Desde el año 2020, en plena pandemia del Covid-19, El Comercio se ha dedicado a difundir las diferentes modalidades de estafas digitales y no digitales como: la trampa de la maleta retenida, las las falsas criptomonedas, boletos de viaje inexistentes, suplantaciones, entre otras. En la actualidad, la Policía Nacional del Perú (PNP), a través de la División de Investigación de Estafas y Otras Defraudaciones, ha identificado un común denominador en el 99% de modalidades de estafas y fraudes: la existencia de cuentas receptoras del dinero ilícito producido por acciones criminales.
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Se trata del último eslabón de las estafas: cientos de personas que prestan sus cuentas bancarias y billeteras digitales -a cambio de una comisión- a donde llega a parar el dinero de estos fraudes. A veces ellas sí saben que serán parte de una banda criminal, en otras ocasiones no tienen conocimiento de qué están haciendo y son captadas con falsas ofertas de trabajo que prometen tareas sencillas con ingresos de dinero rápido a diario. Para ser parte del falso grupo empresarial solicitan que la persona cuente con Yape, Plin y una cuenta bancaria activa que podrá emplear desde la comodidad de su casa.
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La finalidad de todo este proceso de selección es simple: que el cabecilla de la organización no sea plenamente identificado ni rastreado. Es por ello que él, a través de terceros, capta a personas que funcionarán como cuentas receptoras y se asegura que los montos de dinero que ingresarán producto de delitos violentos y no violentos sean intercambiados de una a otra, hasta que lo pueda retirar en efectivo o enviarlo al extranjero. Tan solo en 2023, la División de Investigación de Estafas y Otras Defraudaciones (Divieod) de la Dirincri detectó el movimiento de más de S/50 millones en 1.611 casos denunciados por ciudadanos en la división.
Según el jefe de la Divieod, el coronel PNP José Manuel Cruz Chamba, lamentablemente la ejecución de delitos con cuentas receptoras es un mal en crecimiento a nivel nacional. En ese sentido, indicó que la cifra del dinero recaudado el año pasado en las cuentas se podría multiplicar por ocho hasta diez veces más porque falta el conteo de todas las comisarías y Depincris en Lima Metropolitana y a nivel nacional. En lo que va del 2024, la misma división ha identificado 720 casos y más de S/28 millones.
¿Cuál es el modus operandi?
El Comercio detectó la existencia de publicaciones en diversos grupos de Facebook donde son anunciadas presuntas ofertas laborales en las cuales se ofrecen pagos que van desde los S/45 hasta S/700. Las personas interesadas en ingresar a los grupos de presuntos trabajos, deben contar con Yape, Plin o cuentas bancarias activas como requisito.
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A través de los aplicativos recibirán dinero a diario que sería producto de delitos violentos y no violentos cometidos por delincuentes reales, pero esto en muchos casos no lo saben. Según el coronel PNP José Manuel Cruz Chamba, estos van desde los secuestros, extorsiones, préstamos extorsivos hasta estafas y fraudes.
“Siempre está la condición de que sea Yape o Plin. Lo que sigue es que si tienen cuentas bancarias que no están vinculadas a estas billeteras, van a hacer que las creen. Es la forma de captarlos”, indicó el experto. Además, precisó que los pagos a los receptores pueden alcanzar hasta un sueldo mínimo vital.
Para que sus ofertas sean aún más convincentes ante las personas que no tienen conocimiento de que están a punto de ingresar a las redes de una banda criminal, los delincuentes o captadores crean narrativas sobre la existencia de falsos negocios o fachadas.
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Pueden indicar que se dedican al trading de criptomonedas, comercio electrónico, actividades muy rentables de exportación y ventas de productos pero que se necesitan esas cuentas bancarias para que ahí reciban el dinero que no necesariamente no llega a alcanzar montos grandes.
Las bandas organizadas dedicadas a captar personas para usarlas como cuentas receptoras pueden trabajar, en su mayoría, de manera remota. En ocasiones, tienen las cuentas receptoras bajo su control mientras que están a nombre de otra persona. Lo único que hacen es mover los depósitos y entregar el porcentaje de ganancia al titular.
La finalidad de la estrategia criminal es que el cabecilla sea difícilmente identificado, es por ello que realizan el intercambio de cuentas receptoras pasando dinero de una a otra o, como lo identifica la policía, el ruleteo. Además, los cabecillas también reclutan a una serie de personas para que únicamente se dediquen a captar a las posibles cuentas receptoras sin percibir directamente el dinero producido por alguna actividad ilícita.
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Como si fuera poco, los hampones han investigado a detalle cómo actuar. Conocen que toda la información que está sujeta al secreto bancario está protegida constitucionalmente, esto genera que la policía no pueda acceder rápidamente a ella. Inclusive para tener el nombre de quien es el titular de la cuenta, conocer el flujo de quiénes han depositado y sobre eso se pueda identificar a los agraviados y a quiénes se ha redireccionado el dinero, es un proceso largo.
“Para acceder a la información protegida por el secreto bancario debe ir primero hacia el fiscal, luego al juez y de ahí a la entidad bancaria. Esta última hace nuevamente ese recorrido y demora 8 meses”, dijo el jefe de la División de Investigación de Estafas y Otras Defraudaciones de la Dirincri. Asimismo, informó que todas las personas que prestan sus cuentas están comprometidas en un caso. Es decir, se convierten en cómplices primarios porque sin la actuación de ellas no se hubiera consumado el delito.
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Los criminales también han desarrollado una inclinación por seleccionar como cuentas receptoras únicamente a personas de nacionalidad extranjera porque saben que son itinerantes y no tienen, en su mayoría, una ubicación permanente. Estas mismas mafias se encargarían de regularizar la situación del inmigrante para que sean capaces de acceder a una cuenta bancaria en el país.
Según información de la Divieod, en el año 2023 identificaron 2.506 cuentas receptoras que funcionaban para recaudar dinero ilícito. La modalidad de estafa que tuvo más incidencia fue la del cuento de negocio e inversión con 1.403. Esta fue seguida por la modalidad de la maleta retenida, compra-venta por internet, boletos de viaje y suplantación.
“No podemos prestar nuestras cuentas. No podemos prestar nuestras tarjetas. No podemos entregar nuestras tarjetas y menos la clave. Lo que van a hacer [los delincuentes] es tener el control. Ahí puede llegar dinero producto de actividades ilícitas violentas, muy graves, que pueden ir hasta el sicariato como también por delitos no violentos”, resaltó el coronel PNP José Manuel Cruz Chamba.
La División de Investigación de Estafas y Otras Defraudaciones de la Dirincri continúa trabajando para detectar a las organizaciones dedicadas a cometer este tipo de actos ilícitos en agravio de la población. Asimismo, producto de sus varias capturas ha logrado que algunas personas cumplan prisión preventiva.