Mafias de construcción y disputas barriales agudizan violencia
Mafias de construcción y disputas barriales agudizan violencia
Redacción EC

LUIS GARCÍA BENDEZÚ

Muchos policías del Callao saben que hay zonas del primer puerto a las que no se puede ingresar sin una tropa de asalto y un buen plan de operaciones. Tienen claro que los delincuentes chalacos son territoriales y están armados. Esta dura realidad se comprobó hace una semana, cuando Los Malditos de Gambetta Alta acribillaron en la calle al comisario de Dulanto, Manuel Zamora Chávez, y a otros dos suboficiales.

En lo que va del año, al menos 10 personas han sido asesinadas en el Callao, según la región policial. Para los agentes, gran parte de estas muertes fueron causadas por las disputas entre bandas de extorsionadores y las guerras de pandillas barriales. El Comercio analiza a continuación algunas aristas de este problema.

1. La extorsión es un negocio rentable para los delincuentes

Todas las grandes obras de construcción llaman la atención de los extorsionadores del Callao. Aunque no se sabe cuántas mafias hay en la actualidad, Federico Tong, especialista de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, revela que estas pueden recaudar al mes hasta S/.10 millones.

El año pasado, los falsos obreros de los Barracones desataron una guerra para disputarse la obra de ampliación de la avenida Costanera. Hoy, la policía investiga a los dirigentes sindicales que acaparan las obras viales de la avenida Gambetta.

“No hay un sindicato de obreros sin delincuentes infiltrados”, asegura el general Miguel Bacilio, jefe de la Región Policial Callao. Según explica, en el primer puerto hay tres gremios de construcción civil autorizados. No obstante, otros varios operan en la informalidad y se dedican a la extorsión, como los sindicatos de San Judas Tadeo y de la Zona Sur.

2. Encarcelar a los delincuentes no es suficiente

Entre enero y marzo de este año, la Región Policial del Callao desarticuló a 115 bandas criminales que, entre otras, se dedicaban al robo y la extorsión. No obstante, encarcelar a estos desadaptados no asegura el cese del crimen.

Así lo corrobora el caso de Gerson Gálvez Calle, ‘Caracol’, quien purga condena por homicidio en el penal Sarita Colonia. Gálvez es sospechoso de planificar desde la cárcel asesinatos y extorsiones a empresarios, policías y delincuentes rivales. “El problema es que los criminales cuentan con visitas y sistemas de comunicación para planificar sus atracos”, apunta el general (r) Julio Acurio, especialista en seguridad.

3. La delincuencia se renueva por generaciones

El crimen es un fenómeno social arraigado en el Callao y, en opinión de los expertos consultados, en muchos casos las conductas delictivas se transmiten de padres a hijos. “Para muchos jóvenes, el crimen es la única forma de vivir”, resume el coronel Bouroncle, jefe del Estado Mayor de la PNP chalaca.

Las divisiones de investigación policial han detectado a unas 10 bandas barriales chalacas que hoy se disputan la supremacía. Entre las más violentas se encuentran Los Feroces de Atahualpa, Los Waturris de La Perla Baja, Los Malditos de Carrillo y Los Malditos de Loreto.

Para la policía, es difícil establecer la cantidad exacta de bandas que operan en el Callao. Esto porque cambian de miembros frecuentemente. Además, algunas organizaciones criminales que habían sido desarticuladas y enviadas a prisión, como Los Malditos de Castilla, se regeneran con nuevos reclutas.

Buena parte de estos pandilleros son adolescentes que han sido entrenados en el uso de armas de fuego desde los 13 años.

4. Parte de la población colabora con los delincuentes

“En los barrios más críticos, como Puerto Nuevo, la población es hostil con los policías. Cuando se persigue a un delincuente, estos son protegidos en las viviendas y los vecinos esconden las armas”, explica José Gamboa, jefe de la comisaría de Ciudadela Chalaca.

El capitán Páucar, miembro de la División de Patrullaje a Pie del Callao, agrega que no es frecuente que los vecinos ataquen a los policías. No obstante, la mayoría guarda silencio cuando ocurre un crimen por complicidad o temor a represalias. 

5. Demasiadas armas circulan por el Callao

Este año, la policía logró que ocho barrios del Callao entregaran 31 armas de fuego ilegales e incautó unas 153. No obstante, los agentes cada vez detienen más delincuentes con licencia para portar armas.

“Hay casos de sujetos que tienen antecedentes criminales, pero las licencias de sus armas están en regla”, informa el general Bacilio. Se estima que en el país hay unas 300 mil armas en poder de la delincuencia, el terrorismo y el narcotráfico.

UNA REGIÓN CONVULSIONADA POR EL CRIMEN
Los barrios más peligrosos del Callao, como los Barracones, Puerto Nuevo y Ciudad del Pescador, son algunos de los asentamientos humanos más antiguos de la capital que, según especialistas consultados por El Comercio, crecieron en el hacinamiento y sin apoyo del Gobierno.

En el Callao viven 996.455 personas. La región tiene 19 comisarías y mil policías, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

De acuerdo con cifras del Ministerio del Interior, el Callao es el segundo departamento con la tasa más alta de delitos hasta el 2012 (145 delitos por cada 10 mil habitantes). Esta cifra solo es superada por Tumbes.

Para la psiquiatra María Elena Vivanco, estos indicadores de delincuencia están vinculados a los altos niveles de violencia familiar y sexual que hay en el primer puerto.

En el 2012, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables registró 1.246 casos de violencia familiar en el Callao. Ese año, tres mujeres fueron víctimas de feminicidio. Asimismo, el Callao tiene una de las tasas más altas de delitos contra la libertad sexual del país.

“Mejorar la salud mental de los pobladores del Callao debería ser una política. Preocupa que, pese al gran consumo de drogas, no haya disponible una sola cama para desintoxicación”, apunta Vivanco.

El general (r) Julio Acurio coincide en que el problema de la delincuencia en el Callao requiere la intervención de varios sectores, no solo de la policía. Asimismo, recomienda mejorar el sistema de patrullaje.

Al respecto, el presidente del Poder Judicial del Callao, César Castañeda, ha propuesto crear un centro de internamiento para menores infractores del Callao. “Los menores asesinos del Callao son enviados hoy a Maranguita. Se necesita un centro especializado aquí”, dijo el juez. 

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