LUIS GARCÍA BENDEZÚ / @condedemaldoror
El vecino de San Borja sabe que vive en uno de los distritos más limpios y con más áreas verdes de Lima. Reconoce también que el municipio distrital presta un buen servicio de serenazgo y que hace esfuerzos para controlar el tránsito vehicular. No obstante, lo que muchos piden con premura es que se refuerce la fiscalización para eliminar los negocios informales y la contaminación sonora.
Varios vecinos señalaron a El Comercio que el municipio no impide que algunas personas trabajen en condiciones prohibidas por las ordenanzas. “No es posible que frente al puesto del serenazgo de la avenida Del Parque Norte se hayan instalado cuidadores que exigen cupos al que se estaciona”, cuestiona Álvaro Thais, vecino de la urbanización Monterrico Norte.
Este Diario constató que en ese estacionamiento público hay personas que cobran por lavar autos, pese a que varios carteles advierten que esa actividad se multa con S/.380.
La situación es peor en el pasaje Santa Rosa, ubicado cerca de la avenida Angamos. Ahí, los talleres de mecánica trabajan en la vía pública y obstruyen el tránsito. En otro extremo del distrito, en la cuadra 19 de la avenida Canadá, también hay planchadores de carros que ocupan un carril de esta vía. Según vecinos, los robos son frecuentes en ambos sectores.
“Entre las 7 y 9 p.m. nuestro ambiente se contamina con los ruidos del tráfico en las avenidas San Borja Norte, Sur y en Aviación”, lamenta el vecino Jaime Zegarra. Desde el 2011, la Municipalidad de San Borja promueve una campaña para erradicar el ruido vehicular en 15 cruces del distrito. Asimismo, la Ordenanza 306, del 2004, establece sanciones para los vecinos que no controlen los decibeles en sus viviendas.
FALTAN MÁS ESPACIOS PÚBLICOS
Aunque San Borja tiene varios parques y el municipio realiza actividades para adultos mayores, los vecinos señalaron que hace falta mejorar los espacios públicos con nuevas ofertas de esparcimiento. Hasta el momento, el circuito deportivo del Cuartel General del Ejército es uno de los pocos lugares que congregan a los vecinos.
“Hay mucha infraestructura en la avenida Javier Prado, como el Gran Teatro Nacional, que puede ser aprovechada en jornadas culturales para niños y adultos”, recomienda Manuel Kom, vecino de la urbanización Jacarandá, de San Borja.
Para la urbanista Silvia de los Ríos, San Borja es un distrito que no se articuló bien a la ciudad, a diferencia de Miraflores y San Isidro. “Hay residencialidad, pero se trata de una ciudad fragmentada. No se desarrolló un buen proyecto urbano”, explica la especialista.
Según el sondeo, al vecino samborjino también le interesa conservar el medio ambiente. Por eso quiere que el municipio siga fomentando los programas del reciclaje de residuos.