El intenso brillo solar comienza a apoderarse del típico cielo plomo de la capital y los limeños aprovechan para acudir a las playas de la Costa Verde con el fin de disfrutar los días previos a la temporada de verano. Sin embargo, este gran espacio público sigue padeciendo de los mismos problemas que lo aquejan hace varios años.
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Obras abandonadas e inconclusas, tramos de malecón derrumbados y servicios higiénicos que no se dan abasto para la cantidad de bañistas que llegan diariamente a este espacio son imágenes que se repiten, durante años, a lo largo del litoral.
“[Esta gestión de] la Municipalidad de Lima ha avanzado poco en la Costa Verde. Hay obras que se deben hacer a largo plazo, sí. Pero hay muchas otras que se pueden hacer pronto, antes de la temporada de verano”, afirmó el urbanista Angus Laurie.
El especialista señala que para implementar servicios en todas las playas, como baños y duchas, se necesita un alto presupuesto debido a que el mantenimiento y limpieza de estos es elevado por el ambiente hostil (la humedad marina).
“Hay otras ideas que se pueden generar para la implementación de servicios. Por ejemplo, que las empresas privadas se hagan cargo del mantenimiento”, indicó Laurie.
El jueves, durante un recorrido, El Comercio comprobó que el personal de la Municipalidad de Lima estaba pintando las casetas que fueron instaladas durante la gestión de Susana Villarán, en Magdalena, como parte de los trabajos de mantenimiento que realiza la comuna en la Costa Verde.
—De difícil acceso—
Para bajar desde el parque María Reiche, en la zona del acantilado de Miraflores, hasta la playa Punta Roquitas, una persona debe descender por una escalera zigzagueante de unos 300 metros de longitud.
Subir por esta estructura es, por decir lo menos, una tarea complicada. Y para una persona con movilidad reducida, imposible. Sin embargo, es uno de los diez puentes peatonales que hay en la Costa Verde.
El plan de gobierno del alcalde de Lima, Jorge Muñoz, tiene como objetivo que este espacio sea “limpio y seguro, conectado con la ciudad y accesible a todas las personas”.
“Le falta una conexión segura, cómoda e inclusiva con el malecón superior, a través de funiculares, escaleras mecánicas, o cualquier otro medio que permita salvar la importante diferencia de nivel, como hubo hace décadas en la bajada de Barranco”, explicó el especialista en urbanismo Aldo Facho Dede.
La comuna metropolitana informó a este Diario que se ha programado la implementación de dos puentes provisionales en ambos lados de la quebrada de Armendáriz para la temporada de verano.
Estos serían instalados durante la primera semana de diciembre y los trabajos durarían 15 días. No obstante, el municipio informó que no se tiene previsto que estas estructuras cuenten con rampas de acceso.
“Posteriormente serán reemplazados por puentes permanentes que sí tendrán elementos de accesibilidad para las personas con discapacidad”, señalaron en un comunicado.
La comuna agregó que también se habilitarán los puentes peatonales que están inconclusos en los distritos de San Isidro y Miraflores.
—¿Qué falla?—
Facho Dede explicó que pese a que existe la Autoridad del Proyecto Costa Verde (APCV), entidad descentralizada de la comuna metropolitana y encargada –entre otras cosas– de desarrollar el plan maestro para el litoral, el principal problema que tiene la Costa Verde es que todos los gobiernos municipales han trabajado y desarrollado obras concibiéndola como una autovía urbana, y no como un gran espacio público.
“Las únicas obras que han funcionado [allí] son las de la autovía. Todo lo demás está cortado y a medias. A la Costa Verde le falta lo de siempre: autoridad. No hay alguien a cargo, con competencias y presupuesto para implementar las acciones estratégicas necesarias que activen este espacio”, dijo Facho.
Laurie explicó que la APCV tiene un rol limitado al no ser una “autoridad ejecutora”.
Ambos expertos coincidieron en que, sin los recursos económicos necesarios para abordar los problemas que aquejan a la Costa Verde de forma integral, no se podrá aprovechar todo el potencial que tiene la zona.
“De esta manera, cualquier intento de solución va a fracasar”, indicó Facho Dede.
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