Shipibos de Cantagallo: Esperando la tierra prometida

NATALIA MOLINA VALER

Los primeros shipibos de Lima llegaron de sus comunidades huyendo del terrorismo. Se instalaron en el distrito de Puente Piedra, hasta que se unieron a otras familias que decidieron quedarse a probar suerte tras llegar a la capital con motivo de la Marcha de los Cuatro Suyos. Juntos se trasladaron al asentamiento humano de Cantagallo, a la ribera del río Rímac.

Desde entonces, su vida no ha estado exenta de incertidumbre y pesares, pues no siempre son tratados con respeto y más de una vez han tenido que escuchar voces como “maldita boa” u “oye charapa”, según nos cuenta Ricardo Franco, presidente de la Asociación de Viviendas Shipibo-Conibo (Avshil). Sin embargo, gracias a la unión de su pueblo, enfrentan cada lucha con optimismo y aspiraciones de progreso. Así, en el 2006 crearon la escuela bilingüe, a la que hoy envían a sus hijos.

El traslado

Hace un año, el sueño de 226 familias de vivir en un espacio propio y convertirlo en un referente cultural, de obligatoria visita para estudiantes y turistas, los motivó a mudarse –supuestamente solo por un tiempo– a la zona baja del asentamiento, con la promesa de las autoridades edilicias de que serían reubicados. “Soportamos el ruido de las construcciones de la vía, el polvo que enferma a los niños y la falta de agua y desagüe, que hoy es causante de infecciones y alergias”, narra con indignación Juan Agustín, quien es uno de los dirigentes de la comunidad.

Recientemente, la actual gestión municipal anunció que el proyecto Río Verde –que incluía un presupuesto para la reubicación de la comunidad shipiba en un terreno de San Juan de Lurigancho– se cancelaría. Ante ello, buscaron entablar un diálogo para encontrar soluciones, que se dio recién hace tres días. No se llegó a ningún acuerdo, pero se preparan para una nueva reunión el 15 de abril próximo, en la cual también discutirán el tema de la construcción de un coliseo en Cantagallo con miras a los Juegos Panamericanos 2019, por realizarse en nuestro país. 

Lea más en nuestra edición impresa.