Hace seis años, la municipalidad de Lima instaló 149 botones de pánico para brindar ayudar a los peatones en caso de una emergencia o un delito. A través de estos intercomunicadores, los agentes deben dar una asistencia casi inmediata; sin embargo, puede pasar más de un minuto antes que respondan al llamado de auxilio.
“Los botones del pánico o emergencia fueron instalados para dar una respuesta rápida ante un hecho delictivo. Si la respuesta demora en llegar, si las personas no saben dónde están ubicados o no conocen su función, entonces no cumpla su rol”, explicó Eduardo Pérez Rocha, general (r) de la Policía Nacional.
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El Comercio recorrió el Cercado de Lima en busca de los botones de pánico y comprobó que el sistema, pese a ser de ayuda, no es conocido por las personas que a diario transitan por la ciudad.
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El recorrido inició con el intercomunicador ubicado en el cruce de las avenidas Tacna con el jirón Callao, al lado de la basílica de Santa Rosa de Lima. Tras apretar el botón hasta tres veces, los agentes de seguridad demoraron un minuto y doce segundos en responder el llamado de auxilio, tiempo que excede más de cinco veces lo estimado, según especialistas consultados por este Diario.
“La respuesta debe estar alrededor de los primeros 20 segundos de cometido el delito o de la emergencia porque se debe tener en cuenta que estos botones pueden ayudar ante un accidente. Además se debe realizar seguimiento por las cámaras y advertir del peligro a otros vecinos con el sonido de sirenas”, precisó Pérez Rocha.
Ricardo Valdés, exviceministro de Seguridad Pública sostuvo que la respuesta se debe dar en el mismo tiempo. “Aunque se propongan e instalen nuevas tecnologías, como drones o cámaras de reconocimiento facial como están proponiendo algunos candidatos, todo esfuerzo será inútil si no hay capacidad humana de poder atender la emergencia eficazmente y de hacer las detenciones”, manifestó.
Ambos especialistas precisaron que es necesario que los gobiernos locales trabajen en coordinación con la PNP y los comités vecinales a fin de lograr acciones enérgicas contra la delincuencia.
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En el recorrido se observó que, si bien existía una respuesta —aunque tardía— a través de los botones de seguridad, muchos de estos se encontraban “ocultos”.
En el cruce de los jirones Paruro y Cusco, a la espalda del Mercado Central, uno de los botones del pánico se encontraba tapado por un cartel que solicitaba personal para venta. La municipalidad de Lima no conocía de esta situación.
Otro de los “botones ocultos” se ubica en el cruce de la avenida Bolivia y el jirón Belén, frente al centro comercial Real Plaza. El botón fue cubierto con la misma capa de pintura utilizada para pintar el poste donde se ubica. Ninguno de estos botones contaba con un cartel que advierta de su existencia.
“Ese es solo uno más de los problemas de estas iniciativas buenas, pero mal empleadas. La municipalidad debe realizar ensayos junto a la población para que conozcan donde se ubican y cómo funcionan estos botones. Ahora están escondidos para los delincuentes y para los que necesitan ayuda”, dijo Pérez Rocha.
Este Diario intentó sin éxito comunicarse con la municipalidad de Lima a fin de conocer cuáles son los motivos de no colocar avisos sobre los botones del pánico o la demora en el tiempo de respuesta.
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Iniciativas distritales
En julio de este año, la municipalidad de Lince anunció la instalación de 15 botones de auxilio rápido que están ubicados en los ocho parques del distrito como apoyo a los vecinos y transeúntes en situaciones de peligro.
Estos tótems cuentan con cámaras de seguridad y sirenas; sin embargo, hasta la fecha no han sido puestas en funcionamiento, como lo comprobó este Diario. Uno de ellos, en el parque Pedro Ruíz Gallo, se ubica frente a la municipalidad.
La comuna explicó que esto se debe a que las empresas Calidda (gas) y Sedapal han venido realizando trabajos de mantenimiento que han afectado la fibra óptica que conectan los módulos de ayuda. Señalaron que estás serían repuestas en las siguientes dos semanas como máximo.