Interminables colas en los paraderos, transportistas que laboran con una flota reducida y pasajeros que, pese al riesgo de contagio, se abalanzan contra otros usuarios para subir a los buses o coasters y llegar al trabajo. La pandemia del COVID-19 ha puesto en evidencia las falencias del sistema de transporte urbano de la capital que durante décadas ha funcionado en medio del desorden. Sin embargo, según especialistas consultados por El Comercio, esta crisis sanitaria abre la posibilidad para acelerar la formalización de este caótico servicio.
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Debido a los protocolos sanitarios que limitan el aforo en las unidades, las empresas de transporte urbano en Lima se encuentran en déficit financiero. Aunque apoyan las restricciones para evitar los contagios, los gremios del sector calculan que sus ingresos se han reducido a un tercio ya que los pasajes (que oscilan entre S/1,50 y S/2) no cubren sus costos de operación. Por ello, han solicitado al Gobierno un subsidio a las tarifas. Esta medida ya es evaluada por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y se espera que esta semana se asigne el presupuesto.
Sin embargo, la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) ya advirtió que este financiamiento no se otorgará arbitrariamente y sin un sustento técnico. Una de las condiciones para brindar el subsidio es que las empresas implementen un sistema de GPS en sus unidades para que pueda controlarse la distancia que cubre el vehículo cada día y así calcular los montos que se entregarán.
“Vamos a tener que implementar una plataforma de control a la oferta. Vamos a pagar el subsidio a través del kilometraje con un GPS instalado en los vehículos. De esta forma, podemos monitorear no solo la ruta sino los kilómetros recorridos”, explicó el director de Integración de Transporte Urbano y Recaudo de la ATU, Julio César Chávez, durante un panel virtual organizado por CIES el último miércoles.
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Chávez informó que el subsidio no es un regalo para las empresas sino que vendrá con medidas adicionales que permitan a los operadores formalizarse. “Esta es una oportunidad de cambio (…) para formalizar un sector que ha estado descuidado más de 50 años”.
Personal en planilla y recaudo electrónico
Además de implementar los GPS, el presidente de la ONG Luz Ámbar y especialista en transporte, Luis Quispe Candia, considera que las empresas deben dejar el sistema de afiliación (no son dueños de los vehículos que brindan el servicio y alquilan su ruta a terceros) e incluir en sus planillas a los choferes y cobradores. Al tener una vinculación laboral, las empresas asumen mayor responsabilidad y controlan de manera más eficiente las rutas.
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“Bajo esta modalidad, los subsidios se administran mejor porque la empresa tendrá una caja centralizada para pagar a los choferes y administrar a la flota. La ciudad se beneficia porque el servicio será más ordenado”, explica.
Otra propuesta de Luz Ámbar para que funcionen los subsidios es que las unidades instalen un sistema de recaudo electrónico como los del Metropolitano y los corredores complementarios. De esta forma, se tiene un manejo financiero más transparente y se reduce el riesgo de contagio al manipular efectivo.
A favor de la reforma
Dentro de los gremios del sector hay un interés por impulsar un sistema con trabajadores en planilla y mejoras tecnológicas. Ricardo Pareja, presidente de la Cámara de Transporte Urbano, una de las seis agremiaciones que han dialogado con la ATU sobre los subsidios, indica que no es sostenible seguir prestando el servicio sin que el personal tenga un vínculo laboral directo con la empresa. También está a favor del uso de los GPS y del recaudo electrónico. Indica que en su cámara, conformada por 83 empresas de la capital, 28 socios ya cuentan con unidades que tienen este sistema de cobro.
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“En la medida que la autoridad ponga estos requisitos se acelerarían las reformas. Hay empresarios que van a hacer un máximo esfuerzo para implementarlas”, agrega.
Héctor Vargas, presidente de la Coordinadora de Empresas de Transporte de Lima y Callao, que agrupa a 50 empresas, también se muestra a favor de la formalización.
“Hay un compromiso de las empresas que son afiliadoras de migrar. Los que administren la ruta tienen que ser dueños de la flota y los conductores tendrán que formar parte de la planilla”, indica.
Considera que en una primera etapa los subsidios pueden establecerse solo con los GPS, pero más adelante se puede agregar como requisito que las empresas tengan la administración total de la flota. Así, se evita la atomización, como sucede en la actualidad: cada dueño de un vehículo opera como un gerente aparte y tiene a su cargo choferes y conductores informales.
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Incremento de flota y frecuencia
Pese a que es una estrategia eficiente para controlar las rutas, Alexandre Almeida, director de la carrera de Ingeniería Civil de la Universidad de Lima, explica que, a corto plazo, instalar GPS en todas las unidades puede ser dificultoso para empresas pequeñas, ya que además de los equipos deben tener un centro de control para recolectar la información. “Esta inversión podría utilizarse mejor en incrementar la seguridad de las unidades durante la pandemia. Por ejemplo, tener sistemas de protección para conductores y pasajeros, hacer una limpieza más frecuente”.
Por ello, propone que se utilicen mecanismos más directos y menos burocráticos para calcular los montos del subsidio, como los estudios de demanda de pasajeros en cada ruta o la propia información de las empresas, que tendrá que ser corroborada por las autoridades.
Adicionalmente, Almeida indica que el Gobierno debe promover el acceso al crédito de las empresas para que puedan ampliar su flota y así reducir las aglomeraciones en las horas punta. Indica que las colas que se forman en los paraderos se reducirían si hay una mayor frecuencia en la llegada de los buses.
“Se debe entender el subsidio en un sentido amplio, no solo aplicarse en las tarifas sino en líneas de financiamiento para que los operadores hagan inversiones en buses y contratación de personal. Así se genera una cadena de oportunidades”, señala.
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El acceso al crédito y los subsidios, explica el especialista, también pueden ser un incentivo para la formalización ya que quienes ahora operan sin cumplir las regulaciones verán que, bajo estas nuevas condiciones, hay mayores posibilidades financieras y mejor calidad en sus condiciones laborales.
“Esta es una oportunidad que se está generando dentro del escenario catastrófico del COVID-19. Todo está conectado y si no tomamos las medidas de seguridad en los buses habrá más personas contagiadas (…) De nada sirve incrementar el número de camas u hospitales si continúa el alto grado de contaminación en el sistema de transporte urbano”, dice Almeida.
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¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?
Debido a que el COVID-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.
¿Debo usar mascarilla para protegerme del coronavirus?
Si no tiene síntomas respiratorios característicos del covid-19 (tos) ni debe cuidar de alguien que esté infectado, no es necesario llevar una mascarilla. La OMS recomienda evitar su uso, debido a que en esta pandemia, estos implementos puede escasear. Ahora, recuerde que si usa uno, este es desechable; es decir, solo se puede utilizar una vez.