La convulsión social en el Perú -debido a la constante crisis política- trae consecuencias que perduran en el tiempo, siendo una de ellas el daño a las propiedades por donde se realizan las marchas y enfrentamientos. Un claro ejemplo ocurrió el pasado jueves 19 de enero, con el incendio de la casa Marcionelli, ubicada en la cuadra 9 del jirón Carabaya, en una de las intersecciones de la Plaza San Martín.
El siniestro que deja hoy a la casona -que este año cumpliría 100 años desde su construcción- en ruinas, según información de ProLima, perdió S/2,2 millones de su valor. Antes del incendio, este activo cotizaba en aproximadamente S/6,5 millones, siendo S/4,162 millones el valor del terreno y S/ 2,341 millones el de la edificación.
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Hoy, tras el siniestro, el valor total de la casona afectada descendió a un poco más de S/4,2 millones, manteniéndose igual el costo del terreno pero reduciéndose el de la edificación (área construida) en un poco más de S/86 mil.
Siguiendo esta línea, Luis Martín Bogdanovich Mendoza, gerente de Prolima, asegura que lo que corresponde por ley es la reconstrucción de la casona, que era usada como vivienda por varias familias que hoy se encuentran en un albergue.
Además, precisa que hay que considerar también los otros daños económicos que son consecuencia de la convulsión social que vivimos, tales como la pinta de las fachadas, el daño a las paredes, calles, entre otros. “A la fecha, la Municipalidad ha cuantificado en daños -sin contar el mueble incendiado- S/ 800 mil”, comenta.
Mientras que Roberto Pérez, gerente general de Servicios a la Ciudad de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), dijo recientemente a El Comercio que los daños ocasionados la tarde del sábado 28 de enero, se contabilizan por encima de los S/100 mil. La cifra se suma a los S/1,4 millones de perjuicios que se estiman en enero. En total son 5 kilómetros cuadrados de áreas verdes, papeleras, postes, bancas, veredas adoquinadas y bermas destruidas.
"La Municipalidad ha cuantificado S/ 800 mil en daños sin contar el mueble incendiado”
Luis Bogdanovich Mendoza , gerente de Prolima
Una mirada similar comparte el arquitecto Rudolf Giese, decano Facultad de Arquitectura de la Universidad UCAL, quien añade que la casona Marcionelli tiene un valor monumental. “La casa tenía un área construida de 1.700 a 1.800 metros cuadrados aproximadamente. Por sus características arquitectónicas, representa un ejemplo importante de la época del academicismo, una casa de 1920 con una fuerte influencia europea”, manifiesta.
"La casa Marcionelli tenía un área construida de 1.700 a 1.800 m2. Representa un ejemplo importante de la época del academicismo"
Rudolf Giese , decano Facultad de Arquitectura de la Universidad UCAL
Tanto Bogdanovich y Giese coinciden en que el incendio y pérdida de la infraestructura de la casa Marcionelli no pone en riesgo la categoría de Patrimonio Cultural de la Unesco que tiene el Centro Histórico de Lima. Sin embargo, precisan que no hay que perder de vista las miles de casonas que están en riesgo y calificadas como inhabitables desde hace décadas por falta de mantenimiento.
CASONAS EN RIESGO
Sandro Vidal, gerente de la consultora de investigación Colliers International, indica que si bien el Centro de Lima tiene la categoría de Patrimonio Cultural por la Unesco desde 1972 y de Patrimonio de la Humanidad desde 1991, dentro de la esfera que abarca esta distinción tenemos a un grupo de inmuebles, algunos catalogados como Monumento Histórico y otros como Patrimonio, acorde a su valor histórico.
"Gran parte de los inmuebles está habitado —pese a que está en la condición de no habitable— por el tema de la sobrepoblación"
Sandro Vidal , gerente de Colliers International
“Gran parte de ellos, está habitado -pese a que está en la condición de no habitable- por el tema de la sobrepoblación que hay en estos predios y el inadecuado manejo del mantenimiento de los inmuebles que se usan como vivienda, comercio o como depósito”, destaca Vidal.
A la fecha, según explica Luis Martín Bogdanovich de Prolima, de los 6 mil inmuebles que hay en el Centro Histórico de Lima, 2 mil aproximadamente son inmuebles patrimoniales. Los otros 4 mil inmuebles son de entorno, es decir, no son antiguos, pero al estar en el lugar necesitan un tratamiento especial para conservar temas paisajísticos.
“De los 6 mil inmuebles que hay en el Centro Histórico, mil de ellos están declarados inhabitables desde la década del 60 y aún no se hace nada”, precisa Bogdanovich.
De estos inmuebles declarados inhabilitables, según explican en ProLima, un 21% corresponde a inmuebles con al condición de Monumento; un 29% a la de Valor Momumental y el 50% restante al de inmueble de Entorno.
Por su parte, Rudolf Giese, de UCAL, informa que hay diferentes categorías para definir el concepto de riesgo para un inmueble, que van desde riesgo leve hasta alto. “Hay algunas edificaciones incluso que están en riesgo de colapsar. Sin embargo, no solo los inmuebles monumentales están en riesgo, hay otros que están en la categoría de valor monumental o de entorno monumental, que también se encuentran en riesgo”, indica.
PLANES DE RECUPERACIÓN
Desde ProLima, UCAL y Colliers coinciden en que estamos muy atrasados con los planes para recuperar estos inmuebles históricos; sin embargo, aún se pueden recuperar. ¿Qué se necesita?
“Necesitamos seguir algunas estrategias para enfrentar el mal uso y la falta de mantenimiento de tantos años, deben converger algunas autoridades como el Municipio de Lima, el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, Ministerio de Vivienda, Ministerio de Economía. Debería existir un plan orgánico y específico para el tratamiento de estos inmuebles”, lamenta Vidal.
Esto lo corrobora Bogdanovich, de ProLima; sin embargo, precisa que en diciembre del 2019, la Municipalidad de Lima aprobó un Plan Maestro para recuperar el Centro Histórico de Lima, un plan que tiene como misión llegar a los 500 años de la fundación de Lima.
“Lo único que va sacar adelante al Centro Histórico de Lima -con todos los problemas que tiene- es la planificación y el plan existe, y está en ejecución. Esto es todo lo que puede hacer la Municipalidad de Lima, en el marco de las funciones y competencias que tiene por ley”, destaca Bogdanovich.
Puntualiza que es todo lo que puede hacer desde la Municipalidad de Lima porque, para resolver este problema, se requiere un marco normativo nacional, no solo la municipalidad.
“Para este tema, hay otras normas que son de alcance nacional -que son emitidas por el Congreso o Gobierno- que tienen una jerarquía normativa superior. Este es el origen de todo el tema y razón por la cual el Centro Histórico de Lima no es el único que está en mal estado, todos los distritos de nuestro país con monumentos históricos -sin excepción- tienen los mismo problemas”, agrega.
Pero, ¿de quién depende esto? Bogdanovich menciona que el Ministerio de Economía debe proponer soluciones al Congreso de la República, y que este último debe aprobar para hacer cambios. “Se tiene que entender que la responsabilidad es compartida. Además cabe precisar que los recursos municipales son insuficientes, y no solo para atender los problemas del Centro Histórico sino de toda Lima Metropolitana”, lamenta.
Por su parte, Giese, de Ucal, cuestiona que el distrito histórico que tiene una de las calles más caras por metro cuadrado viva sin un mantenimiento constante.
“El Jirón de la Unión es la sexta calle de ‘retail’ con el valor de alquiler por metro cuadrado más alto en América Latina. Este puede variar entre US$70 a US$80. Sin duda, un precio muy alto si lo comparamos con los alquileres que se cobran en otras calles comerciales como Las Begonias (US$. 40.00/m2) o Miguel Dasso y la Av. Larco (U$. 30.00/m2)”, informa Giese.
"El Jirón de la Unión es la sexta calle de ‘retail’ con el valor de alquiler por metro cuadrado más alto en América Latina"
Entonces, ¿qué plantean desde UCAL? Giese resalta que en un territorio donde no hay control de las autoridades evidentemente los riesgos son altos. “Lo que se debe buscar en un Centro Histórico que tenga actividad de gestión, que tenga comercio, vivienda, pero en un equilibrio que pueda coexistir sin destruir la calidad de los inmuebles o de los espacios monumentales que esta zona tiene”, precisa.
Asimismo, agrega que en UCAL cuenta con un observatorio ciudadano que se dedica a medir, observar situaciones urbanas. Dentro de este espacio se han delineado estrategias importantes para poder enfrentar el problema del Centro Histórico de Lima. Entre ellas destaca, definir cuál es la imagen que queremos para el Centro de Lima. Regular su uso, proteger los bienes culturales, revalorizar el patrimonio, reducir riesgos de desastre, entre otros.
CONSECUENCIAS DE NO TOMAR ACCIONES
Pese a que los entrevistados coinciden en que no perderíamos -en un corto plazo- las categorías de la UNESCO, creen que más que un tema económico, desperdiciamos los espacios y perdemos identidad al no darles el mantenimiento adecuado.
Sandro Vidal, gerente de la consultoría e investigación de Colliers International, destaca que se deja de ganar porque un inmueble de estas características son un aporte de atracción turística como de uso comercial, respetando las cualidades de la construcción.
“Si combinamos este atractivo con nuestro atractivo gastronómico, muchos de estos inmuebles -bien tratados- pueden ser un sitio de destino para la gran mayoría de turistas del Centro de Lima. Imagina una casona restaurada con un valor histórico probado y súmale una oferta gastronómica muy nuestra, generaría un ingreso importante, y tendría un factor multiplicador para el Centro de Lima”, agrega.
Mientras que el arquitecto Rudolf Giese, decano Facultad de Arquitectura, precisa que con un buen mantenimiento de estas casonas, estas pueden contribuir a generar impuestos que mejoren el entorno y las condiciones de vida de todos. “No está mal que se desarrolle la actividad comercial, pero tiene que ser regulada. Lo que vemos es una actividad comercial informal, que deteriora el lugar y que no genera impuestos que finalmente tienen que mejorar el lugar donde están ubicados”, añade.
Por su lado, Luis Martín Bogdanovich Mendoza, gerente de ProLima, lamenta que con la falta de medidas perdamos memoria, consumo y turismo. “De no hacer nada con el mantenimiento de las casonas, tendríamos una pérdida millonaria y que tardará años en recuperarse”, puntualiza.