El bosque amazónico de las Cuencas Sagradas es el medio de subsistencia de miles de indígenas. En ese contexto, la iniciativa de los dirigentes de la zona es trabajar por el bienestar de la población amazónica, ya que la pandemia del COVID-19 ha acentuado sus limitaciones y ha empeorado su vulnerabilidad.
Lizardo Cauper, presidente de la organización indígena amazónica Aidesep, señaló que presentaron ante el Ejecutivo propuestas para mejorar la situación de su comunidad en diversos aspectos, pero con prioridad en el sistema de salud, logrando la asignación por parte del Estado de 88 millones de soles, pero los cuales, según dijo, aún no son entregados en su totalidad.
“Debido a la burocracia que existe en nuestro gobierno, nos han entregado pequeñas partes del dinero, pero necesitamos el monto total de inmediato por la emergencia sanitaria que estamos viviendo”, explica el vocero.
“Solicitamos atención a nuestro pedido de reunión con la Mesa Directiva del Congreso de la República y otros congresistas a fin de conversar sobre el proyecto de Ley 4044 que modifica la actual normativa 28736 (Ley PIACI) para la protección de los territorios de los pueblos indígenas en situación de aislamiento y contacto inicial”, agregó Lizardo.
Durante la pandemia, al no recibir el presupuesto total otorgado por el Estado, Lizardo Cauper comenta que han utilizado sus plantas medicinales para tratar de estabilizar a las personas con síntomas de COVID-19.
“No nos hemos quedado de brazos cruzados, nos hemos organizado con nuestros propios comandos y recursos para ayudar a nuestros enfermos, pero necesitamos servicios básicos como un centro de salud, para tener una data exacta de cuantos contagiados y fallecidos tenemos por esta pandemia”, expresó
Remarcó que los habitantes de las comunidades, dispersas en enormes extensiones de territorio, no cuentan con equipamiento, carecen de teléfonos, equipos de radiofonía, embarcaciones adecuadas para la evacuación rápida de los pacientes y atención médica suficiente para responder a la magnitud de la pandemia.
Además, advirtió que las actividades extractivas, legales e ilegales no se paralizaron a pesar de la pandemia y, por el contrario, en muchos casos incrementaron su intensidad, poniendo en serio riesgo muchas comunidades y, sobre todo, a los Pueblos indígenas en Aislamiento y Contacto inicial (PIACI).
La ayuda que ellos solicitan es para la protección permanente de las más de 35 millones de hectáreas que existen en Cuencas Sagradas, que representa una de las áreas más biodiversas del planeta.