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Cantagallo se reconstruye a un año del fatídico incendio
Ana Briceño

Hoy se cumple un año del devastador que redujo a cenizas 533 hogares de comerciantes y miembros de la comunidad shipibo-conibo de Lima, en la zona de , en el distrito del Rímac. El último lunes, el ministro de Vivienda y Saneamiento, Carlos Bruce, anunció que en el lugar se construirá el Conjunto Habitacional Comunidad Buen Vivir Jakonax Jati Jema, con una inversión de S/23 millones. 

Era la noticia que tanto esperó esta comunidad. El proyecto contempla 238 lotes unifamiliares de 50 metros cuadrados cada uno. También contará con servicios de agua, desagüe y electricidad, un colegio bilingüe español-shipibo, parque con losa deportiva, pasajes peatonales, estacionamientos públicos y una feria artesanal.

“En esta primera etapa se removerán 300 mil metros cúbicos de desmonte para nivelar el terreno, luego iniciaremos los trabajos de habilitación urbana y construcción de viviendas bajo el programa Techo Propio”, sostuvo el ministro Bruce.

La liberación del terreno tardó, entre otras razones, por discrepancias entre dos asociaciones de la comunidad. Una agrupación aceptó de inmediato alquilar un alojamiento mientras duren las obras, pero otra se resistió a salir del lugar hasta que se les depositara el primer bono de S/500 que la Municipalidad de Lima se comprometió a entregarles mensualmente durante dos años.

Wilson Valle, dirigente shipibo, sostuvo ayer a este Diario que toda la comunidad está dispersa en Lima. “Hay familias que están alquilando en Puente Nuevo, Piedra Liza, Campoy. Estamos a la espera de que se culminen las obras para retornar”, sostuvo. 

Sobre el terreno en Cantagallo, el urbanista José García Calderón remarcó que el suelo es el menos indicado para la construcción de viviendas. “Es un relleno sanitario. Para encontrar terreno bueno se debe retirar toda la basura que se ha acumulado durante años”, resaltó. 

Al respecto, Bruce dijo el lunes: “Estamos haciendo los trabajos de aplanamiento del terreno porque es un relleno sanitario y no se puede construir hasta que encontremos tierra compacta”.

No solo la comunidad shipibo-conibo resultó afectada con el . También sufrieron pérdidas más de cien familias que forman la asociación de posesionarios de Cantagallo, en la parte baja del lugar. Ahí se construyen viviendas de dos pisos de madera y ladrillo, sin contar con autorización municipal.

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