Esta mañana murió Luis Castañeda Lossio, quién fuera alcalde de Lima durante tres periodos (del 2003 al 2010 y del 2015 al 2018) y líder del partido político Solidaridad Nacional (SN). Un paro cardiaco acabó con su vida en el Hospital Edgardo Rebagliati, después de haber padecido por varios años una enfermedad.
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En su momento, Castañeda gozó de gran popularidad como alcalde. Llegó incluso a tener picos de aprobación de 87% en agosto y diciembre del 2006, según cifras de Ipsos Perú, por encima de todos los burgomaestres de la Municipalidad de Lima desde 1990. Sin embargo, en los últimos años, esto cambió debido a denuncias de corrupción, obras sin estudios técnicos y el caso Lava Jato. Su muerte le sobrevino mientras cumplía detención domiciliaria.
¿Cuál es el legado que deja Castañeda para la capital? “Para mí, sin lugar a equivocarme, ha sido de lejos el mejor alcalde que ha tenido la ciudad de Lima”, afirmó Norma Yarrow, congresista y exregidora de SN durante las dos primeras gestiones de Castañeda.
Entre sus obras, destacó la construcción de las escaleras solidarias, que se colocaron por primera vez en los cerros de la capital y con ellas se facilitó el tránsito y se mejoró la calidad de vida de las personas que viven en estos lugares.
También destacó la implementación de los hospitales de la Solidaridad, con los cuales se llevó y se lleva los servicios de salud a los lugares más alejados de la ciudad.
Mariana Alegre, de Lima Cómo Vamos, coincidió en que lo positivo de la gestión del exalcalde fue la construcción de las escaleras solidarias y los hospitales de la solidaridad. Destaca que estas obras atienden de manera directa los problemas de las personas, aunque no los resuelvan.
Sin embargo, considera que lo negativo de la gestión del exalcalde es haber dejado una mirada y un enfoque de la ciudad pro auto, que sigue vigente en las obras y es tan perjudicial. Es decir, una ciudad más pensada para los autos: autopistas, y no para las personas [ lee al final su opinión completa].
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Aldo Facho, arquitecto urbanista y cofundador de la Red Latinoamericana de Urbanistas, señaló que otro punto a favor de Castañeda fue la implementación de los hospitales de la solidaridad. “No es lo ideal, pero fue una solución que ha ayudado a muchas personas a contar con un servio de salud pero con la intermediación del municipio. Eso me parece que fue interesante, pero que quizá no se explotó en otros servicios más”, opina.
En lo negativo, Facho agrega la postergación de la elaboración del plan de Lima y no haber fortalecido la concertación desde la planificación. Esto, dijo, ha generado enormes retrasos en la ciudad en materia de aportar bienestar a las personas, desde servicios como agua y desagüe, equipamiento, hospitales, transporte público [lee al final su opinión completa].
Luis Quispe Candia, de Luz Ambar, su parte destacó la construcción del Metropolitano aunque no haya iniciado completo. “Ha hecho una gran labor y ha dejado las bases sentadas para la implementación de un servicio integrado de transporte, pero que lamentablemente desde el inicio, es decir, lo que se había comenzado e inaugurado en el 2010 con el Metropolitano ha quedado trunco durante estos 11 años, y no se ha cumplido con ese propósito”, dijo [lee al final su opinión completa].
A continuación las obras aplaudidas y cuestionadas que dejó durante sus tres periodos:
El Metropolitano
No fue su idea, sino la del exalcalde de Lima Alberto Andrade, es más, él incluso propuso la construcción de un tren para solucionar el problema del transporte en la capital, sin embargo, una vez en la alcaldía de Lima, Luis Castañeda asumió el proyecto y pasó de llamarse Lima Bus a El Metropolitano.
Este sistema de transporte empezó a funcionar de manera oficial en julio del 2010, en el segundo gobierno de Castañeda en Municipalidad Metropolitana de Lima (MML). No estuvo exento de cuestionamientos, sin embargo, es indudable que transformó la forma cómo se movilizan los limeños, haciendo los viajes más rápídos y seguros.
En la actualidad, el sistema se ha visto rebasado por la demanda y se construye la ampliación del Metropolitano, a partir de la Estación el Naranjal (distrito de Independencia) hasta la intersección de las avenidas Chimpu Ocllo y Universitaria (Carabayllo), en Lima norte.
Los hospitales de la Solidaridad
El Sistema Metropolitano de la Solidaridad fue creado de manera oficial en setiembre del 2004, vía una ordenanza, pero ya estaba funcionando un año antes, después de que 21 buses inoperativos de la antigua empresa Enatru fueran convertidos en consultorios médicos móviles.
Se cuenta que el 3 de enero del 2003, nada más empezar su primera gestión, Castañeda se encontraba en un depósito de chatarra en Cantagallo y ahí, mirando los vehículos destartalados, tuvo la idea, e inmediatamente llamó por teléfono a Luis Rubio, un cirujano con amplia experiencia en administración de salud y quien anteriormente había dirigido con éxito los hospitales de campaña de la Seguridad Social, del que el alcalde había sido presidente ejecutivo años atrás.
—Ven, tengo una propuesta extraordinaria— le dijo Castañeda a Luis. Y posteriormente, cuando llegó al lugar, le explicó su idea y le dio el encargo de materializarla.
Los primeros Medi Buses, como se llamaban por ese entonces, fueron presentados públicamente en abril del 2003 en la plaza de armas y luego empezaron a visitar las zonas más alejadas de la capital y otros se instalaron de forma estrategíca en un terreno prestado en el distrito de Independencia.
Los hospitales de la Solidaridad ahora no solo se pueden encontrar en Lima, sino también en otras ciudades del país como Chiclayo.
En la actualidad, brinda 10 millones de atenciones al año.
“Se inventó algo nuevo con el propósito de ir a donde se requería, con precios asequibles, con tecnología pero sobre todo con trato humano”, ha dicho Castañeda sobre estos hospitales.
Las escaleras de la Solidaridad
El exalcalde Lima también será recordado por estas obras. Sobre ellas, dijo: “Entonces muchos se rieron y dijeron que eran diminutas escaleras…porque es cómodo vivir en la ciudad, en casas de uno o dos pisos o en edificios con ascensores. Al margen del dolor humano. Teníamos que atenderlos y lo hicimos. Ahora, los habitantes de los cerros de Lima pueden bajar fácilmente a la zona urbana, con los zapatos limpios y de forma segura”.
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La primera escalera “solidaria” se construyó fue en el cerro Papa, en el 2002, lugar donde se unen los distritos de Villa El Salvador, Villa María del Triunfo y San Juan de Miraflores. Ese año, Castañeda ganaría las elecciones municipales e iniciaría su primera gestión.
Una vez en la alcaldía, implementó el Programa Apoyo Solidaridad (PAS), que empezó a funcionar en las instalaciones de Emape.
Hasta el 2010, la MML había construido 4018 escaleras que beneficiaban a más de 3 millones de personas.
“Gracias a ellas se acortaron las distancias y se redujo el tiempo para salir o llegar a casa, quedando en el olvido esas tediosas y accidentadas caminatas”, se lee en un documento de la municipalidad.
Circuito Mágico del Agua
Se encuentra ubicado en el Parque de la Reserva y fue inaugurado en julio del 2007, en la segunda gestión de Castañeda. Es uno de los proyectos municipales de gran envergadura, ícono de la ciudad de Lima y símbolo de la recuperación de los espacios públicos de Lima.
La obra cuenta con trece fuentes cibernéticas, apoyadas con la más alta tecnología donde la música, el agua, el sonido y luces láser se mezclan para presentarnos espectáculos únicos e increíbles.
Reforma trunca del transporte
La tercera gestión fue una de las más cuestionadas del exalcalde Castañeda, evidenciado en el punto de aprobación más bajo de toda su trayectoria política. Ingresó con un respaldo de casi el 80% y se despidió con 76% de rechazo.
Una de las críticas más fuertes contra Castañeda fue que el caos vial se agudizó en sus años en la comuna. Decidió no continuar con el reordenamiento de la Av. Abancay, que impulsó la anterior gestión, con el despido en el 2015 de un gran número de inspectores que se encargaban de ordenar el tránsito en esta vía y en otras, como la del corredor azul (Tacna-Garcilaso de la Vega-Arequipa) y el corredor rojo (La Marina-Javier Prado).
Se puso freno a la reforma del transporte al autorizar hasta el 2019 a 339 empresas de buses y coasters. No se avanzó en la ampliación del Metropolitan y sus proyectos de infraestructura, como el by-pass de 28 de Julio, incrementaron el tráfico en la ciudad.
By-pass 28 de julio
El 27 de abril de 2016, la Municipalidad de Lima puso en funcionamiento la primera obra de la tercera gestión de Luis Castañeda Lossio: el by-pass de la avenida 28 de Julio por el cual se desapareció el proyecto “Río verde” de la gestión anterior. Fue una obra que tuvo críticas incluso antes de que las grietas y hundimientos aparecieran en el concreto. Se hizo sin estudios técnicos, el costo se incrementó y la utilidad de la obra era cuestionada por generar un cuello de botella más para la ciudad.
Según denunció Cuarto Poder en junio de 2017, un informe del Órgano de Control Interno (OCI) de la Municipalidad de Lima indicaba que se necesitaban 22 millones de dólares adicionales a los 59 millones que se habían gastado hasta setiembre del 2016 en la obra. Es decir, un total de 81 millones de dólares que exceden en 7 millones el fideicomiso de 74 millones de dólares de Río Verde que fueron destinados a este proyecto. Además del by-pass se construyó en la avenida 28 de julio una alameda, en la que inicialmente se prometieron 8 mil metros cuadrados de áreas verdes (tal como se indica en su web institucional), pero finalmente se entregaron 3 mil metros cuadrados.
Sin contar con que el expresidente de la constructora brasileña OAS Adelmario ‘Leo’ Pinheiro Filho, así como tres ex ejecutivos de la empresa, confesaron a los fiscales peruanos que Luis Castañeda Lossio, antes de asumir la Alcaldía de Lima por tercera vez, conminó a la empresa a no seguir invirtiendo en el proyecto Río Verde.
Puente Bella Unión
El 17 de julio de 2017, luego de dos años de obras en el Puente Bella Unión (cuatro desde el colapso de la estructura), la Municipalidad de Lima reabrió al tránsito vehicular el puente que une el Cercado de Lima y San Martín de Porres en el 2019.
Sin embargo, el puente fue inaugurado sin cruceros peatonales ni semáforos, poniendo en riesgo a los peatones. A la obra le colocaron arcos amarillos con fines “ornamentales”. El puente demandó una inversión de 18 millones de dólares más IGV. No obstante, el proyecto completo que incluye el viaducto de la Av. Morales Duárez estaban presupuestados en más de US$ 41 millones, de acuerdo a la adenda N° 2 del contrato de concesión del proyecto Línea Amarilla.
Habla Castañeda
Un punto crítico de su última gestión se evidenció en la conformación de la plataforma ciudadana ‘Habla Castañeda’, que llegó a reunir más de 25 mil firmas para que el alcalde responda un pliego interpelatorio. En febrero del 2018, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) dio un plazo de 60 días para que responda 141 preguntas como el costo final del puente Bella Unión, del by-pass de la avenida 28 de Julio, ingresos por boletería de los parques zonales, inversión en el Metropolitano, entre otros. Fue la primera vez que se recurrió al JNE para que una autoridad dé explicaciones a los vecinos.
Comunicore
Una de las denuncias más graves contra Castañeda nació en su primera gestión. A principios de diciembre de 2005, la Municipalidad de Lima tenía una deuda de más de 35 millones de soles con Relima, entonces empresa de servicios de limpieza, que cedió sus derechos del cobro de esta deuda a Comunicore. A inicios del 2006, la primera gestión de Castañeda Lossio canceló toda la deuda, en menos de una semana a Comunicore, pero esta le dio solo S/15 millones a Relima.
En su momento, El Comercio informó que para hacer el pago, la comuna desvió fondos del municipio destinados a otros rubros. La transacción no contó con informes legales y financieros. No se sabe qué pasó con los S/21 millones restantes.
En diciembre del 2019, la Tercera Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Lima sentenció a cuatro años de prisión suspendida condicionada al pago de la reparación civil a los exfuncionarios de la Municipalidad de Lima involucrados en el Caso Comunicore
El puente Solidaridad
En marzo del 2017, durante los peores días de la emergencia por El Niño costero, el puente Solidaridad inaugurado por la segunda gestión de Castañeda no soportó la crecida del río Rímac. El episodio terminó viralizándose por la explicación de uno de sus funcionarios, que minimizó el hecho: “No se ha caído, se ha desplomado”. Una investigación de la Contraloría de la República halló deficiencias en el puente desde su concepción.
Estas son las opiniones completas:
Luis Quispe Candia: ni Magdalenas ni Pïlatos
En noviembre del 2002, en el debate municipal en Manchay, Alberto Andrade y Luis Castañeda presentaron sus propuestas para solucionar el caótico transporte urbano de Lima. Andrade propuso los corredores segregados a la manera del Transmilenio de Bogotá y Castañeda, continuar el tren del puente Atocongo hasta Ancón por la Vía de Evitamiento. Al ganar las elecciones, Castañeda recibió el proyecto de Andrade y creó Protransporte para implementar el Sistema de Corredores Segregados de Buses de Alta Capacidad (COSAC), un transporte integrado que constaba de nueve corredores con sus alimentadores. En julio del 2010, se inauguró el Metropolitano, el único corredor que existe. La siguiente gestión municipal desestimó los corredores e implementó, sin que se encuentren las condiciones necesarias, los corredores complementarios, azul, rojo y otros, que tienen menos de 800 buses, cuando deberían ser cinco mil buses. Con la Ley N° 30900 se creó la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) y seguimos esperando el soñado transporte integrado.
Castañeda también creó Protránsito, que aún sigue a cargo de la Municipalidad Metropolitana de Lima, para la gestión de la red semafórica con fibra óptica a más de 400 intersecciones de las 1200 existentes. Mejoró la infraestructura vial, como la Vía de Evitamiento y Línea Amarilla, puente del Ejército y otros pasos a desnivel, túneles a San Juan de Lurigancho, el “Damero de Pizarro”, varias avenidas.
Sus detractores lo llamaban el “alcalde del cemento”, pero ahí están sus obras. Sin lugar a duda, han sido tres periodos de fructífera gestión, lamentablemente [con obras] inconclusas. Además, en otros campos y zonas periféricas, implementó las escaleras, parques o clubes de esparcimiento y el hospital de la Solidaridad.
Hace unos años, cuando en una emisora de radio un funcionario de la gestión de Luis Castañeda Lossio se quejó de no tener el apoyo suficiente, el exalcalde le respondió que en la administración pública no debería haber lugar para “Magdalenas ni Pilatos”, demandando a los que trabajan para el Estado iniciativa y eficiencia.
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Mariana Alegre: un legado anticiudad
El exalcalde Luis Castañeda Lossio se hizo del sillón municipal en tres ocasiones -confirmando así su apoyo por gran parte de la ciudadanía-, a pesar de sus políticas antiurbanas y su mayúsculo desinterés por reformar el transporte, su vocación por privatizar espacios públicos, el menosprecio a la participación ciudadana, la destrucción de los espacios naturales como la Costa Verde y la trampa a la que quiso acostumbrarnos en la gestión de sus obras. Su legado es en esencia la frase que nos ha dejado grabada: “roba pero hace obra”. ¡Vaya trascendencia!
Fue, sin embargo, hábil para leer esas necesidades ciudadanas dejadas por décadas en el olvido y que vistió de populismo. Las escaleras –gestionadas con Andrade- dotaron de dignidad la caminata de millones de personas aunque también consolidaron su vulnerabilidad al ocupar zonas de alto riesgo. El Metropolitano –otra herencia de Andrade- lo aprovechó como caballito de batalla y fue pieza clave para transformar la movilidad en la capital más allá de que luego no hiciera nada por ofrecernos un mejor transporte y, al contrario, buscara entorpecer cualquier avance. Los Hospitales de la Solidaridad llevaron atención médica sin largas colas ni maltrato a miles de pacientes.
Nos deja una ciudad que todavía entiende al cemento como sinónimo de obra y el enfoque para los autos como el único válido para el desarrollo urbano. Nos deja una idea de gestión pública que solo alimenta una estructura de negocio (o negociados). Sus obras continúan construyéndose (como el paso a desnivel del Óvalo Monitor) y por eso es tan difícil “desmontar” su legado. Esa herencia, tan impregnada en el imaginario social, es lo que ahora tratamos de demoler y de demostrar que una ciudad para las personas nos genera más bienestar y prosperidad que su idea de anti-ciudad. Como bien dijo un colega, si bien Castañeda Lossio ha fallecido, en realidad, no ha muerto.
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Aldo Facho: el recuerdo que nos deja el paso de Castañeda por la alcaldía de Lima
En su primer gobierno, el señor Castañeda supo captar el voto de las personas más vulnerables de la ciudad, haciendo obras de bajo presupuesto y alto impacto social, como fueron las escaleras en los cerros. Rápidamente se puso el casco de constructor y menospreció la planificación urbana como una herramienta de gestión estratégica y participativa. Se esmeró en llenar de “obras” la ciudad, pintando todo de amarillo e instalando rejas con forma de sol, ambos símbolos de su partido. No le interesó escuchar y dialogar con las y los vecinos, se cerró en su slogan “construyendo” y se negó a debatir y a hablar con la prensa. Asimismo, se apropió de los proyectos de sus adversarios, como el Lima Bus del exalcalde Alberto Andrade y desbarató otros por el simple hecho de haber sido propuestos por otro partido. Quizás el punto de inflexión de esta forma de hacer política fueron los baipases de 28 de Julio, que ejecutó, en contra de la opinión pública, con el dinero reservado para el Parque del Río Rímac. Dicha acción le generó una enorme impopularidad y marcó su tercer y último gobierno.
Las denuncias por corrupción fueron manchando su gestión y su incapacidad de comprender que ser alcalde era mucho más que inaugurar obras al costo que sea. La ciudadanía, mucho más madura y empoderada, le exigía planificar el crecimiento de la ciudad, más áreas verdes y cultura, y un transporte seguro y de calidad, y él contestaba con cemento y asfalto. Ello le generó diversos conflictos con alcaldes distritales y colectivos ciudadanos, que terminaron en la paralización de obras. Al cierre de su tercer gobierno quedó claro que la ciudad no necesita un constructor, sino un gestor urbano que planifique el mejor y mayor bienestar colectivo en base a diálogos y consensos.
En una línea:
Que la ciudad no puede ser manejada de forma autárquica, sin un marco de planificación trabajado en base a diálogos y consensos con el gobierno central, sector privado y sociedad civil; y que las personas necesitan más que escaleras, baipases y combis para vivir dignamente.
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