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Parricidios: los crímenes que desconcertaron en los últimos años
Redacción EC

En los últimos años una serie de crímenes han sorprendido a la población limeña con una característica en común: las víctimas fueron los padres o parientes cercanos. Algunos nombres que saltaron en los medios fueron los de , y .

En este último caso, la joven Elizabeth Espino volvió a salir a la luz por su intento de recibir la herencia de su abuelo Ernesto Vásquez y de su madre Elizabeth Vásquez Marín, a quien asesinó en complicidad con dos amigos en el 2010. Fue considerada autora intelectual.

‘Elita’, como la conocían en su entorno familiar, tenía 21 años cuando, junto a su enamorado Fernando Gonzalez Asenjo (23) y su amigo Jorge Cornejo Ruiz (22), elucubró el crimen contra su progenitora de 45 años. El cuerpo de la contadora –muerta a raíz de golpes y asfixia- fue encontrado al interior de una camioneta que había sido abandonada en Barranco.

Hoy, la joven parricida cumple una condena de 30 años de prisión. Pero aún desde la cárcel espera recibir parte de la millonaria herencia de su madre Elizabeth Espino Vásquez.

- Asesinato en pareja -
Marco Arenas, tenía 22 años y su ex enamorada Fernanda Lora Paz tenía 18 cuando cometieron el asesinato de la empresaria María Castillo Gonzales en su propia casa. Posteriormente llevaron el cuerpo a Manchay para prenderle fuego.

Todo empezó el 5 de noviembre del 2013 debido a una discusión por los constantes robos de dinero y objetos de valor que el joven realizaba a su madre. La relación entre los padres y el hijo era distante: él se quejó de la poca atención- que supuestamente recibió desde niño.

Marco Arenas mató a su madre adoptiva y su novia fue considerada como cómplice. La pareja de universitarios armó una coartada dejando el vehículo en otro lugar e incluso prosiguieron con sus actividades cotidianas. Los dos, de una relación intensa, dependiente y ambiciosa, fueron condenados a 20 años de prisión y al pago de 200 mil soles de reparación civil a favor de la familia de la agraviada.

- Con un arma en la mano -
Uno de los casos más conocidos es el de Giuliana Llamoja. La joven tenía solo 18 años cuando acuchilló más de 40 veces a su madre María del Carmen Hilares Martínez (47) causándole la muerte en marzo del 2005. Un año después fue sentenciada a 20 años cárcel, pero un juzgado de Lima le dio semilibertad en el 2009.

El peritaje psicológico practicado a Llamoja señaló que ella fue consciente de sus actos tras discutir con su progenitora. “Me podrían decir es tu mamá, estaba ahí. Y yo podría decir que yo soy su hija y ella también tenía un arma en la mano, y las dos estábamos en una situación igual, porque las dos teníamos un instrumento en la mano. Y quién lo cogió primero, ¿lo cogí yo?”, se defendió en declaraciones a América TV aquel año. Tras el crimen escondió el cadáver en el baño, limpió el piso y se cambió de ropa en el cuarto. Según los familiares, la joven asesina no tenía una buena relación con su madre. Muchos años después y en libertad, hoy cuenta con dos carreras profesionales en filosofía y derecho.

- Myriam Fefer: un caso aún sin resolver -
Otro caso que causó polémica, y que aún no llega a su fin, fue el de la muerte de la empresaria Myriam Fefer, asesinada el 15 agosto de 2006 en su vivienda de San Isidro.

Más de 10 años después, el Poder Judicial aún no resuelve este caso que tuvo a Eva Bracamonte como principal sospechosa del Ministerio Público, que la acusó de ser la autora intelectual del crimen.

La Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema confirmó la absolución de Eva Bracamonte del delito de parricidio. Se argumentó que no existen pruebas suficientes que permitan "destruir" el derecho constitucional a la presunción de inocencia. Quien sí cumple condena por este caso es Alejandro Trujillo Ospina, el sicario colombiano condenado por ser el autor material del crimen. Negó conocer a Eva Bracamonte y no ha colaborado con las investigaciones.

- Un tormentoso amor -
El diccionario de la Lengua Española señala al parricidio como la "muerte dada a un pariente próximo, especialmente al padre o la madre". Es así que en el 2017 también se puede contar el crimen que cometió Evelyn Páucar, la madre que asesinó a sus tres hijos en Ate.

La joven de 25 años acabó con la vida de sus pequeños dándoles ansiolíticos y haciéndoles profundos cortes con un cuchillo en sus muñecas y brazos. El detonante de su decisión habría sido la relación agobiante con su pareja, pues este no tenía hijos con otra mujer con la que no se había terminado de separarse. La relación conflictiva tuvo como víctimas a los menores.

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