Se necesitan unos S/20 mil millones para que, en un plazo de cinco años, agua limpia comience a bajar por los caños del millón de limeños que hoy no acceden a este servicio, dijo ayer el presidente de Sedapal, Rudecindo Vega, en una reunión con cientos de vecinos de Carapongo. Este es un asentamiento de la capital en donde el sueño del agua potable y del desagüe se ha ido postergando durante nueve años.
Cientos de habitantes de las 52 organizaciones vecinales de Carapongo llegaron con pancartas y carteles a la cita en la que funcionarios de Sedapal y del Ministerio de Vivienda explicarían por qué una obra que se gestiona desde el 2008 sigue hasta hoy en planos.
-Obra esperada y con retrasos-
Después de varios años de trámites, Sedapal contrató a la consultora española Asistencia Técnica y Jurídica SL, para que diseñe el expediente técnico. Por S/3.5 millones, la empresa debió tener listo el documento en marzo del 2015, pero ya van dos años de retrasos: el estudio sigue inconcluso.
Rudecindo Vega dio ayer nuevos plazos. El expediente técnico estará listo el 15 de julio y, en diciembre de este año, las obras físicas comenzarán a ejecutarse. Mientras muchos asistentes reventaban en aplausos; otros murmuraban sus dudas: “Ver para creer”; “que se firme un acta”.
Todos los estudios (hidrogeológicos, de impacto ambiental, de mecánica de suelos, de arqueología y otros) ya están terminados, le dijo a la población el ingeniero Polo Agüero, gerente de Proyectos y Obras de Sedapal. Lo que falta es liberar 10 terrenos sobre los que se harán los pozos y las demás obras. Esto debe terminarse en julio para convocar inmediatamente a licitación.
Existe, sin embargo, un problema de financiamiento. Se necesitan S/170 millones y en estos momentos Sedapal no cuenta con los recursos. “Esa plata debemos conseguirla, porque en este momento no hay ese dinero ¿Es un problema? Yo suelo decir que no. Públicamente lo digo: este año convocamos la obra sí o sí”, dijo Rudecindo Vega.
-Viviendo con agua contaminada-
Karina Flores Vila (36) es una vecina que escuchó las explicaciones de Sedapal. Ella vive hace 13 años en la asociación de vivienda El Olivar de El Portillo, en la parte alta de Carapongo. “No tenemos agua potable. Los camiones-cisterna venden a 15 soles cada tanque de agua de 1.100 litros. Eso nos dura solo una semana”, contó.
Los cinco miembros de su familia lavan y cocinan con esta agua extraída de pozos privados. Saben que esta viene contaminada, pero no les queda otra opción.
“Debajo de Carapongo hay un manantial (agua subterránea); sin embargo, nosotros consumimos agua contaminada”, reclamó un dirigente vecinal al que se le dio la palabra en la audiencia. Otro dirigente, José Capcha, reclamo por los pozos sépticos que usan para hacer sus necesidades: “¡El silo del colegio José Faustino Sánchez Carrión está colapsando! ¡Nuestros niños se están contaminando!”. La gente respaldó su protesta con aplausos.
-Limeños sin agua-
¿Cómo hará Sedapal para que en cinco años el 100% de limeños tenga agua potable las 24 horas del día? “El 45% de los S/20 mil millones que se necesitan ya están garantizados”, explicó Vega. El 55% restante se gestionará a través del tesoro público, de endeudamiento y de asociaciones público-privadas.
Sedapal ha actualizado todos los grandes proyectos. Algunos planificados para ejecutarse en 20 o 25 años se han reprogramado para los próximos cinco años.
La estrategia también prevé crear el programa social “Agua es Vida”, que intervendrá en 506 localidades de Lima donde viven familias pobres. “En unos años, estaremos inaugurando tres o cuatro obras por semana. De esta forma reduciremos en 35% la brecha”, agregó Vega.
Ese es el plan, pero en Carapongo hay mucha indignación por los años de espera. “Aquí la paciencia se agotó. Si tenemos que volver a marchar por el agua lo vamos a hacer”, dijo el dirigente Juan Capcha. A eso están dispuestos muchos en este vecindario de Lima, que es parte de ese postergado 10% de limeños que en pleno siglo XXI no tienen agua potable.