PIERINA PIGHI
Los peatones de Nicolás Ayllón, en La Victoria, que saltan los muros de la avenida en vez de cruzar por las líneas peatonales, explican que siempre miran que no vengan vehículos detrás de ellos y que se preparan para correr si no hay semáforos cercanos. Creen que la precaución es cuestión de probar suerte.
En el puente Alipio Ponce, en San Juan de Miraflores, la gente cruza por los rompemuelles: ¿para qué caminar hasta las esquinas?
En vías con puentes peatonales, como Evitamiento, en Surco, los peatones que ignoran estas estructuras no aceptan críticas: “¿Acaso usted va a cruzar?”, dicen. Si no ven carros, entran a la pista. A veces no alcanzan la otra vereda: los vehículos aparecen a velocidad y sin dejar tiempo para lamentar el último ahorro de fatiga.
SANCIONES SUSPENDIDAS
En el 2009, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones estableció sanciones de 18, 27, 72 y 108 soles para 15 infracciones de peatones –como cruzar por en medio de la pista o con el semáforo en verde para los autos– y comenzó a aplicarlas desde noviembre del 2010.
El primer día, la policía puso 900 papeletas y la primera semana, 3.895 solo en Lima. Luego la fiscalización fue bajando hasta detenerse indefinidamente. Según el coronel PNP Roger Paredes, jefe de Tránsito, muy pocas de esas multas se pagaron. En el 2011, solo 130 de 22 mil peatones multados asistieron a clases de educación vial. O sea, no pagaron.
Este año la policía cambió las sanciones efectivas por papeletas educativas. Según Paredes, de enero a junio las amonestaciones –sin consecuencias– suman más de 3.000. “Para multar, necesitaría un policía por cada peatón –dice–, pues más del 95% infringe las normas”. Paredes quiere formarlos primero a través de campañas y estas amonestaciones, pues considera que carecen de cultura vial.
Ya en el 2011, cuando fue viceministro de Gestión Pedagógica, Idel Vexler mandó capacitar a 13.000 profesores en educación vial. “A más tardar en tres años veremos buenos resultados”, dijo Vexler en ese año. Vemos que no funcionó.
ALTERNATIVAS
Luis Quispe Candia, presidente de la ONG Luz Ámbar, cree que la policía debería imponer sanciones económicas permanentes al menos en las vías más importantes, y que a partir de ahí la responsabilidad vial se extienda a vías más pequeñas.
Adrián Revilla, presidente de la ONG Ciudad Nuestra, propone que además los peatones que no paguen sus multas pierdan derechos civiles, como cuando no van a votar.
Los infractores pagan el 50% de las multas si las pagan antes de que cumplan siete días. Si no las pagan, prescriben en dos años. “Las faltas de los peatones se deben a que pueden evadir las sanciones. Es inútil atribuirlas a la falta de formación. En otros países cumplen las normas porque es imposible evadir los castigos”, dice Revilla.