La historia relata que antes de tomar posesión de sus cargos, los virreyes del Perú juraban debajo de un arco que el Cabildo de Lima colocaba en lo que ahora es la cuadra 6 del jirón Callao. La Calle del Arco tiene una disimulada placa que resulta imperceptible para la mayoría de limeños, pero que es uno de los emblemas del histórico barrio de Monserrate, en el Cercado de Lima.
Monserrate es uno de los barrios más antiguos y con más tradición en Lima junto a Barrios Altos y el Rímac, pero también es uno de los lugares en la capital que, pese a su gran potencial turístico, han padecido décadas de olvido.
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La Lima de los virreyes es hoy la ciudad de los paladares exquisitos, hecho que durante las últimas cinco décadas la familia de Rossana Saravia Miranda ha ayudado a consolidar. Con El Tío Candela, Rossana logra que a diario comensales de toda Lima transiten religiosamente y casi en procesión virreinal hasta la cuadra 4 del jirón Angaraes. La razón: el pescado frito al carbón y la sarza que mantiene el secreto que heredó de ‘Petita’, su abuela, quien llegó a Monserrate para echar raíces, hacer historia y nunca irse.
“Uno podría pensar que mejorar significa mudarse a otro lugar y salir de un barrio que resulta inseguro, pero para mí, vivir en el centro es bonito. Nuestro esfuerzo hace que las personas le den otro significado a Monserrate y que todos podamos mejorar”, dice orgullosa Rossana.
Su sencillo y exitoso huarique está decorado con fotografías que atestiguan los logros de su familia durante estos 50 años. En una de las paredes mantiene la imagen de su padre, a quien apodaron el ‘Tío Candela’, por su técnica de cocina al carbón.
“Hemos heredado una sazón única y mantenemos la tradición. Nos quedaremos aquí para probar todo lo que se puede lograr en nuestro barrio”, añade Rossana.
—Revivir la jarana—
La voz de Luis Flores Soto, de 60 años, retumba por toda la Plaza de Monserrate, ubicada entre los jirones Tayacaja y Callao. Acompañado por la guitarra de su amigo Walter Lynch, Flores canta a toda voz algunos de los estribillos más famosos del criollismo.
Llegó hace 40 años a Monserrate desde Ica para trabajar junto a su familia en una imprenta. Aunque quiso dedicarse enteramente a la música, las responsabilidades familiares lo hicieron optar por oficios más rentables. Eso, aclara, nunca le impidió mantener la difusión de la música, sobre todo del vals criollo y el bolero como la clave de una vida rentable y feliz.
“Vivo en un barrio alegre y tradicional, que es cuna de la cultura criolla. De aquí salieron personalidades como Pedrito Otiniano y albergó a grandes como Lucho Barrios, Manuel Donayre y Arturo ‘Zambo’ Cavero, entre otros maestros que llevaron la jarana criolla a su máximo esplendor”, dice sin soltar la guitarra.
Flores, quien tiene un grupo de música criolla, comenta que una de sus principales metas es recuperar desde el barrio de Monserrate la tradición por las jaranas, las peñas y las escuelas de enseñanza musical para dar más oportunidad a los jóvenes.
—Calles y tradición—
Rocío Hernando Orihuela es una comunicadora nacida en Monserrate, quien, gracias a su impulso por reivindicar las historias del barrio, ha sido invitada por la Municipalidad de Lima para apoyar a los guías turísticos y orientar a los visitantes en una zona que antes resultaba incluso prohibida.
“Muchos de los visitantes son personas que han vivido en Monserrate, y que ahora tienen la oportunidad de conocer la historia de las calles, recordar la tradición del barrio. Monserrate es como un diamante que solo espera ser descubierto”, cuenta Rocío.
Desde el año pasado, como parte del plan Limeños al Bicentenario, de la Municipalidad de Lima, esfuerzos como los de Rossana, Luis y Rocío han encontrado respaldo e impulso para que más vecinos se comprometan con la puesta en valor de Monserrate.