A un año y pocos meses de acabar su gestión como alcalde de Lima, la aprobación de Jorge Muñoz continúa con más bajos que altos. Desde agosto, la tendencia ha sido negativa: ha caído ocho puntos en el último mes, de 51% en setiembre a 43% en octubre, según la más reciente encuesta de El Comercio–Ipsos realizada entre los días 14 y 15 de este mes.
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Este descenso en la aceptación que la ciudadanía tiene hacia su gestión es similar a otros registrados a lo largo de su mandato como burgomaestre de Lima. Otros períodos de baja sucedieron entre abril (63%) y junio (48%) del 2019, octubre (59%) y diciembre (51%) de ese mismo año, abril (65%) y junio (54%) del 2020, y diciembre (47%) y febrero (40%) del 2021.
El estudio muestra que la desaprobación a la gestión edilicia ha sufrido un incremento significativo de nueve puntos porcentuales desde setiembre (39%) hasta mediados de octubre (48%).
Bajo análisis
Para Óscar Apaza, arquitecto y miembro de Udeal, organización que agrupa a profesionales y estudiantes en temas urbanos, la gestión del alcalde está alejada y desconectada de la ciudad y observa que la Municipalidad de Lima “no está contemplando realmente todas las variables urbanísticas ni arquitectónicas, de accesibilidad y movilidad, al momento de diseñar las obras que se están entregando a la ciudadanía”.
En ese sentido, Mariana Alegre, directora ejecutiva de Lima Cómo Vamos, sugiere que también se está dando una desconexión “entre las obras que puede estar promoviendo o inaugurando el alcalde versus lo que la ciudadanía en este momento demanda”.
“En ese sentido, hay una ausencia de propuestas estructurantes en la gestión del alcalde Muñoz porque está haciendo cosas diferentes, pero no queda claro cuál es ese objetivo mayor por el cual está trabajando. Eso genera una sensación de no estar avanzando ni atendiendo las necesidades de la ciudadanía”, acota Alegre.
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Ambos especialistas aplauden acciones como la peatonalización del Centro Histórico, pero critican que la gestión de Muñoz haya priorizado obras como el óvalo Monitor o la construcción de más pistas en varios sectores de la ciudad.
“Sorprende que después de haber visto los fracasos de la gestión anterior, la de Luis Castañeda, el alcalde Muñoz haya decidido continuar con obras que perjudican la habitabilidad, generan fracturas en la ciudad y dificultan al peatón. Sin duda hay que cambiar un poco el paradigma sobre el cual viene construyendo la ciudad”, señala Apaza.
Mientras que para Alegre es importante que se mantenga una agenda abierta a temas como el transporte público sostenible, la priorización de la caminata y la bicicleta, energías limpias, gestión de residuos sostenibles, con la finalidad de que la ciudadanía perciba, conozca y acepte esos cambios y que la autoridad pueda ejecutarlos.
“El alcalde de Lima está haciendo cosas en ese sentido, lo que falta es articular ese discurso. No se siente que haya un mensaje en el que el resto de obras grandes se alineen al enfoque sostenible”, sostiene la especialista.
Este Diario quiso recoger la opinión del alcalde Jorge Muñoz, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvo respuesta.
Punto Crítico
Una de las obras más cuestionadas por la ciudadanía fue la del malecón Castagnola, en la Costa Verde de Magdalena. Estos trabajos contemplaron la construcción de andenes, costaron 7 millones de soles y se hicieron con el objetivo de estabilizar el acantilado. Expertos y ciudadanos criticaron la obra por romper con el paisaje, no tener accesos y ser un espacio poco seguro.