Más Paolo que Guerrero, por Pedro Ortiz Bisso
Más Paolo que Guerrero, por Pedro Ortiz Bisso
Redacción EC

Rusia 2018 hizo que los peruanos no solo volviéramos a creer en el fútbol, sino que ampliáramos nuestro vocabulario. Ekaterimburgo, Saransk y Sochi, los nombres de las ciudades donde jugó la selección, acaso sean las palabras más recordadas de aquellos días inolvidables, a pesar del penal de Cueva, los inalcanzables trancos de Mbappé y el zapatazo de Aquino que quedó estampado en el poste de Lloris.

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Pero existen otras tres que aprendimos antes de clasificar, y que en lugar de esperanza aún nos estremecen cada vez que las recordamos: resultado analítico adverso.

El país no ha logrado reponerse de la noticia recibida aquel viernes 3 de noviembre del 2017, cuando unos tuits desbocados seguidos de un comunicado escrito con hielo parecieron hacer trizas nuestros sueños. Un año y seis meses después, aún creemos que el castigo contra Paolo Guerrero fue injusto y nos aferramos a cualquier esperanza que abra una luz sobre su inocencia.

El domingo pasado, tres ex trabajadores del Swissotel aparecieron en el programa “Domingo al día” para señalar lo que muchos esperaban escuchar hace meses: que los metabolitos de benzoilecgonina (otra de las palabrejas aprendidas) hallados en el organismo del delantero se originaron por una tetera sucia del hotel.

¡Contaminación cruzada! Listo. Guerrero fue víctima de la irresponsabilidad del alojamiento cuya administración, además, se negó a colaborar con su defensa.

Hubo un detalle crucial que no fue tomado en cuenta en el reportaje ni por los miles de defensores del jugador. Entre los que sí lo hicieron se encuentran los periodistas Juan Carlos Ortecho y Diego Salazar, quien ha escrito un minucioso texto al respecto.

En su fallo, el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) ya había desbaratado la versión de la contaminación cruzada. Según los peritos que consultaron, la cantidad de la sustancia hallada en el cuerpo de Guerrero era mayor a la que correspondería si hubiera bebido una infusión de una tetera contaminada con mate de coca.

Para los suizos, Paolo no consumió cocaína, su pecado habría sido ser negligente. Al parecer, bebió un mate de coca sin saberlo, en un área no protegida para los jugadores de la selección, sin tomar las previsiones a las que está obligado como jugador profesional.

¿El hotel tuvo alguna responsabilidad? Eso lo tendrá que determinar la investigación que ha abierto la fiscalía tras los testimonios.

¿Estas declaraciones liberan a Paolo? El capitán de la selección tiene derecho a luchar por su honor, pero hasta el momento no existe un elemento consistente que pueda modificar lo que determinó el tribunal suizo.

¿Cuál es la lección de todo esto? Que lo verosímil no necesariamente es real. Así nos duela el corazón

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