En medio de una situación de estrés e impotencia, Roxana Patricia Pino Ramírez lucha por la vida de su hijo. Todo comenzó en abril del año pasado, durante un momento de diversión familiar en una piscina en Canta, cuando Marlom Zambrano, un joven de 17 años, contrajo la llamada ameba “comecerebros”.
Tres meses después, en julio del 2023, el joven comenzó a experimentar síntomas como gripe y fuertes convulsiones. Esto llevó a su hospitalización de emergencia en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Nacional Alberto Sabogal Sologuren. En una entrevista con El Comercio, Patricia Pino, madre del adolescente, afirmó que su hijo podría haber contraído la enfermedad debido al presunto mal estado de la piscina que visitaron. “Este parásito se ha alojado en su cerebro y para combatirlo necesitamos un producto que cuesta casi 20.000 soles, pero el Minsa (Ministerio de Salud) no lo tiene: miltefosina de 50 mg en cápsulas”, explicó.
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La mujer añadió que necesita conseguir cuanto antes dicho medicamento para continuar con el tratamiento de su hijo. “Lamento mucho que, al intentar brindarle un momento de recreación a mi pequeño, haya ocurrido todo esto. Mi niño empezó a mostrar síntomas después de ir a la piscina. Actualmente estoy siguiendo un proceso con Digesa (Dirección General de Salud Ambiental) para poder confirmar con certeza que efectivamente dicha piscina no cumplió con los estándares necesarios de sanidad”, comentó.
Otro de los síntomas que el adolescente ha presentado es la parálisis corporal, llegando al punto de caerse al suelo. “Mi hijo ya no podía más, estaba completamente desvanecido”, dijo. Agregó que el menor salió de la UCI en agosto del 2023 para recibir un tratamiento externo en el Hospital Nacional Cayetano Heredia, donde pudo obtener el medicamento que necesitaba, lo que le permitió mejorar progresivamente. “Es el único centro que disponía de miltefosina a nivel nacional”, dijo.
Sin embargo, Roxana advierte que desde diciembre del 2023 el hospital ya no dispone de los medicamentos necesarios. “Tengo miedo, he hecho todo lo posible para ayudar a mi hijo. El tratamiento dura como mínimo un año. Si no recibe el medicamento, puede volver a infectarse. Él ha sobrevivido a la muerte, le pido ayuda al Ministerio de Salud”, imploró entre lágrimas.
Actualmente, Roxana está comprando miltefosina por casi 20.000 soles mensuales desde Alemania. “Conseguimos para el mes de enero, pero seguimos ahorrando para febrero, marzo, etc. Aduanas nos ha cobrado un impuesto elevadísimo. Si no lo pagaba, no me daban el medicamento. No es justo que me hagan eso”, comentó.
“Nos hemos endeudado enormemente. Al no tener el medicamento y dejar de tomarlo, su vida corre peligro, ya que la ameba puede volverse resistente y, de ese modo, mi hijo perdería la vida. Por eso es mi desesperación. El área de Enfermedades Tropicales de Cayetano le salvó la vida, pero en el mes de diciembre se agotó el medicamento”, reiteró.
Síntomas y métodos de prevención
César Cabezas, médico infectólogo del Instituto Nacional de Salud del Ministerio de Salud (Minsa), mencionó a El Comercio que el nombre científico de esta ameba que se aloja en el cerebro es “Naegleria fowleri”, y habita en agua fresca y caliente. “Se encuentran en aguas estancadas, que pueden provenir de pozos, piscinas o depósitos de agua. Si las personas se sumergen en estas aguas, pueden contaminarse. Las amebas suelen ingresar al cuerpo por dos vías: a través de las fosas nasales o por la piel”, comentó.
En casos muy particulares, las amebas suelen adherirse al nervio olfatorio y penetrar en el cerebro. Una vez allí, son capaces de segregar una enzima que destruye la masa cerebral. “Los síntomas suelen ser fiebre, dolor de cabeza y convulsiones que pueden durar días e incluso meses. Es importante sospechar tempranamente para realizar un diagnóstico, ya que dentro de dos o tres meses pueden aparecer lesiones cerebrales si no se administra tratamiento”, explicó Cabezas.
El especialista mencionó que, como método de prevención, la ciudadanía no debería sumergirse en lagunas que, aunque parezcan limpias, contienen agua estancada, lo que aumenta considerablemente el riesgo de presentar amebas. En segundo lugar, las personas podrían optar por piscinas, pero estas deben someterse a un proceso de recambio de agua cada dos semanas.
“Si hay síntomas, es necesario acudir inmediatamente a un establecimiento de salud para recibir tratamiento lo más rápido posible. Basta con que el agua esté estancada por más de 15 días para que sea peligrosa. En el Perú hay lagunas muy bonitas, pero pueden contener amebas. En cuanto a las piscinas, son más controlables porque se puede realizar un recambio de agua”, enfatizó.
En relación con la falta de medicamentos, sostuvo que “no existe un tratamiento específico; generalmente se utilizan antimicóticos y diversos tratamientos antiparasitarios. Todo dependerá de la evolución de cada caso”.
Por su parte, Dalila Martínez, médica infectóloga del Hospital Nacional Cayetano Heredia, afirmó que no hay un tratamiento específico. “La miltefosina es un medicamento sumamente costoso y poco disponible en el mundo. Nosotros, como hospital, tenemos la capacidad de realizar diagnósticos y distribuir productos, pero quien trae el medicamento es el Minsa. A raíz de la pandemia, entiendo que hubo problemas para traerlo por temas burocráticos (...). Es importante mantener la higiene y control de calidad para evitar la multiplicación de parásitos en las piscinas”, añadió.
Antecedentes: niño afectado por la ameba ‘comecerebros’ en el 2016
Mateo, un niño que en ese entonces tenía 11 años, contrajo este parásito después de un viaje a Iquitos. A los pocos días de regresar de la selva, comenzó a experimentar fiebre constante, pero los médicos no encontraban la causa. Cuando Mateo sufrió dos infartos cerebrales y pérdida sensorial, se determinó que había contraído este parásito mortal.
Su madre, Diana Guerra, recibió como donación un suministro de pastillas de miltefosina para 20 días, pero luego comenzó a adquirirlas desde Estados Unidos, ya que no se vendían en Perú. “Cuando mi hijo se enfermó, logré que se trajera el medicamento al país, y gracias a eso, muchos niños se salvaron después de mi hijo. Afortunadamente, Mateo logró recuperarse y actualmente está en la universidad, se encuentra muy bien”, dijo en una entrevista reciente con este diario.
“Actualmente hay una fábrica en Alemania que vende la medicación a un precio más económico que en Estados Unidos. El problema es que el Minsa tiene la orden de compra, pero debido a un supuesto tema burocrático, no se estaría realizando la importación. No es aceptable que estén desabastecidos, especialmente ahora que estamos en verano”, expresó.