Por más de treinta años circularon de mano en mano billetes de cincuenta soles con el retrato de Abraham Valdelomar, el Conde de Lemos, autor de ‘El caballero Carmelo’. Al lado izquierdo del personaje, se observaba el Palais Concert, habitual centro de reunión de los intelectuales peruanos a inicios del siglo XX.
A Valdelomar, quien era un asiduo visitante del local junto José Carlos Mariátegui y César Vallejo, se le adjudica una frase que, además de expresar su egocentrismo, explica la relevancia de este café: “El Perú es Lima, Lima es el jirón de la Unión, el jirón de la Unión es el Palais Concert y el Palais Concert, soy yo”.
En 1991, se creó el Nuevo Sol. Como personaje ilustre de la cultura peruana, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) escogió que Valdelomar aparezca en el billete de cincuenta soles.
Al ser un motivo relacionado al escritor, la institución también decidió colocar una imagen del Palais Concert en el anverso.
Época de Esplendor
En 1911, el hacendado Genaro Barragán compró la propiedad ubicada en el cruce del Jirón de la Unión y la avenida Emancipación, antiguas calles Baquíjano y Minería, para convertirla en un edificio de tres pisos. La obra estuvo a cargo de los arquitectos Guido y Rinaldo Maspieri. La decoración de las puertas, ventanas y elementos arquitectónicos siguió un estilo Art Nouveau.
Dos años después, el martes 29 de febrero de 1913, se inauguró el edificio Barragán. Al interior, el inmueble contaba con una sala de cine, una de las primeras del país, y teatro en el sótano. En el segundo piso, habitaba la familia Barragán. “En la parte más alta del edificio aún se observa el monograma con las letras “GB”, iniciales de Genaro Barragán, su propietario”, destaca Vladimir Velásquez, director del proyecto cultural ‘Lima Antigua’.
El primer piso del edificio alojó el Palais Concert, lugar de reunión de intelectuales y artistas de la capital.
“La intelectualidad de esa época se reunía en el Palais [Concert], el cual era considerado un lugar muy diferente de toda Lima. La gente iba a ver al grupo Colónida —movimiento literario que surgió en nuestro país entre los años 1915 y 1916. Ellos recitaban, leían, conversaban. El público admiraba”, explica el gestor cultural César Rodríguez.
Espejos en las columnas y en las paredes, esculturas de mármol así como una importante presencia de iluminación que destacaba los cristales de colores en las puertas. Así de imponente era el interior del Palais Concert. (Foto: Colección Vladimir Velásquez - Lima Antigua)
Por su valor cultural, histórico, arquitectónico y literario la Casa Barragán fue reconocida como Patrimonio Cultural en 1973.
De veladas de improvisaciones poéticas a música estridente los fines de semana
El Palais Concert cerró sus puertas en 1930. De acuerdo con Rodríguez, la competencia de esos años debido a la proliferación de nuevos bares en el Centro de Lima motivo su clausura.
Según el artículo ‘El Perú es Lima, Lima es el Palais Concert’ del departamento de Sociología de la PUCP, se desconoce los usos de la propiedad desde 1930 a 1950. En la década de 1960, el local del Palais Concert se transformó en galerías de ropa. En la década de 1970, el antiguo café cultural se transformó en el Hotel Richmond.
Posteriormente, los salones del edificio Barragán, que antaño reunía a intelectuales y miembros de la oligarquía, tuvieron una transformación que ni si quiera Valdelomar hubiera podido imaginar: pasó a ser una pollería, zapatería y la sede de la discoteca Cerebro, clausurada en 2009. Desde el 2012, la tienda por departamentos Ripley funciona en el primer piso del edificio.
"Y el Palais Concert es... una tienda por departamentos"
La adquisición del edificio Barragán por parte de la empresa Ripley motivó protestas por parte de ciudadanos que reclamaban que la propiedad se convierta de nuevo en un escenario cultural para el Centro Histórico.
Vladimir Velásquez opina que, si bien no es de extrañar que el inmueble mantenga el uso comercial con el que nació, no es imposible lograr que en él convivan ”tradición y modernidad”.
“Sería interesante que pueda reactivarse todo el edificio. Considero que la Municipalidad de Lima puede convocar a los propietarios, al Ministerio de Cultura y la empresa privada para flexibilizar normas y construir proyectos viables y responsables. Sea un espacio comercial o un espacio cultural, solo dando uso responsable a nuestros monumentos, estos podrán sobrevivir”, sostiene Velásquez.
En entrevista para El Comercio, Cynthia Vargas, gerenta de Store Planning de Ripley, explicó que, para la inauguración del local en el Jirón de la Unión, la empresa invirtió US$ 6 millones en la restauración de la Casa Barragán, obra que duró 24 meses y “no modificó la estructura del edificio”. Vargas afirmó que los trabajos de reparación fueron supervisados por el Ministerio de Cultura y la Municipalidad de Lima.
“Durante la restauración del inmueble, recuperamos sus características arquitectónicas que se encontraban dañadas por el uso comercial que había tenido en años anteriores, cuando funcionó como pollería, discoteca. Hoy podemos afirmar que logramos con éxito la restauración de la Casa Barragán, ex Palais Concert, recuperando su estilo Art Nouveau y decorativas originales”, sostiene Vargas.
“Para el cuidado del inmueble, en este local no se venden artefactos de la línea blanca, como lavadoras y refrigeradoras para evitar almacenar artículos pesados que puedan dañar el piso”, añadió.
Prolima, órgano desconcentrado de la MML a cargo del Plan Maestro para la recuperación del Centro Histórico de Lima (CHL), indicó a El Comercio que, si bien la casa Barragán es un inmueble privado, al igual que con el resto de inmuebles históricos del CHL, realizan un monitoreo general permanente del monumento, que hace poco más de un siglo albergaba las tertulias de Valdelomar, Vallejo, Mariátegui y Eguren.