El Comercio conversó con cuatro expertos a fin de descifrar las principales problemáticas que se han registrado en el país desde su independencia y poner sobre la mesa los temas pendientes que necesitan ser atendidos desde el Gobierno y nuestra sociedad.
Los especialistas a quienes se les platearon tres preguntas son: la historiadora Marissa Bazán, el sociólogo Javier Díaz-Albertini y el historiador Juan Luis Orrego, los tres docentes de la Universidad de Lima; así como Magally Alegre, historiadora y docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
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1. ¿Qué problemas o adversidades han surgido más al interior del país?
Marissa Bazán:
Persiste aún la desigualdad económica, educativa, social, política y racial. En el caso de la última, se ha mantenido pese a que la ciencia descubrió que no existen razas. Es algo que daña hasta el día de hoy al país. Esto ha llevado, por ejemplo, a que se pierdan los idiomas originarios. Otro gran problema es que no hemos logrado la descentralización. Lo vemos en la educación universitaria: sigue siendo Lima el foco principal. Debemos también engancharnos con la problemática mundial medioambiental. El Perú aún está arraigado con una economía primaria exportadora desde la época colonial.
Javier Díaz-Albertini:
Muchos de los problemas del interior del país tienen que ver con una ausencia del Estado. Los ciudadanos no reciben buenos servicios de educación, servicios básicos de salud, tienen problemas de comunicación y transporte y además hay niveles bajos en capacidad de gestión gubernamental. Hay un abandono. Si uno compara los niveles socioeconómicos de Lima con el resto del país se da cuenta de las enormes diferencias. La pobreza y mala gestión se concentra al interior. Por eso se necesita una mejor redistribución. A esto se suma que diversos grupos particulares han logrado imponer sobre los demás sus prioridades.
Magally Alegre:
Esta celebración patria es una oportunidad para mirar y atender los problemas estructurales que siempre han estado ahí y que no hacen más que transformarse, como la desigualdad, la discriminación, la violencia. Otro problema que veo como transversal tanto en las ciudades como en el mundo rural son las relaciones de género, el que se perpetúe un predominio de los privilegios masculinos y que seamos indolentes a la violencia que sufren las mujeres y diversidades sexuales en el país. Esto amerita un repensar.
Luis Orrego:
Hay dos cuestiones que el país no ha podido resolver en 200 años: la desigualdad y la falta de institucionalidad. La primera tiene que ver, entre otros factores, con una visión elitista de un grupo privilegiado de no hacer políticas públicas orientadas a desarrollar oportunidades iguales para todos. Por otro lado, hay sectores que sistemáticamente quieren destruir aún más lo poco de institucionalidad que tenemos. Entonces, se necesitan implementar políticas públicas para combatir la desigualdad y fortalecer las instituciones. Para eso la sociedad tiene que organizarse.
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2 ¿De qué manera las crisis políticas afectan el desarrollo de la sociedad?
Marissa Bazán:
La república ha tenido presidentes que no fueron elegidos a través de un sistema electoral, a causa de las guerras. Luego vinieron las dictaduras y gobiernos civiles con políticas a favor de sus intereses. Tras el gobierno autoritario de Fujimori nuestra ciudadanía no logró madurar y eso nos ha cobrado factura. Se ha generado una asociación histórica de política con corrupción, con patrimonialismo, con negocio. La corrupción en la política se ha vuelto estructural. Además, no hay una consistencia en el ejercicio ciudadano. Todos tenemos derechos y deberes, pero no los hemos afianzado.
Javier Díaz-Albertini:
Lo que tenemos que hacer es evitar caer en estas crisis, porque es un desperdicio enorme de energía y recursos. La situación actual lo que ha hecho es exacerbar los males del país. Después de Alberto Fujimori pensábamos que venía una primavera democrática, pero ya conocemos el historial de presidentes. Aunque debo decir que hubo algunos avances. Sin embargo, ahora entramos a una profunda crisis. Veremos qué liderazgo surge, pues ahora no hay uno muy claro para salir a flote.
Magally Alegre:
Las crisis políticas son, por un lado, una respuesta a una sociedad en turbulencia constante. Los líderes o lideresas optan por la defensa de los intereses particulares a la aspiración al bien común. Pero, al mismo tiempo, estas crisis son un impedimento para atender lo realmente importante. No estamos discutiendo, de manera profunda, temas como nuestros derechos, la ciudadanía, la protección de recursos y a dónde queremos llegar como país en términos económicos.
Luis Orrego:
En este momento vemos cómo la política lamentablemente afecta la vida nacional. Ya no es como se pensaba hace tiempo que la política va por un lado y el desarrollo económico por otro. El nivel de la política del Perú, y del mundo, se ha ido degradando, desde el punto de vista de las ideas, debates, proyectos. Ha ocurrido desde la década de los 90, aproximadamente. Necesitamos mejores políticos, funcionarios, una mejor élite para combatir los problemas del país.
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3 ¿Cuáles son los desafíos más importantes del país y cómo superarlos?
Marissa Bazán:
El principal desafío es construir verdaderos ciudadanos. Eso pasa por dar una calidad educativa, desde el nivel primario hasta el superior. El otro gran reto es recoger nuestras prácticas ancestrales para contribuir a la problemática global relacionada al medio ambiente. Un último desafío es tener una mayor participación de la juventud, de manera descentralizada.
Javier Díaz-Albertini:
El desafío es construir instituciones, de todo tipo. Tenemos que hacer más sólida la familia, que está en crisis también. Los niveles de violencia en el núcleo familiar son muy grandes. Tenemos que consolidar la escuela, fortalecer los barrios, las comunidades, que los vecinos colaboren entre sí, quizá sea una de las formas más eficaces de combatir la inseguridad. Debemos también formalizarnos más en todo sentido.
Magally Alegre:
Los principales desafíos están marcados por las situaciones de emergencia. No dejo de asombrarme de cómo hemos sido el país con mayor tasa de mortalidad en el mundo frente al COVID-19. Eso nos dice varias cosas. Una de ellas es que nuestro sistema de salud no era accesible sino para unos muy pocos. Hemos advertido también que nuestro sistema de educación ha creado una brecha que no sé si será posible revertirla. Asimismo, le hemos fallado a la juventud al no proveerle espacios de educación durante dos años. Los desafíos son grandes.
Luis Orrego:
Hay que luchar por cambiar el sistema político, a fin de que los filtros sean mejores y que cualquier persona no llegue a un cargo de responsabilidad, ya sea en el Parlamento o el Poder Ejecutivo. Esa es la condición para que luego vengan las políticas públicas que el Perú necesita, porque con la actual clase política es imposible. Debemos mejorar el nivel de la democracia, nuestro sistema de elección, para que todos tengamos una mejor representatividad.