes, Sánchez Cerro era asesinado, muy cerca de allí.
Tempranamente también sucumbirían el arco morisco de la amistad regalado por España en el centenario de nuestra independencia y un árbol que se sembró frente al Lawn Tennis para celebrar los cuatrocientos años de la fundación de Lima. Aunque la arranquen de raíz, la historia permanece.