Hace más de tres años, en julio de 2016, nació el movimiento Ni Una Menos en el Perú gatillado por la impunidad en el caso de agresión contra la joven ayacuchana Arlette Contreras, perpetrado por su entonces pareja Adriano Manuel Pozo Arias. La imagen de Pozo corriendo desnudo, descontrolado, enrollando en sus manos los cabellos de Arlette para luego arrastrarla por el piso de un hotel de Huamanga, no fue suficiente para la Corte Superior de Justicia de Ayacucho que el 15 de julio de 2016 solo sentenció a Pozo a un año de prisión suspendida por “lesiones leves” y obviaron la acusación fiscal por intento de feminicidio y violación. Pozo salió en libertad luego de pasar 11 meses con prisión preventiva.
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La agresión había ocurrido un año antes, el 12 de julio de 2015. Pozo, hijo del entonces regidor de la Municipalidad Provincial de Huamanga, Jorge Pozo Palomino, tuvo que ser reducido por el personal del hotel para evitar que continúe agrediendo a Arlette Contreras. Luego fue intervenido por la policía y trasladado a la comisaría. Días después durante una entrevista, el regidor Jorge Pozo Palomino intentó justificar la actitud de su hijo y declaró que padecía un trastorno de personalidad que se agravó con el alcohol. Según el padre, Adriano no soportó que la joven lo llamara por otro nombre.
La indignación ciudadana aumentó cuando el 4 de agosto de 2016, Adriano Pozo apareció en la portada de la revista Caretas. En esta entrevista publicada una semana antes de la marcha convocada por el grupo de Facebook: “Ni Una Menos: movilización nacional ya”, Pozo daba su versión de la historia, expuso su descargos sobre un presunto favorecimiento del Poder Judicial y justificaba la agresión a su expareja, entre otras razones, porque consideraba que al haber confundido su nombre, Arlette Contreras lo había agredido emocionalmente.
La primera movilización del Ni Una Menos fue masiva y es considerada una de las marchas más multitudinarias en la historia de nuestro país. Horas antes de la primera marcha Ni Una Menos, una encuesta de El Comercio - Ipsos revelaba que el 53% de encuestados consideraba que una mujer en minifalda tenía la culpa de ser acosada, además que el 37% de encuestados una mujer que asistía sola a una fiesta tenía la culpa de ser violada y para el 76% de encuestados, una mujer que cometía infidelidad tenía la culpa de ser golpeada.
Después de la polémica, se inició un nuevo juicio contra Adriano Pozo y fue trasladado a Lima. Recién este 2019, el Juzgado Colegiado Penal Permanente de la Corte de Lima Norte, sentenció a Adriano Pozo a 11 años de prisión efectiva por el delito de tentativa de feminicidio y al pago de S/20 mil de reparación civil. Sin embargo, lo absolvieron del delito de tentativa de violación sexual.
La justicia ordenó su captura. Adriano Pozo continúa prófugo y el Ministerio del Interior ofrece una recompensa de S/30 mil a quien brinde información que ayude en su captura.
Según información del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) en lo que va del año se han registrado 147 feminicidios.
Para este sábado 23 se ha convocado una movilización en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres. La marcha partirá desde el frontis del Palacio de Justicia y pasará por las avenidas Lampa, Colmena, Abancay, por el jirón Camaná y terminará en la Plaza San Martín, donde habrá una velada cultural.
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El caso de Lady Guillén
Lady Guillén es otra de las caras visibles de Ni Una Menos. En junio del año 2012, fue golpeada por su entonces conviviente Ronny García en Puente Piedra. Pese a que la justicia dio contra él preventiva fue liberado en el año 2015 por exceso de carcelería. Al año siguiente, el Poder Judicial decidió que cumpla cuatro años de prisión suspendida.
“Sufrí muchas irregularidades durante cuatro años de proceso judicial, aguantando maltrato e impunidad. Pasé por muchos prejuicios, tuve que aguantar discriminación porque por el hecho de haber sido de la televisión y bailarina no tomaban en serio mi caso. Mi vida no valía nada ante el sistema que me desvalorizaba como persona. A eso sumaban las piedras que me ponían. Por ejemplo, muchas veces tuve que aguantar proposiciones de funcionarios del Poder Judicial para que pueda avanzar mi caso”, contó en ese momento Guillén a El Comercio.