Para atender la demanda de servicios de salud de sus 1,2 millones de habitantes, el distrito de San Juan de Lurigancho necesitaría como mínimo unas 5.200 camas hospitalarias, según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, el distrito más poblado de Lima (y del Perú) tiene solo un hospital del Ministerio de Salud (Minsa) que apenas cuenta con 132 camas, incluidas incubadoras y cunas para niños.
El hospital San Juan de Lurigancho (HSJL) es de nivel II-2. Este tipo de nosocomio brinda atención integral ambulatoria y hospitalaria en las especialidades básicas (pediatría y cirugía). Sin embargo, según el último diagnóstico de los servicios de salud del HSJL, los ambientes de hospitalización, emergencia y consultorios externos son insuficientes para la demanda actual. Diariamente los pacientes hacen largas colas para sacar citas y esperan la atención médica de pie en los pasillos.
En el 2010 las autoridades del nosocomio y vecinos advirtieron este déficit y pidieron la construcción de un hospital de nivel III-1, con mejor infraestructura: 500 camas y especialidades como oncología, neurocirugía, neonatología, cirugía de cabeza y cuello.
El pedido fue aceptado por el Minsa y en febrero del 2015 el entonces ministro de Salud, Aníbal Velásquez, anunció la construcción del hospital de alta complejidad. Pero han pasado más de dos años y hasta ahora las obras físicas no se inician.
—Trabas por terrenos—
Según el alcalde de San Juan de Lurigancho, Juan Navarro, la nueva gestión del Ejecutivo desconoció los acuerdos adoptados por las autoridades y vecinos, donde se proponía la construcción del moderno hospital en un terreno del asentamiento humano Enrique Montenegro.
Hoy en este predio funciona un complejo deportivo con áreas verdes. “Para el nuevo hospital se necesitan unos 25.000 m2 y el terreno que proponemos [el complejo deportivo] es de 28.224 m2. Ya la municipalidad hizo la transferencia a Bienes Nacionales y esta a su vez lo traspasó al Minsa”, dice Navarro.
La propuesta del alcalde fue aprobada en marzo pasado por la Comisión de Salud del Congreso para que en el pleno se debata un proyecto de ley que declare de necesidad pública la construcción del nuevo hospital y la intangibilidad del terreno ubicado en Enrique Montenegro.
- 298 mil atenciones en consultorios externos (incluidas especialidades) brindó el hospital San Juan de Lurigancho durante el 2016.
- 82.611 personas fueron atendidas por emergencia en el 2016. La mayor parte por faringitis, rinitis, asma y gastroenteritis.
- 37% de niños menores de 3 años tiene anemia en San Juan de Lurigancho. Hay más de 22 mil niños con esa enfermedad.
Sin embargo, un sector de los vecinos del distrito se opone a la construcción en el complejo deportivo. Dicen que se perderían las pocas áreas verdes de la zona.
“San Juan de Lurigancho no tiene ni un metro cuadrado de área verde por habitante. Aunque el alcalde se comprometa a implementar nuevos parques no nos devolverá la vegetación que se perderá”, indica Willy La Rosa, presidente de la coordinadora distrital de salud, asociación vecinal que pide que el hospital se construya donde se ubica el actual nosocomio (Av. Canto Grande) y en terrenos colindantes.
Para apoyar la demanda de este grupo de vecinos, en agosto del 2016 el Frente Amplio presentó un proyecto de ley que no fue aprobado debido a que la zona está invadida en parte por comerciantes informales. Según el alcalde Navarro, la recuperación y expropiación de los terrenos demoraría años.
Por su parte, La Rosa afirma que el proceso de expropiación no es tan largo y que el burgomaestre no desalojaría a los informales por obtener su apoyo político.
—Debate en el pleno—
El proyecto de ley propuesto por el alcalde Navarro está en la agenda del pleno del Congreso y sería debatido mañana. Según Milagros Ramos, abogada y docente de la PUCP, declarar el proyecto del hospital como de necesidad pública no implica que el Ejecutivo esté obligado a construirlo.
“Generalmente cuando se aprueban estos proyectos de ley se expresan a través de una moción con fines declarativos. No es vinculante, sino que sirve como un gesto político para llamar la atención sobre la importancia que tiene la obra”, explica.
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