Ana Briceño

Uno de los primeros logros del sistema de recompensas, implementado en el 2016 en Perú, fue la captura de Carlos Sulca Cruz, mano derecha del presunto narcotraficante , en marzo de ese año. No fue una tarea fácil. Un grupo de 20 policías lo capturó en el asentamiento humano San Hilarión, en San Juan de Lurigancho. A Sulca se le buscaba desde el 2015 por estar inmerso en una investigación por el delito de tráfico ilícito de drogas. Según el Ministerio Público, Oropeza y él habrían formado parte de una red de narcotraficantes que exportaba droga hacia Europa a través del puerto del Callao. 


Sulca fue llevado al penal de Challapalca, en Tacna, donde pasó 18 meses preso preventivamente, mientras la Cuarta Fiscalía contra el Crimen Organizado recababa más elementos probatorios en su contra para acusarlo ante el Poder Judicial y, así, sea sentenciado finalmente. Para el fiscal a cargo del caso, Lucio Sal y Rosas, Sulca había cometido el delito de tráfico de drogas en la modalidad de conspiración agravada para sacar cargamentos de cocaína al exterior. 

Sin embargo, los 12 meses transcurrieron y el fiscal no concluyó su trabajo. Por eso, pidió al Poder Judicial que dicte 18 meses más de prisión preventiva contra Sulca con el objetivo de continuar con sus averiguaciones. Es decir, en total el hombre de confianza de Oropeza estuvo preso en Challapalca 30 meses. En setiembre del año pasado venció el plazo y el Ministerio Público no concluyó su trabajo. 

En octubre del 2018, el juez Richard Concepción Carhuancho dispuso que Sulca salga de Challapalca “porque se ha agotado el plazo máximo de la prisión preventiva que la ley faculta”, y ordenó que afronte el proceso en su casa, pero con custodia policial. En la resolución del magistrado se lee: “El representante del Ministerio Público, a pesar de tener pleno conocimiento del vencimiento de la posición preventiva, recién con fecha 5 de setiembre del 2018 emitió su requerimiento de acusación contra el investigado y otros”. 

De acuerdo con un video al que tuvo acceso este Diario, se observa a Sulca saliendo del penal, el martes 19. Cargaba una bolsa con sus pertenencias y estaba acompañado de policías. Se espera que llegue a Lima en las próximas horas. El fiscal Lucio Sal y Rosas dijo a El Comercio que 30 meses son poco tiempo para investigar un caso tan complejo. Es más, ha pensado replantear todo. “Tenemos que recabar información del extranjero. Es complicado trabajar con cooperación internacional”, dijo. 

En abril de 2015, Sulca y Oropeza fueron atacados por una organización rival con armas de guerra y una granada cuando se trasladaban a bordo de una camioneta Porsche.

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