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IGP responde al famoso mito de octubre como el mes de los temblores
Iveth Guzmán Castillo

Hace 45 años, Lima soportó uno de los más destructivos. A las 9:21 a.m. del 3 de octubre de 1974, un movimiento telúrico de 7,7 grados en escala de magnitud momento (MWW) azotó la capital y toda la costa hacia el sur, hasta la ciudad de Pisco.

El fuerte sismo duró alrededor de dos minutos y dejó un saldo de 252 muertos y 3.600 heridos. No obstante, este terremoto no fue el único de gran magnitud reportado en la costa central del Perú, donde se encuentra Lima. También existen los ocurridos en octubre en 1746 de 8,8 grados y 1966 de 7,7 grados, respectivamente.

Frente a este panorama, una serie de creencias populares perduran con el transcurso de los años, pese a la información científica. Según el jefe del Instituto Geofísico del Perú (), Hernando Tavera, este mito obedece a que las últimas generaciones vivieron los eventos sísmicos en octubre, conocido como el “mes de los temblores”.

“El tema de que las personas asocien el mes de octubre al mes de los terremotos o de los sismos es simplemente un tema de tradición. Los eventos más importantes que han quedado en la retina de la población de Lima es parte de los terremotos que ocurridos en 1746 y 1974. El de 1974, nuestros padres y abuelos lo han pasado, y es trágico este mes”, señaló.

El terremoto del 3 de octubre de 1974 es conocido como uno de los más devastadores ocurrido en Lima. (Foto: archivo El Comercio)
El terremoto del 3 de octubre de 1974 es conocido como uno de los más devastadores ocurrido en Lima. (Foto: archivo El Comercio)

El titular del IGP aclaró que los terremotos ocurren durante todo el año e inclusive podría darse el caso con mayor frecuencia en otros meses. Además, indicó que parte de la población también lo asocia con la fe religiosa.

Recordó que, tras el terremoto del 28 de octubre de 1746 por primera vez, se realizó la procesión del Señor de los Milagros, cuyo mural se mantuvo en pie por segunda vez, después del terremoto de 1687. El acto fue declarado fiesta oficial en recuerdo de estos dos terremotos.

“En el terremoto de 1746, la autoridad dijo ‘hay que sacar al Señor de los Milagros en este mes para aplacar la ira de la tierra’. Y se estableció que se sacara en octubre y se hizo tradición. Curiosamente el terremoto de 1974 ocurrió en octubre”, acotó.

‘Silencio sísmico’

Los estudios realizados por el IGP indican que la energía sísmica no liberada en Lima desde hace más de 200 años podría provocar un terremoto de mayor a 8 grados. Esto se debe a que los terremotos ocurridos en 1940, 1966 y 1974 solo liberaron entre el 25% y 30% de la energía acumulada.

“Lo último que hemos aportado es el hecho de que hemos identificado las zonas donde se tiene la mayor acumulación de deformación o energía. Esa zona, la más grande se encuentra, frente a la costa central del Perú, región Lima. Estamos hablando de un área bastante grande que podría generar un sismo por lo menos mayor a 8,5 grados”, acotó Tavera.

Estudios realizados por el IGP indican que la energía sísmica no liberada en Lima desde hace más de 200 años. (Foto: archivo El Comercio)
Estudios realizados por el IGP indican que la energía sísmica no liberada en Lima desde hace más de 200 años. (Foto: archivo El Comercio)

Falta de cultura de prevención

El titular del IGP respecto al panorama de Lima tras un terremoto similar al del 3 de octubre de 1974 de 7,7 grados, dijo que dejaría mayores secuelas en la ciudad porque a la fecha existe mayor cantidad de habitantes y de viviendas autoconstruidas. A esto se suma la falta de cultura de prevención, refirió.

“Lo que tenemos que pensar es que, en 1974, el área de Lima Metropolitana incluyendo el Callao era la tercera parte de lo que hoy es Lima Metropolitana. Por ello, en un sismo con las mismas características y magnitud probablemente el daño en Lima sea mayor. Siempre hemos dicho que el daño en una ciudad va a depender de la calidad de las viviendas y sobre que suelo están construidas. Entonces, cuando uno mira las viviendas que están en San Juan de Lurigancho, San Juan de Miraflores, Lurín, Villa El Salvador, San Martín de Porres, Independencia, Puente Piedra, Carabayllo, Ventanilla y Ancón, se da cuenta que el riesgo es bastante alto”, dijo.

“Creo que el Estado está haciendo el esfuerzo importante en difundir la figura de la prevención y la gestión de riesgos ante desastres. Como resultado de eso son los simulacros que se vienen realizando [sin embargo ]no hay un compromiso por parte de la población de hacer cada vez más real su participación en estos”, finalizó.

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