La explosión en las afueras de mercado en SMP que pudo convertirse en una tragedia similar a la de Mesa Redonda: las nuevas revelaciones del caso

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El Comercio descubrió que el vehículo funcionaba como un puesto móvil de venta de pirotécnicos, los cuales detonaron en circunstancias que aún no han sido completamente esclarecidas. Este diario accedió a las tres versiones que se tienen sobre el caso.

Según información obtenida por El Comercio, testimonios declararon que, desde la zona de emergencia, un cliente que estaba interesado en comprar productos pirotécnicos fue el responsable de la explosión. Dado que no sabía cuál elegir, el ciudadano optó por encender uno de los cohetes para tomar una decisión. Este acto resultó en la cadena de explosiones de toda la mercancía.

Además de las 12 personas heridas, la detonación causó daños materiales en los edificios cercanos. La mayoría de los presentes corrió despavorido tras escuchar el fuerte estruendo. La explosión del motocarga también afectó a una farmacia de la zona, quedando completamente inoperativa.

La explosión tuvo lugar a las 5 de la tarde del 31 de diciembre en una esquina de los alrededores del mercado Sarita Colina. Testigos informaron a El Comercio que agentes de la PNP se acercaron a esta área para llevar a cabo un operativo destinado a controlar la venta de pirotécnicos informales.

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Al intervenir al propietario del vehículo, este habría encendido uno de los cohetes con el fin de evitar ser detenido. Esta acción provocó la detonación de la mayoría de los fuegos artificiales que estaban en el motocarga.

Durante la tarde del 1 de enero, el titular del Ministerio del Interior (Mininter), Víctor Torres Falcón, se trasladó al Hospital Central PNP, en Jesús María, para visitar a los suboficiales de tercera Vilmer Joel Ayala Vergara (25) y Miguel Angel Quillama Huamaní (27), quienes resultaron heridos debido a la explosión en San Martín de Porres.

Al salir del centro médico, después de dialogar con los agentes afectados, explicó que un ciudadano venezolano que llevaba una maleta que contenía granadas tipo piña habría iniciado la explosión. Aunque no se conoce aún la manera en que estas granadas detonaron, el ministro del Interior indicó que su explosión desencadenó la activación de diversos productos pirotécnicos que estaban a la venta en el motocarga.

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El titular del Mininter reveló que Ayala Vergara tiene heridas de consideración en el ojo izquierdo, mientras que Quillama Huamaní presenta quemaduras y la pérdida de varias piezas dentales.

Asimismo, dialogó con los familiares, quienes pidieron apoyo para los efectivos. “El ministro Torres manifestó que están bien atendidos y son evaluados permanentemente; además, agentes especializados de la Policía Nacional están profundizando las investigaciones para dar con los responsables”, comunicó el Mininter.

Todas las narrativas proporcionadas están siendo examinadas por las autoridades judiciales para esclarecer si la explosión fue intencional o resultado de un accidente. Se ha informado que las investigaciones correspondientes son llevadas a cabo por agentes de la comisaría Sol de Oro y detectives del departamento de Investigación Criminal de San Martín de Porres.

Carlos Gallardo, jefe de la V Comandancia del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú en el Callao, explicó que la autorización para la comercialización de pirotécnicos la otorga la Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (Sucamec). “La mayoría de los incidentes causados por pirotécnicos están relacionados con artefactos artesanales no autorizados. Estos suelen salir proyectados y terminan en espacios con materiales inflamables, provocando desastres”, comentó.

Explicó que las diminutas partículas presentes en los fuegos artificiales pueden llegar a diferentes superficies y desencadenar incendios. “Vivimos en un país lleno de tradiciones que a menudo nos llevan a realizar este tipo de actividades. Sin embargo, hacer esto en una ciudad y en áreas urbanas resulta altamente contraproducente. Por esta razón, los fuegos artificiales no deberían ser utilizados en una ciudad, ya que carecemos de un enfoque urbanístico. En muchos lugares, las viviendas se construyen con materiales propensos a arder, como madera o cobertores plásticos. Esto puede provocar que las partículas incandescentes desaten incendios en las viviendas”, sostuvo.

El comandante afirmó que durante el periodo comprendido entre la quincena de diciembre y la primera semana de enero se observa un aumento en las emergencias originadas por el uso de fuegos artificiales. “Es esencial dar prioridad al principio de la vida. Los fuegos artificiales no deben ser manipulados por niños, ya que se encuentran en el grupo con la mayor tasa de incidencia de amputaciones causadas por estos elementos”, expresó.

El brigadier del Cuerpo de Bomberos, Jorge Canal, mencionó que las partículas de los pirotécnicos suelen caer en medio de patios o vecindarios. “Todo lo que sube tiene que bajar, y algunas veces desciende en estado incandescente. No es apropiado que menores de edad hagan uso de la pirotecnia, no solo por el riesgo de incendios, sino también por el riesgo para la salud, ya que puede causar lesiones muy serias”, dijo.

Esta tragedia registrada en San Martín de Porres, trae a la memoria el infausto recuerdo de la noche del 29 de diciembre del 2001, cuando se produjo un incendio de gran magnitud en la zona comercial de Mesa Redonda. Producto del fuego y los pirotécnicos, el emporio comercial fue consumido, dejando un saldo oficial de 277 muertos y 180 desaparecidos, aunque estimaciones posteriores elevaron la cifra a 400 fallecidos.

La tragedia se originó por un encendido dentro de una galería, que a su vez era almacén de fuegos pirotécnicos. La gran cantidad de productos inflamables hizo que el fuego se extendiera rápidamente por diversos recintos, desencadenando la catástrofe.

Este hecho llevó a las autoridades a reordenar Mesa Redonda y a prohibir la comercialización de pirotécnicos en el emporio comercial. Sin embargo, aún hoy, pese a lo ocurrido, hay personas que insisten en vender clandestinamente estos artefactos.