Luces y sombras, por Gino Costa
Luces y sombras, por Gino Costa
Gino Costa

La noticia más importante de los dos últimos años contra lo que queda de Sendero Luminoso en el Vraem ha sido la captura, la semana pasada, de ‘Renán’ y ‘Yuri’, dos importantes mandos senderistas que operaban en la zona de La Convención, en el departamento de Cusco. Eran los sucesores de ‘Gabriel’ y ‘Alipio’, los principales jefes militares senderistas abatidos por la Brigada Contraterrorista Lobo, formada por agentes de las Fuerzas Armadas y de la policía, el 11 de agosto del 2013.

Luego de ese durísimo revés, Sendero Luminoso se replegó, aunque no dejó de atacar con francotiradores las bases militares de la zona. Con las últimas detenciones, las fuerzas de seguridad retoman la iniciativa, debilitan la presencia de los remanentes en el área de influencia del gaseoducto de Camisea y reducen la amenaza militar que pendía sobre él. Es probable que este golpe sea seguido de otros, por cuanto habrían incautado valioso material subversivo.

Iván Vega, viceministro de Defensa encargado de la Brigada Lobo, sostiene que no quedan más de 60 hombres armados bajo el mando de José y Raúl Quispe Palomino, y que el gobierno espera derrotarlos antes de julio del 2016. 

Para Rubén Vargas, especialista en temas de narcotráfico, la tarea no será tan sencilla, dado que quedarían por lo menos 200 hombres armados. En cualquier caso, ojalá las fuerzas de seguridad acaben con los Quispe Palomino en los próximos meses, consolidando, así, la largamente esperada victoria definitiva sobre Sendero.

En medio de la discusión sobre las irregularidades en la compra de los equipos de intercepción telefónica por la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) en abril del 2013, el portavoz del Gobierno Wilfredo Pedraza afirmó que los equipos entrarán en funcionamiento antes de fin de año y tendrán por objeto la lucha contra el crimen organizado. Si esto es así, ¿por qué los equipos no están en manos de la Policía, cuya función es precisamente esa? 

De hecho, la Policía cuenta con Constelación, un sistema de escuchas legales utilizado en la lucha contra el narcotráfico, cuya capacidad no excede de la intervención simultánea de 300 líneas, lo que hoy resulta claramente insuficiente. Lo ideal hubiera sido ampliar su capacidad, pues funciona bajo estrictos protocolos de control fiscal y judicial, que garantizan la legalidad de sus interceptaciones y constituyen un buen freno a los abusos.

Se optó, en cambio, por ponerlos en manos de la DINI, con el altísimo riesgo de que sean utilizados para perseguir a los opositores políticos y a los periodistas independientes, en lugar del crimen organizado. 

En la medida en que es urgente comenzar a utilizar los equipos adquiridos, el desafío inmediato del gobierno es retirarlos de la competencia de la DINI y ponerlos bajo la autoridad policial, de preferencia de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (Dirincri), con los protocolos de actuación vigentes de Constelación. 

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