El niño tenía 7 años y su hermana 2 cuando vieron el asesinato de su madre. Él se aferró a la pierna del asesino para intentar impedir que la acuchillara en el dormitorio donde los tres dormían. Ocurrió hace casi un año y ambos siguen recibiendo terapia en el hospital María Auxiliadora para afrontar –si cabe la posibilidad– el brutal crimen del que fueron testigos. Por paradójico que suene, la presencia de los niños en el asesinato fue clave para que el culpable, Jean Piero Castro Gouveia, fuera condenado con la más alta pena que contempla el Perú.
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El último miércoles, la Corte Superior de Justicia de Lima Sur dictó cadena perpetua a Castro Gouveia, un ciudadano venezolano de 37 años, por el delito de feminicidio en agravio de su expareja, ocurrido el 27 de noviembre del año pasado en el distrito de Chorrillos. Es la primera condena de este tipo por feminicidio.
El juzgado también ordenó una reparación civil de S/172.800 a favor de los deudos.
—Inhumano y cruel—
La fiscal a cargo del caso, Doris Álamo Martínez, de la Primera Fiscalía Superior Penal de Lima Sur, explicó que la investigación estableció que el crimen fue premeditado por Castro Gouveia luego de que la víctima terminara la relación que tenían. Él mismo reconoció que ese mismo día, más temprano, fue al mercado La Paradita y compró un raticida a S/ 3.
Durante la madrugada, con el veneno y un cuchillo de 25 centímetros, ingresó a la casa donde vivía la joven de 25 años con sus dos hijos (de una relación anterior), subió al tercer piso, entró al cuarto donde la familia dormía y la atacó. Aún con vida, fue llevada al hospital Casimiro Ulloa, pero no resistió. La necropsia confirmó que la causa de la muerte fue degollamiento.
“Fue un hecho de suma crueldad y trato inhumano que fue presenciado por dos niños. El niño mayor incluso salió en defensa de su madre y pidió auxilio. Los testigos que fueron al juicio contaron que los gritos desesperados del niño se escucharon a dos cuadras del inmueble”, dijo la fiscal a este Diario.
El asesino argumentó que estaba desesperado y tomó veneno luego del crimen –también fue llevado al hospital–. Pero la fiscal aclaró que ningún examen acreditó de manera fehaciente que lo hiciera. Además, durante el juicio intentó defenderse señalando que actuó “de momento”. El tribunal rechazó este descargo.
“Actuó sin el menor remordimiento, valiéndose de la ventaja de tener a una persona dormida, que no tuvo ninguna ocasión para defenderse”, enfatizó la fiscal.
—Condena histórica—
Es la primera vez que un feminicida es condenado a cadena perpetua después de las modificaciones al Código Penal, a través del Decreto Legislativo 1323, que en agosto del año pasado endureció penas para agresores en casos de feminicidios, violencia familiar y violencia de género, explicó Paola Onofre Grandez, abogada del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).
En diálogo con El Comercio, la abogada sostuvo que ese decreto legislativo incorporó como agravante del feminicidio la presencia de los hijos de la víctima. Sin este cambio el caso no habría recibido la sentencia ejemplar.
“El colegiado fue firme para dictar la máxima pena en función del daño psíquico que han sufrido los niños”, dijo. Ambos sufren estrés postraumático.
Onofre Grandez asumió la defensa de los deudos en agosto pasado a solicitud de la madre de la víctima. “En la última marcha #NiUnaMenos, la abuela pidió ayuda a nuestro equipo porque la prisión preventiva estaba por vencer”, indicó. Es así que ese mes se logró ampliar la medida por cinco meses más. El juicio duró un mes y medio.
La fiscal Álamo Martínez agregó que otros agravantes fueron la alevosía con la que actuó, que el caso se dio en un contexto de violencia familiar y también la discriminación contra la mujer.
Lo que sigue es garantizar que los niños sigan recibiendo atención. Por el momento, ambos han quedado a cargo de la abuela materna gracias a una medida cautelar. El MIMP pedirá que se le otorgue la custodia legal.
El sector liderado por Gloria Montenegro ha dispuesto también que la abuela de los niños reciba terapia y les viene brindando el acompañamiento correspondiente a los tres.
—Línea telefónica—
El MIMP cuenta con la Línea 100, un servicio gratuito de 24 horas para atender a las personas afectadas o involucradas en hechos de violencia familiar o sexual.
A esta línea también pueden acceder quienes conozcan sobre algún caso de maltrato en su entorno.
Este servicio cuenta con un equipo especializado en la atención de casos de violencia. Luego, estos son derivados a los centros de emergencia mujer (CEM).
Este equipo también podrá coordinar telefónicamente para que la comisaría de una zona intervenga.