Las manchas de sangre de la víctima aún permanecen en la sala donde el adolescente de 13 años atacó a su prima. Familia pide justicia. (Foto: Hugo Curotto)
Las manchas de sangre de la víctima aún permanecen en la sala donde el adolescente de 13 años atacó a su prima. Familia pide justicia. (Foto: Hugo Curotto)
Ana Briceño

Cuando tres policías retuvieron, la tarde del último lunes, a un adolescente, de 13 años, que dos horas antes había ultrajado sexualmente a su prima, de ocho años, se defendió diciendo: “No me pueden hacer nada; soy menor de edad. Suéltenme”.

La violación ocurrió, según las investigaciones, en la casa de la abuela de ambos menores en la zona de Collique, en . Todos los días, la vivienda de esta mujer recibe la visita de sus ocho nietos, entre niños y adolescentes.

La tarde de ese lunes, la madre de la víctima llegó ahí con su hija de ocho años para que juegue con sus primos aprovechando las vacaciones. Cerca de las 3:30 p.m., mientras ella conversaba con algunos familiares, en el segundo piso, su hija regresaba de comprar en la tienda (a pocos metros de la casa) junto a un primo de seis años.

Una vez dentro de la casa, otro de sus primos, el adolescente de 13 años, la tomó del brazo, la tumbó sobre el sillón de la sala, le tapó la boca y la violó, según la denuncia.

El niño de seis años habría sido testigo del abuso sexual y el primero en auxiliar a la víctima. “Le llevó papel higiénico a su primita porque no dejaba de sangrar y le avisó a su mamá lo que estaba pasando”, cuenta la tía de la víctima y pide terapia psicológica para todos los menores que viven en esa casa.

Del adolescente no se supo nada hasta dos horas después cuando fue retenido por la policía, en Collique. “Viene de un hogar disfuncional, es violento y negó haber violado a su prima, pero se resistió a pasar los exámenes de ley”, indicó un agente.

–La agonía de la niña–

Cuando la mamá encontró en el baño a su hija, a donde había llegado casi gateando, la niña solo atinó a decir llorosa que su primo le había hecho daño. Desesperada, la madre cargó a su hija y salió en búsqueda de un taxi para llevarla a un hospital.

En el camino encontró un patrullero. Los policías la llevaron al Hospital de Collique, pero los médicos se negaron a atender a la niña porque, indicaron, era un caso de violación y debía ser llevada a un médico legista.

Los agentes la trasladaron al Centro de Investigación Especial de Delitos contra la Libertad Sexual de Menores de la policía, para que les dieran un oficio para solicitar la evaluación médica legal.

“Adentro les dijeron a los policías [del patrullero] que no me atenderían porque, seguramente, estaba sangrando porque era la regla”, cuenta la mamá.

Fue en la comisaría de Collique donde hicieron los trámites y, finalmente, el examen de medicina legal concluyó que la niña presentaba “signos de acto contra natura reciente, lesión corporal traumática extragenital, y requiere atención médico- quirúrgica de urgencia”.

Ayer la menor fue operada en el Hospital Alberto Sabogal. Al cierre de esta edición, estaba en observación.

“No pensé que eso le pasaría en la casa de su abuela”, dice la madre, quien pidió justicia.

–Amparado por la ley–

La fiscal a cargo del caso, Dora Suárez, puso al adolescente a disposición del Juzgado de Familia, que determinó que sea liberado y atendido en el Instituto Nacional de Salud Honorio Delgado - Hideyo Noguchi, mientras siguen las investigaciones.

Según el Ministerio Público, el menor no puede ser internado en el Centro Juvenil de Diagnóstico y Rehabilitación de Lima, conocido como Maranguita, porque tiene menos de 14 años. Inspectoría de la PNP ha iniciado las investigaciones para sancionar a los policías que se negaron a atender a la niña.

Las manchas de sangre de la víctima aún permanecen en la sala donde el adolescente de 13 años atacó a su prima. Familia pide justicia.

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