Luego de dictar clases a niños y adolescentes del colegio Los Emprendedores de San Juan, en la comunidad de Jicamarca, los hermanos Carlos, Lenin y Persin Vargas Rodríguez se dirigían apresurados a cumplir una misión que, según ellos, era un gesto de lealtad y agradecimiento: custodiar en un hostal de San Martín de Porres a Carlos Burgos, exalcalde de San Juan de Lurigancho, prófugo de la justicia desde el 2017.
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Los hermanos valoraban a Burgos porque era dueño del centro educativo y los había contratado como docentes de primaria y secundaria desde la fundación del colegio.
La policía no sabe con exactitud desde cuándo el exalcade estuvo oculto en el hostal Los Dos en el Mundo, ubicado en el cruce de las avenidas Universitaria y Los Alisos, donde fue detenido la noche del último viernes. En su declaración a la policía dijo que había permanecido ahí poco tiempo.
Persin Vargas, uno de los hermanos que lo vigilaba, pagaba mensualmente S/3.500 por el alquiler del hostal que contaba con 20 habitaciones. La 309 estaba destinada para el uso del exalcalde sentenciado en el 2017 a 16 años de cárcel por los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de activos.
–Tras la recompensa–
Todo empezó en mayo de este año. El Ministerio del Interior (Mininter) decidió aumentar el precio de la recompensa, de S/30 mil a S/100 mil, para la persona que informara sobre el paradero de Burgos.
El coronel Nicasio Zapata, jefe de la División de Investigación de Secuestros, recuerda que a partir de ese momento empezaron a recibir llamadas de informantes que aseguraban haberlo visto. Entonces, creó un equipo especial de policías que enfiló todo su esfuerzo en capturar al que fuera alcalde de San Juan de Lurigancho en dos oportunidades.
“Ha sido un trabajo arduo. Viajamos a Chimbote, Trujillo y Tumbes creyendo que estaba allá. Recibimos mucha información y tuvimos que descartar si era falsa o verdadera. Luego, nos indicaron que estaba en el cono norte y al final supimos, hace tres meses, que se escondía en San Martín de Porres”, evoca Zapata, quien ayer llevaba 24 horas sin dormir por este caso.
Durante 15 días, los policías del equipo especial, conformado por agentes de inteligencia y de la División de Investigación de Secuestros, no despegaron un ojo del hostal. En esas horas de vigilancia constante, detectaron que a la cochera entraba y salía una camioneta blanca Nissan. “La seguimos, y su destino siempre eran los colegios del exalcalde, entre ellos Los Emprendedores, en Jicamarca”, relata el coronel.
Los policías también concluyeron que Persin se encargaba de trasladar dinero, medicinas y artículos de primera necesidad para el fugitivo, en la camioneta. Era el enlace con su entorno familiar y amical. Los parientes de Burgos también se trasladaban hasta el hostal en ese vehículo, de lunas polarizadas.
Este hecho era un indicio casi certero de que Burgos estaba escondido en el local, pero la policía aspiraba a tener la convicción absoluta. Entonces, dos agentes encubiertos (hombre y mujer) se hicieron pasar como una pareja de enamorados y fueron al hostal para pedir una habitación del tercer piso, donde tenían la sospecha de que pernoctaba Burgos. La pareja ingresó el jueves en la noche y se quedó hasta el viernes, día de la detención.
–Puñales para defenderse–
El viernes en la tarde los custodios de Burgos, los hermanos Vargas Rodríguez, realizaron una reunión en la azotea del hostal porque era el cumpleaños de un familiar. El movimiento se intensificó en el lugar, bajaban y subían las escaleras hasta que alguien tocó la puerta de la habitación de Burgos, al parecer para pedirle dinero para la cerveza.
Fue en ese instante –cuenta el coronel Zapata– que el agente encubierto también abrió la puerta de su habitación, de manera discreta, y vio al exalcalde. “Positivo. Es él”, avisó a sus compañeros. Era momento de entrar para arrestarlo.
Cerca de las 9 p.m., del viernes, los agentes irrumpieron en el hostal. Burgos escuchó bulla en el primer piso y, visiblemente asustado, se asomó a la ventana que da a la calle. Los policías que esperaban afuera lograron verlo. “Todo fue rápido felizmente. Lo redujimos y no le dimos tiempo para que use sus puñales que, luego dijo, eran para su defensa personal”, resalta el coronel. En la habitación desaseada, había una cama de dos plazas, un televisor, tres puñales y abundante medicina. Burgos les dijo a los agentes que sufría “del estómago y de estrés”.
Le incautaron 11 sortijas y tres cadenas de oro, una laptop, 23 mil dólares y 8 mil soles. Los agentes que participaron de la detención cuentan que Burgos utilizaba tres ambientes en el tercer piso, acondicionados para él. En uno de ellos tenía un gimnasio y en otro una cocina.
La policía también detuvo a los tres hermanos Vargas Rodríguez y a un venezolano que trabajaba como recepcionista. En su defensa, el extranjero aseguró que no sabía quién era Burgos y que siempre le prohibían el acceso a la zona que ocupaba el prófugo. También se halló un DNI con la fotografía del exalcalde, pero con el nombre de otra persona. A las 3 a.m de ayer, los trámites para encarcelarlo continuaban.
La fiscalía abrirá proceso a los hermanos Vargas por encubrimiento y a Burgos por falsificación de documentos. La recompensa de S/100 mil se pagará al informante.
En su primera declaración, Burgos, de 58 años, apeló a sus inicios como empresario y político, y enumeró algunas obras que realizó en San Juan de Lurigancho como las losas deportivas. “Me iba a poner a derecho, pero no había garantías suficientes”, afirmó. Ningún policía le creyó.
-Un año complicado-
16/2/2014: El hijo de Carlos Burgos, Enrique Burgos Gonzales, fue asesinado en una discoteca por dos sujetos, al parecer, a causa de una deuda.
29/9/2014: La hija de 17 años del exalcalde muere en un accidente en la Av. Costanera, en San Miguel, junto con otro joven.
22/10/2014: El Jurado Nacional de Elecciones dejó sin efecto su candidatura a la alcaldía de San Juan de Lurigancho por el partido Solidaridad Nacional, que presidía Luis Castañeda Lossio.