La madre de los dos niños que murieron ayer envenenados por su papá, un estibador de San Martín de Porres, negó de manera tajante haber sido infiel al homicida, quien también se quitó la vida.
Mónica Zavaleta Rodríguez, su conviviente, Elmer Valverde Lavado, y los dos pequeños llegaron a Lima a inicios de año procedentes de Trujillo. Después de unas semanas la mujer regresó a la ciudad norteña y al estibador llegó el rumor de que era porque allá la esperaba su amante.
Tíos de los niños de 6 y 4 años sabían que, desde la partida de su madre, ambos sufrían agresiones físicas y psicológicas por parte de Valverde. Incluso grabaron un video en que la mayor de los hermanitos llora y se queja por los golpes que su papá le propinaba.
Desde entonces, Mónica Zavaleta advirtió a Valverde que regresaría por los pequeños, pero su conviviente la amenazaba con matarlos. Ello ocurrió la mañana de ayer. Una prima de la mujer halló los cadáveres de Elmer Valverde y sus dos hijos, al lado de sobres de raticida, en la habitación que alquilaban de la urbanización Montecarlo.
La joven acusó a Zavaleta de haberse ido a Trujillo aun cuando sabía que este macabro desenlace podría ocurrir.