Frente al monumento del Soldado Desconocido, ubicado en el lado norte del Morro Solar, hay un mástil sin bandera alguna. Situación que representa bien el triste presente del lugar: es tierra de nadie.
Así, lejos de ser cuidado, el Morro Solar está hoy lleno de desmonte de construcciones y basura: botellas de licor, bolsas plásticas y latas de cerveza rodean los principales monumentos de la zona. El mal olor también rodea el sitio. Además, el problema de la inseguridad es latente.
Aún no hay un camino para acceder al Cristo del Pacífico, inaugurado en el 2011. En su base se observan varias pintas con aerosol y las bancas ahí colocadas para los creyentes están sucias. Al norte del morro están los monumentos al general Miguel Iglesias y al Soldado Desconocido, que homenajean a los caídos durante la Guerra con Chile. Ambos han sido vandalizados. En el 2007, ocurrió el robo de sus placas conmemorativas de bronce y hasta la fecha no han sido repuestas.
Más abajo está el Planetario de Lima, que pertenece a la Asociación Peruana de Astronomía. Un vendedor ambulante pasa por el lugar y advierte: “Solo abre los domingos. Atiende días de semana cuando vienen colegios, pero con lo de las invasiones se han cancelado las visitas. Los padres no quieren exponer a sus hijos”.
La semana pasada, hubo dos intentos de invasión. El último, ocurrido la mañana del pasado domingo, acabó en un enfrentamiento entre los usurpadores, vecinos y la policía.
Morro Solar: así fue el segundo desalojo de invasores en un mes http://t.co/S9FSm15pLM pic.twitter.com/mT7vi6v5y1— Sociedad El Comercio (@sociedad_ECpe) Mayo 28, 2015
A pocos metros del planetario está el Santuario de la Virgen del Morro. Allí hay tres mujeres limpiándolo. “De mañana es tranquilo. Los problemas son en la tarde. Suben personas a tomar y a drogarse. Y, claro, también asaltan a turistas o los autos de las personas”.
La Cruz del Papa está a unos pasos de este sitio. Esta fue construida en 1988 con líneas de transmisión eléctrica derribadas por terroristas y con motivo de la segunda visita de Juan Pablo II al país. Su mirador, que tiene una vista privilegiada de la Costa Verde, está completamente pintarrajeado.
Pese a este desolador panorama, al morro acuden varios turistas a diario. “Subimos en un mototaxi. Abajo nos dijeron que tuviéramos cuidado, que hay delincuentes. Pero la verdad es que una vez aquí arriba me he quedado impresionado con la vista de la ciudad. Falta un poco de limpieza. Y, claro, transporte para bajar [risas]”, nos explica Julio, un turista argentino que pasea por el lugar con su esposa.
Según la Municipalidad de Chorrillos, ellos no pueden intervenir, ni para hacer mantenimiento o construir caminos en el Morro Solar, si no tienen permiso del Ministerio de Cultura. Este Diario trató de comunicarse con este sector, pero no se obtuvo respuesta.
Para Gabriel Calderón, experto en gestión de patrimonio cultural de la Universidad Católica, “hay una falta de convergencia entre autoridades locales y estatales para poner en valor el lugar. Este puede convertirse tanto en un mejor espacio turístico como en uno para generar ciudadanía. Hacer que los limeños se sientan identificados con él”.
Asimismo, señaló que las invasiones por traficantes de terrenos y que el intento de un grupo de empresarios (Gremcitel) de construir casas en el lugar son pruebas de su valor comercial. “El problema es vasto. Pero hay gente de arriba y abajo peleando por él”.