En los counters de las aerolíneas nacionales e internacionales se forman largas colas durante las horas punta. También hay aglomeración en el ingreso a la sala de embarque y el patio de comidas. (Jessica Vicente / El Comercio)
En los counters de las aerolíneas nacionales e internacionales se forman largas colas durante las horas punta. También hay aglomeración en el ingreso a la sala de embarque y el patio de comidas. (Jessica Vicente / El Comercio)
Jorge Malpartida Tabuchi

El (AIJCh) se asemeja al cuerpo de un adolescente que sigue utilizando ropa de niño. Como costuras a punto de reventar, las instalaciones del principal terminal aéreo del país han sido rebasadas al doble de su capacidad debido al incremento del flujo de usuarios y el tráfico aéreo.

El actual edificio fue diseñado para albergar a 10 millones de pasajeros al año; sin embargo, en el 2017 recibió a más de 20,5 millones de viajeros, según estima Lima Airport Partners (LAP), operador del AIJCh. Este año hubo más de 185 mil movimientos de aeronaves, 5% más que en el 2016, y se trasladó una carga superior a las 287 mil toneladas métricas.

En un recorrido por el aeropuerto, El Comercio constató que la mayoría de sus áreas de servicios están saturadas durante las horas punta (de 4 a.m. a 11 a.m. en salidas nacionales y de 10 p.m. a 1 a.m. en salidas internacionales, según Ositrán). Largas colas se forman frente a los counters de las aerolíneas y en el ingreso a la sala de embarque. También hay aglomeración de personas en las escaleras, el patio de comidas y los pasadizos, en donde los pasajeros esperan en el suelo con sus maletas ante la falta de sillas y bancas.

En los pasillos abundan los testimonios de usuarios insatisfechos como Saulo Lazo, un trabajador de los yacimientos de Camisea, cuyo vuelo hacia Malvinas (Cusco) tiene un retraso de dos horas y media. En esta ocasión la demora se debe a las lluvias en la selva peruana, pero según cuenta, muchas veces sus viajes se retrasan entre 40 minutos y una hora por el tráfico en el AIJCh. “El avión no puede aterrizar o a veces nos quedamos esperando en cabina sin movernos. Las demoras también se dan en el recojo de maletas. Una vez esperé más de 45 minutos y perdí mi conexión”, dice Lazo.

—Vuelos con demoras—
Carlos Gutiérrez, gerente general de la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional (Aetai), explica que las demoras en el embarque y desembarque de las naves se deben a las limitaciones de espacio. Según Gutiérrez, no hay estacionamientos suficientes para los aviones, razón por la cual, durante las horas punta, hasta seis unidades pueden estar en cola, a la espera de que se autorice su despegue o aterrizaje.

“Pueden ser retrasos de 15 o 30 minutos, hasta de una hora. Si se suman todas las demoras del día, se crea un efecto dominó que afecta el funcionamiento del aeropuerto”, señala.

Las reprogramaciones también generan problemas en los aeropuertos de otras regiones debido a que el AIJCh concentra el 48% de los vuelos nacionales y el 99% de los internacionales, según las estadísticas del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC).

—Deficiencias internas—
El Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositrán) determinó que no se cumplen los niveles óptimos de servicio en tres áreas del aeropuerto. Según sus mediciones, en el ‘check-in’ el tiempo de espera es de 27 minutos, pese a que el estándar internacional es 20 minutos; en el control de seguridad la espera es de 10 minutos, pero el período máximo debería ser 2 minutos (salidas al extranjero) y 4 minutos (salidas nacionales). También hay demoras en el recojo de equipaje: se espera entre 15 y 25 minutos, aunque el máximo requerido es de 5 a 9 minutos.

Francisco Jaramillo, gerente de Supervisión y Fiscalización del Ositrán, indica que es necesario implementar la segunda pista de aterrizaje y el nuevo terminal del AIJCh. “Con esta ampliación se duplicaría la capacidad del aeropuerto”, dice.

LAP informa que mientras se avanza con la ampliación (cuyas obras se iniciarían en el segundo semestre del 2018), se mejora el área de llegadas nacionales. Se invertirán US$5 millones para colocar dos fajas destinadas al recojo de equipaje y construir baños; además, se ampliará el salón en 1.200 m2. 

El aeropuerto Jorge Chávez en cifras
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