“Una llamada puede ser la diferencia entre la vida y la muerte”, comenta el psicólogo Gary Rivera, vocero de la línea 113 del Ministerio de Salud (Minsa), cuya opción 5 es exclusiva para brindar orientación, soporte e información en salud mental. La frase antecede una de las cientos de historias que a diario se conocen en esta central. Gary ha elegido una que día a día lo motiva.
Era el año 2020 y el COVID-19 avanzaba implacable y sin control en el Perú y el mundo. Los servicios de salud estaban desbordados y la central 113 colapsaba. En la opción 5, Gary recibió una llamada. De otro lado estaba ‘Olga’, una mujer de aproximadamente 56 años, que la pandemia había inmerso en una profunda depresión. Olga necesitaba hablar, precisaba de alguien que la escuche, que la ayude a entender qué pasaba y por qué se sentía sola. Pero, fundamentalmente, por qué su hijo, que vivía en la misma casa, ya no le hablaba ni se preocupaba por ella.
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“No paraba de llorar. Se sentía una carga para su hijo y el sentimiento de abandono era muy fuerte”, recuerda. Sin embargo, Gary advirtió que la voz de Olga se iba apagando y le estaba costando hablar. Es ahí que la mujer le confiesa que, minutos antes, había tomado varios blísters de un ansiolítico: era un intento de suicidio. En la central se activó el protocolo de máxima prioridad. Gary se comunicó con el área de medicamentos y determinaron que, por la dosis consumida, Olga debía ser trasladada a un centro de salud. Sin embargo, no había unidades del SAMU disponibles. Entonces, se coordinó el envío de una unidad de la policía a su casa. “Eran minutos claves, ella estaba sola y me decía que no tenía fuerzas para moverse ni para pedir ayuda. Mi objetivo era mantenerla despierta, ganar tiempo hasta la llegada de la policía”, cuenta el psicólogo a El Comercio.
Los agentes ingresaron a la casa de Olga y la trasladaron a un hospital donde lograron estabilizarla. La llamada se prolongó por 30 minutos y, lo que parecía solo una comunicación de orientación y soporte, se convirtió en una historia de salvación y rescate.
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Primeros auxilios emocionales
Lo que Gary y el equipo de 34 profesionales de la salud mental de la opción 5 de la central 113 realizan a diario son los llamados primeros auxilios emocionales, herramientas de apoyo dirigidas a acompañar a aquellas personas que se encuentran en escenarios de crisis y tienen como objetivo recuperar el equilibrio emocional, además de prevenir alguna situación de riesgo.
Los teléfonos de la opción 5 de la línea 113 suenan al menos 900 veces al día. El grueso de las llamadas encuentran del otro lado a una persona que está viviendo una crisis o un vacío inmenso. Calmarlas y brindar información asertiva es el objetivo de este equipo, que en lo que va del año (de enero a septiembre) ha atendido más de 66.000 llamadas solo en temas referidos a salud mental y psicológica.
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Quienes contestan son operadoras y psicólogas que deben hilar muy fino durante el tiempo que se prolongue la llamada. La empatía es un valor preciado en esta conversación, pues se debe ganar la confianza de los usuarios y crear un espacio seguro para la conversación. Un movimiento en falso y podría hacerlos desistir de la llamada y cortarla.
“Quién se atreve a llamar (a la central 113 opción 5) es una persona que necesita ser escuchada, que necesita soporte y ha decidido buscar ayuda o información. Hace algunos años solo algunas personas tomaban la decisión de buscar ayuda profesional. Asistirlas requiere de especialistas comprometidos con mejorar su bienestar, entenderlos, aconsejarlos, brindar recomendaciones”, señaló July Caballero Peralta, directora ejecutiva de la Dirección de Salud Mental del Minsa, en una entrevista previa con este diario.
Ansiedad, depresión e intentos de suicidio
Las 66.055 llamadas recibidas hasta los primeros días de setiembre han significado un incremento del 15,7% respecto de las comunicaciones realizadas durante el mismo período en el 2023 (55.681).
El registro de las llamadas de este año muestra que la mayoría consultas, orientaciones o soporte son por depresión (8.185), ansiedad (7.605), estrés agudo (2.975), intento de suicidio —personas que están a punto de hacerlo o lo han hecho— (2.125). Además, hay una cifra de 45.165 llamadas que tienen otros motivos como temas académicos, familiares, bullying, problemas de pareja, etc.
En el marco del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, son preocupantes las cifras (2.125) que recibe la línea 113. En promedio, cada mes se reciben alrededor de 300 llamadas por casos de ideación suicida. Si se quiere ir más al detalle, son poco más de 10 llamadas al día. Evitar que estos intentos se concreten es el objetivo.
Las edades revelan mucho más. Solo en lo que va del 2024, 13 niños (entre 0-11 años) han intentado quitarse la vida, 177 adolescentes (12-17 años) también lo han pretendido. Asimismo, 974 adultos de entre 18 y 29 años llamaron por intentos suicidas, mientras que 784 personas de entre 30 y 59 presentaron ideación suicida. Finalmente, 75 adultos mayores también quedaron registrados en las estadísticas.
No obstante, solo en el 2022 el Sistema Informático Nacional de Defunciones del Minsa registró 686 muertes por suicidio durante el 2022. Casi dos personas al día se quitaban la vida. Del total, 463 fueron hombres y 223 mujeres, de los cuales el 20,9% corresponde a adolescentes y jóvenes de entre 15 y 19 años, mientras que el 16,6%, a una población de 20 a 24 años de edad.
La central desde adentro
Algunas veces las personas que llaman no son las afectadas por el problema. En algunos casos, son familiares o amigos que se comunican, por ejemplo, para saber cómo ayudar a una persona con ideación suicida o que están pasando por una crisis. “Lo que hacemos es orientarla sobre los primeros auxilios emocionales, que valide las emociones del otro. Muchas veces escuchar resulta más importante que hablar. El lenguaje corporal también es importante. Esas cosas compartimos”, comenta Gary Rivera.
El Comercio visitó esta central y comprobó que no hay respiro. Se trabaja las 24 horas y los 365 días del año. Siempre hay alguien detrás del teléfono buscando ayuda y eso marca una tendencia positiva en la concientización sobre la salud mental y sobre el enfoque profesional que hay que tener sobre ella.
Una llamada en promedio dura 20 minutos, aunque ello puede extenderse si el caso lo requiere. La idea es hacer que la persona que llame se sienta cómoda, con confianza de poder abrirse. “Si nosotros los apuramos o no mostramos empatía, con seguridad nos cortará o no volverá a llamar”, apunta una psicóloga.
Del mismo modo, algunas personas no terminan de confiar en una llamada y les toca a los psicólogos descubrir el motivo de la comunicación. “Muchas veces tenemos que hacer varias preguntas para que finalmente nos cuenten el problema, pero sin ser invasivos. Debemos encontrar un punto medio”, indica otro operador de la central. “Ponemos en práctica muchas estrategias dependiendo de quién llame, por ejemplo. Alguna vez hemos tenido que hablar en un lenguaje más coloquial para que los adolescentes puedan sentirse cómodos y que hablamos su idioma”, añade.
El hecho de que estas atenciones sean por teléfono permite en muchos casos que los usuarios pierdan vergüenza. “Algunos tienen reparos en hablar cara a cara con un psicólogo por los prejuicios. Hacerlo por la central hace que pierdan la pena. También hay otros que piensan que los vamos a juzgar o invalidar sus sentimientos, pero eso acá nunca ocurre”, señala Gary. La recomendación luego de los primeros auxilios en la línea 113 es continuar con la atención a través de los centros de salud mental comunitarios.
Claridad y valentía
Para el decano del Colegio de Psicólogos del Perú, Miguel Ángel Vallejos, es muy importante que una persona tenga la suficiente claridad y valentía para buscar ayuda profesional, sobre todo porque son momentos duros y difíciles. Agrega que las atenciones son un primer eslabón en la sanación y la búsqueda del bienestar, pero es importante continuar un tratamiento.
‘Lina’ ha llamado en varias oportunidades a la central 113 y sostiene que se ha convertido en un medio para resolver dudas y en algunos casos recibir soporte emocional. La primera vez que lo hizo fue para pedir orientación sobre su hijo adolescente. “En el colegio le hacían bullying, él empezó a recibir ayuda, pero en casa nosotros también necesitábamos comprender por qué le estaba pasando eso”, dice. “En otra oportunidad fue cuando perdí mi trabajo. Me despidieron de manera repentina y procesar eso fue muy duro. En las llamadas, me ayudaron a procesar en un primer término la frustración”, agrega.
‘Beatriz’ es otra usuaria que llamó a la línea 113 tras la pérdida de su mascota. “Procesar ese episodio fue complicado”, dice. “Exteriorizar el dolor y el vacío en ese momento fue de mucha ayuda”, apunta.
Para Ricardo Vergara, psicólogo y terapeuta, estos canales inmediatos de comunicación como las centrales de ayuda o las consultas por videollamadas permiten diversificar la oferta de atenciones tanto públicas como privadas, lo que genera una cultura de cuidado de la salud mental.
Cómo ayudar en casos de intentos de suicidio
Según un estudio publicado por la Sociedad Española de Psiquiatría, por cada persona que se quita la vida puede haber hasta 135 individuos en duelo. En años en que la tasa de suicidios ha superado los 700.000 casos (OMS, 2019), el duelo ha llegado a 100 millones de personas. Familia, amigos y compañeros que en muchos casos también han tenido ideación suicida. Ello lo convierte en un problema de salud pública.
Álvaro Valdivia Pareja, psicólogo clínico con especialidad en suicidología, señaló a El Comercio la importancia de que quienes estemos alrededor de una persona con problemas podamos identificar signos de alerta, a través de la empatía y la validación de sentimientos.
“Es básico y sumamente importante que la gente sepa que el suicidio implica sufrimiento. Por ejemplo, una relación difícil o alguna situación complicada que esté viviendo, o por lo que se imagina que le podría pasar en el futuro. En estos escenarios lo que hay es sufrimiento. Cuando uno entiende eso, automáticamente piensa, no se trata de debilidad de carácter, no se trata de una situación de alguien que esté llamando la atención, sino de alguien que ha intentado hacer muchas cosas para sentirse mejor”, comenta.
En ese sentido, existen una serie de recomendaciones para ayudar a personas con problemas emocionales e incluso con ideas suicidas. “En estas circunstancias se buscan dos objetivos concretos. El primero, que su emoción, si es muy fuerte, baje un poco, no por invalidarla, sino que no sea tan intensa. Usamos escalas numéricas 1 del 10. Por ejemplo, si yo siento una cólera de 10 sobre 10, es mucho más probable que actúe mi cólera y haga algo que me podría arrepentir. Pero si siento mi cólera igual, pero en menor intensidad, por ejemplo, un 5 sobre 10, es mucho más probable que pueda calmarme más rápido. Entonces, el primer objetivo es tratar de que la persona estabilice un poco su emoción, que no sea tan fuerte”.
Álvaro asevera que muchas veces no hace falta hablar, la presencia en sí misma es una muestra de respeto y apoyo. “A veces uno no sabe qué decir y créeme que un silencio respetuoso acompaña mucho mejor que un discurso de calidad. Quedarte callado y mostrar todo tu respeto y tu disposición de ayuda con tu lenguaje no verbal es mucho más potente que las palabras que puedas decir. Acompañar con tu presencia vale un montón”.
- Para mayor orientación en temas de salud mental puede llamar a la línea gratuita 113, opción 5, disponible las 24 horas, los 7 días de la semana.
- También puede acercarse a cualquiera de los 292 Centros de Salud Mental Comunitaria (CSMC) a escala nacional. Estos cuentan con personal especializado en adultos, niños y adolescentes. Puede conocer los CSMC más cercanos a su domicilio ingresando aquí.
- Además de los CSMC, el Minsa tiene 49 unidades de hospitalización en salud mental y adicciones en los hospitales generales, 94 hogares protegidos para la población con discapacidad psicosocial en abandono familiar y condición de calle.
Si deseas recibir orientación en momentos de ansiedad, depresión, bullying, drogadicción, alcoholismo, violencia familiar, etc. Puedes hacer tus consultas llamando a la central 113 opción 5 o por WhatsApp o Telegram a los teléfonos 955557000 o 952842623, o enviando un correo electrónico a infosalud@minsa.gob.pe.