Hace un poco más de dos años, Jean Francis Álvarez Lizeta era un niño de once años que convenció a su mamá de adoptar a un cachorro. Paola Lizeta Huamán recuerda que desde el momento en que una compañera de su colegio le ofreció el perrito a Jean Francis, él insistió tanto que lo aceptó. “Le dije que sería su responsabilidad y el aceptó contento”, recuerda Paola.
► Lester, el perrito que fue salvado por niño en deflagración de VES, se despidió así de su amigo
Para nombrarlo jugó con el nombre Chester pero le añadió un toque especial: “¡Será Lester!”, dijo. Durante estos dos años, Jean Francis se encargó de que Lester creciera protegido y amado y, según su familia, el niño nunca fue más feliz. Lester era mucho más que una mascota: se convirtió en su amigo, su compañero, en una parte de él. Era común verlos corretear a diario por toda la casa que su abuela heredó en Villa El Salvador, justo en la intersección de las avenidas Mariano Pastor Sevilla y Villa del Mar.
Jean Francis, al igual que muchos niños, vivió en un hogar de padres separados. Ana Mariela Huamán Escate, relata que pese a que su nieto conoció desde muy pequeñito la desazón de crecer en medio de una ruptura, siempre dio muestras de una madurez sorprendente que le permitió conservar y aprender lo mejor de sus padres. “Me esforcé porque mi nieto creciera lleno de valores y de mucho amor. Tenía la ilusión de construir una habitación solo para él y ya tenía el dinero para hacerlo”, relata con pesar su abuela, con quien compartía el dormitorio.
Docentes de profesión, la señora Ana Mariela y sus cinco hijos, saben muy bien que la educación es fundamental en la formación de todo niño. “La educación y el respeto hacia el otro”, añade Ana Mariela, quien en medio del profundo dolor por su pérdida evoca a su nieto y describe una de esas historias que destilan aún su ternura: “Cuando me alistaba para el trabajo me decía: ‘mamita, ¿cuándo vas a dejar de trabajar? ya debes descansar’. O me contemplaba y repetía lo linda que lucía”, describe su abuela.
Su amor por los animales lo hacía soñar en convertirse en veterinario. “Quería tener un espacio para proteger a los cachorros”, cuenta su mamá. Hasta entonces, Lester sería el mejor reflejo de la seriedad en sus propósitos. “Cuando Lester hacía alguna travesura, me repetía: “si me quieres a mí, me quieres con mi perrito”, añade Ana Mariela con la voz entrecortada.
—Un lazo indestructible—
Minutos antes que la tragedia transformara sus vidas aquel 23 de enero, Ana Mariela se levantó muy temprano para prepar el desayuno. Luego de las 6:40 a.m. escuchó un golpe fuerte, sintió el intenso olor a combustible y notó que se trataba de un camión- cisterna de GLP que se detuvo solo a unos metros de su casa. Ante el inminente peligro alertó a todos en su casa. La familia evacuó y logró cruzar la avenida Sevilla Pastor para ponerse a salvo. Jean Francis permaneció junto a su abuela, quien desesperadamente alertaba a sus vecinos y les pedía que no enciendan nada.
Lo que ocurrió después ha sido calificado con toda justificación como un acto heroico, pero es también lo más difícil de asimilar para quienes aman a Jean Francis. En medio de la confusión, el pequeño logró zafar de su abuela al notar que Lester no había salido de casa. Aún con su mascota en los brazos, las llamas lo alcanzaron por la espalda. Luchó para superer sus quemaduras los siguientes seis días.
Desde que perdieron a Jean Francis, nadie ha vuelto a ser el mismo. Un mes después de la tragedia que acabó con 30 vidas y dejó traumáticas secuelas, Lester camina desde el parque donde han colocado los módulos temporales para los damnificados y llega hasta el lugar donde estaba la casa de Jean Francis y, hoy solo es un terreno vacío. Ahí, las autoridades les han prometido reconstruir una casa para ellos en los próximos tres meses.
“A diferencia de ustedes que tienen la opción de expresar su dolor, Lester está confundido y desorientado porque se quedó sin su líder. Está atravesando por un cuadro de ansiedad por separación”, les explica a la familia el médico veterinario Pedro Ramos Reyes, especialista en terapia conductual de canes. Gracias al especialista, Lester iniciará un entrenamiento que podría convertirlo en rescatista.
Paola dice que siente a Lester como una conexión con su hijo ysienten como familia que es muy importante que él esté bien. Lo siente como el legado del amor de su hijo. “Siento que aún mantienen esa conexión. Es díficil de explicar. Días después del sepelio, cuando regresamos con Lester al cementerio nosotros nos desorientamos pero él no, llegó exactamente a él”.