Sebastián Ramírez Mendoza

Durante la madrugada del 1 de octubre, detonó una granada en la puerta del hotel Aristo, en , hecho que dejó atónitos a todos los transeúntes del lugar. Sin embargo, este no es un caso aislado, ya que los vecinos y comerciantes de la zona aseguran que se ven obligados a quedarse en sus propiedades a partir de la tarde por la actividad de las redes de delincuencia y el proxenetismo.

La ‘zona roja’ se ubica en el cruce de las avenidas Arequipa e Ignacio Merino con la calle José Bernardo Alcedo, hasta llegar al jirón Risso. Dentro de esta demarcación se encuentra la cuadra 20 de la Av. Petit Thouars, donde ocurrió la reciente explosión.

Advertencia del Ministerio Público

La Fiscalía informó a El Comercio que la semana pasada realizaron un operativo preventivo en todas las municipalidades de la capital para observar el estado de las cámaras de seguridad. “Uno de los puntos más críticos fue justamente Lince (54 cámaras inoperativas). La Fiscalía de la Nación se dirigió a la central de cámaras de seguridad de dicho distrito. Esto quiere decir que ya se había alertado sobre la situación en Lince, evidenciando que, desde las municipalidades, suele haber inacción”, comunicó.

Añadió que las cámaras ayudarían a que las autoridades distritales puedan observar conductas sospechosas para actuar de una mejor manera y evitar desgracias con anticipación.

Sobre un posible estado de emergencia, indicaron que realizarían intervenciones a aquellos establecimientos que se encuentren abiertos de noche. “Los negocios solo podrán funcionar hasta una cierta hora. Si se encuentra un negocio abierto, se hará un operativo”, acotó.

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Las personas sienten impotencia por no poder trabajar en la noche. Sin embargo, consideran que es imposible mantener sus locales abiertos todo el día debido a la inseguridad. Por ello, la gran mayoría sostiene que sí estaría de acuerdo con un estado de emergencia en Lince.

El drama de los comerciantes y vecinos

Una bodeguera del jirón Risso comentó a El Comercio que tanto ella como los demás comerciantes cierran sus locales temprano y, quienes no viven ahí, tratan de irse lo antes posible. Del mismo modo, una trabajadora de limpieza declaró que los fines de semana hay mafias y cobro de cupos alrededor de los hoteles y discotecas de la zona. “A las tres de la tarde aparecen las trabajadoras sexuales, quienes mayormente están por las calles de Petit Thouars con José Bernardo Alcedo”, dijo.

Los comerciantes aseguran que es muy difícil trabajar en dicha área. Una vendedora de un minimarket señaló que está de acuerdo con una posible declaratoria de emergencia en el distrito, esto a pesar de que los trabajadores supuestamente se verían afectados porque no podrían laborar durante la noche. La mujer señaló que de todas formas nunca lo hacen por la constante inseguridad.

Un miembro de seguridad también consideró necesario un estado de emergencia por los recientes ataques registrados producto de las mafias. “Yo trabajo como integrante de seguridad privada durante el día, pero paro en la noche. Acá hay muchas muertes en discotecas. La sociedad ya lo ha normalizado. Todos los atentados son en la noche, pese a que es posible ver a un grupo de dos a tres policías rondando la zona”, acotó.

Algunos de los vecinos y comerciantes declararon de forma anónima ya que se encuentran cerca de la zona donde explotó la granada, supuestamente por un cobro de cupos (foto: Alessandro Currarino).
Algunos de los vecinos y comerciantes declararon de forma anónima ya que se encuentran cerca de la zona donde explotó la granada, supuestamente por un cobro de cupos (foto: Alessandro Currarino).
/ Alessandro Currarino

La propietaria de una empresa que brinda servicios de impresión sostuvo que solía trabajar de noche, pero a raíz de la explosión de la granada a las afueras del hotel Aristo, ahora va a cerrar a las seis de la tarde. “Suelo escuchar balaceras, pero debo trabajar porque tengo que pagar el alquiler. Un estado de emergencia suena bien, sobre todo porque ya no trabajamos hasta tan tarde, acá los perjudicados serían los hoteles. Hay efectivos que recorren el lugar de manera esporádica, luego de una hora ya no están”, dijo.

A unos pasos más adelante, a la altura de la cuadra 20 de la Av. Petit Thouars, una comerciante de artículos para el hogar resalta que el mayor problema de la zona es la prostitución callejera. Afirmó que la policía no tomaría acciones al respecto. “El serenazgo tampoco hace nada, dicen que no lo pueden detener porque la prostitución no se considera un delito (...). El estado de emergencia puede darse por un tiempo, pero no hay que permitir que luego se regrese a lo mismo. Algunos trabajadores también vivimos en el distrito y estamos sumamente preocupados”, mencionó.

Así quedó la zona donde ocurrió el atentado de la granada, a la altura de la cuadra 20 de la Av. Petit Thouars (foto: Alessandro Currarino).
Así quedó la zona donde ocurrió el atentado de la granada, a la altura de la cuadra 20 de la Av. Petit Thouars (foto: Alessandro Currarino).
/ ALESSANDRO CURRARINO

Temor constante por las mafias y el proxenetismo

En la Av. Ignacio Merino, este Diario conversó con Carlos Cabrales, un vecino de Lince que además conoce la zona roja en su totalidad porque trabaja ambulatoriamente vendiendo jugos de naranja. El hombre sostiene que hay muchos robos y se percibe una falta de organización por parte de la alcaldía del distrito. “Mayormente los delincuentes inician desde muy jóvenes y, como la ley los ampara, a veces no hay nada que se pueda hacer”, señaló.

El ciudadano añadió que suele ver serenos, pero hay momentos en los que estos estarían ausentes, sobre todo en los días feriados, cuando las discotecas y hoteles tendrían una mayor demanda. “No hay presencia policial. El cruce de la avenida Arequipa y el jirón Risso es una zona donde priman las mafias de prostitución”, dijo.

El vecino de Lince y vendedor de jugos, Carlos Cabrales, reclama la ausencia de las autoridades en la zona roja en determinados momentos, como en los feriados (foto: Alessandro Currarino).
El vecino de Lince y vendedor de jugos, Carlos Cabrales, reclama la ausencia de las autoridades en la zona roja en determinados momentos, como en los feriados (foto: Alessandro Currarino).
/ ALESSANDRO CURRARINO

El señor Pedro Miguel es un cuidador de autos, considera que en Ignacio Merino, Petit Thouars y Rizzo no se puede trabajar. “Los vecinos están pidiendo que se cierren las calles porque matan. Hay un montón de prostitutas en las calles, consecuencia de las mafias”, agregó.

Por su parte, Naiwa Alvino es comerciante de frutas y verduras, pero también vecina. La mujer sostuvo que suele observar frecuentes robos de autos. Por ello, opina que un estado de emergencia en Lince sería beneficioso. “Ahora bien, es una solución a corto plazo, no debemos pensar en eso solamente. Cuando las normativas suelen llevarse a la práctica, se hace de mala manera. Es necesario tener mano dura, pero sin afectar a los vendedores”, dijo.

La comerciante y vecina de Lince Naiwa Alvino sostuvo a El Comercio que es necesario tener mano dura contra la delincuencia (foto: Alessandro Currarino).
La comerciante y vecina de Lince Naiwa Alvino sostuvo a El Comercio que es necesario tener mano dura contra la delincuencia (foto: Alessandro Currarino).
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En esa línea, la Municipalidad de Lince comunicó que la alcaldesa Malca Schnaiderman solicitó al gobierno central declarar en estado de emergencia al distrito limeño, ya que “viene siendo atacado por las mafias de la trata de personas y del proxenetismo”.

Luego de pedirle descargos, el municipio se comprometió a instalar 100 cámaras de seguridad en el distrito. “Con el objetivo de fortalecer la seguridad y reducir los índices criminales, la municipalidad de Lince instalará 100 modernas cámaras de video vigilancia en las 9 zonas de nuestra jurisdicción a partir del 3 de octubre”, dijo.

Discotecas y hoteles afectados

Miembros de los hoteles del jirón Rizzo y la Av. Petit Thouars sostuvieron de manera anónima que no cerrarán sus locales, al contario, afirmaron que seguirán operando durante las 24 horas del día. Pese a lo sucedido en el hotel Aristo, aseguran que dos efectivos policiales suelen recorrer la calle durante la noche.

Blanca Chávez, representante de la Asociación Peruana de Hoteles, Restaurantes y Afines (Ahora Perú), indicó a este Diario que, en una noche, un hotel puede perder de 20.000 a 100.000 soles, dependiendo del estatus del establecimiento. Esto quiere decir que, dentro del cuadrante peligroso, los empresarios de este rubro podrían perder entre 60.000 y 300.000 soles en total por noche. “En los hoteles y restaurantes, el 90% de los empleados ganan el sueldo mínimo y tienen que sostener a toda una familia”, agregó.


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