La heroicidad, dice Roxana Benites, no solo está en las gestas militares de siglos pasados, o en taquilleras películas de ciencia ficción. Está también, desde hace seis meses, en aquel hombre de 65 años que se levantaba temprano para acudir puntualmente al centro médico Santa Rosa de Lima, en San Juan de Lurigancho. Su padre, Waymer Benites Cerna, dirigía este establecimiento de salud cuando la pandemia más letal de los últimos tiempos llegó al distrito más poblado del país.
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En marzo, él contó a su familia que a su centro de trabajo había acudido un paciente con todos los síntomas del COVID-19. “Le pregunté si tenía el equipo de protección requerido. Me dijo que sí, porque contaba con mandilón y mascarilla. Lo que más me preocupaba era su hipertensión y obesidad, pero él no podía dejar de trabajar pese a que ya era un adulto mayor. No solo faltaba personal médico en Santa Rosa, sino que la vocación lo llamaba”, cuenta Roxana.
Ella recuerda que Waymer atendió ese caso sospechoso un lunes. Cuatro días después, empezó a sentirse mal. Como nunca se enfermaba, en casa pensaron que era una gripe; hasta que se presentó una fiebre alta. Por precaución, se aisló en el dormitorio. Apareció luego una tos constante, y entonces fue trasladado al hospital Rebagliati. Era médico, pero no por ello tenía privilegios: ante la falta de camas fue atendido en una carpa, donde le realizaron la prueba de descarte del coronavirus. El resultado: positivo.
“De allí en adelante, su estado de salud decayó progresivamente. Ingresó a UCI y fue conectado a un ventilador mecánico. La saturación de oxígeno llegó a sus niveles más bajos, y le diagnosticaron principios de neumonía. Así se le iba la vida”, dice Roxana. Aunque resistió una semana en cuidados intensivos, el médico generalista –natural de Santiago de Chuco (La Libertad), y querido por todos sus colegas– murió el 8 de abril.
Situación del gremio
Waymer Benites fue el primer médico peruano que falleció por el COVID-19. Quien inició la trágica lista que hoy suma 223 víctimas, según el Colegio Médico del Perú (CMP). De acuerdo con esa estadística gremial, al menos uno de cada 200 médicos activos durante la pandemia ha perdido la vida.
Así lo señala Miguel Palacios Celi, decano nacional del CMP, quien hace unos días se recuperó de una infección por coronavirus tras haber presentado un grave cuadro de salud. No sabe cuándo ni cómo se contagió, pero cree que fue durante una visita a distintos centros médicos de Lima Norte.
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“En el Colegio nos hacemos tests de descarte cada cierto tiempo. Una semana después de aquel recorrido, me realizaron una prueba molecular y salió positiva. Procedí a iniciar la cuarentena en un hotel de Miraflores que la institución ha alquilado, donde además se encuentra una veintena de colegas que han salido de UCI y que todavía no pueden volver a sus regiones de origen”, cuenta.
Aunque inicialmente era asintomático, menos de una semana después reportó indicadores peligrosos de coagulación en la sangre y una constante fatiga. Entonces, dice, se paralizó del miedo: “Yo tuve un trasplante del hígado en el 2008. Estaba en el grupo de máximo riesgo ante el virus. Por ello, me dirigí a una clínica para internarme por si requería la UCI en cualquier momento. No podía dormir, solo pensaba que mi muerte era una posibilidad real”.
Tras cumplir el tratamiento se recuperó. El 1 de octubre volvió al CMP y el lunes último participó de una ceremonia por el Día de la Medicina Peruana. Sin embargo, las secuelas del COVID-19 lo traicionaron: no pudo hablar por la falta del aire. “Es algo con lo que quizás tenga que vivir para siempre”, agrega.
Palacios Celi pide ahora al Ministerio de Salud que refuerce las medidas de bioseguridad y la distribución de equipos de protección personal para los médicos, a fin de evitar que las cifras de profesionales infectados o fallecidos siga creciendo. Este Diario contactó al sector, pero no obtuvo respuesta.
Roxana, por su parte, busca que no se olvide la labor de su padre. Ella y su hermano son profesionales de la salud, vocación que –dice– la heredaron de Waymer. Ambos quieren mantener ese legado. “Su familia, sus colegas, sus tres nietos, todos lo recordaremos. No solo es nuestro héroe, sino de todo un país”.
Médicos fallecidos en la región
El Perú es el tercer país con la mayor cifra de médicos fallecidos por la pandemia en la región, según la Confederación Médica Latino Iberoamericana (Confemel), que reúne a los gremios de Iberoamérica.
Al 9 de octubre, nuestro país solo es superado por México (1.410 profesionales muertos) y Brasil (255). Le siguen Bolivia (157), Ecuador (130), Venezuela (101), Guatemala (80), España (63), El Salvador (60), y Nicaragua (48). Aquí el reporte completo:
Nº | País | Número de médicos fallecidos por COVID-19 | % del total |
---|---|---|---|
1 | México | 1.410 | 52,6% |
2 | Brasil | 255 | 9,5% |
3 | Perú | 223 | 8,3% |
4 | Bolivia | 157 | 5,9% |
5 | Ecuador | 130 | 4,8% |
6 | Venezuela | 101 | 3,8% |
7 | Guatemala | 80 | 3,0% |
8 | España | 63 | 2,3% |
9 | El Salvador | 60 | 2,2% |
10 | Nicaragua | 48 | 1,8% |
11 | Colombia | 42 | 1,6% |
12 | Argentina | 40 | 1,5% |
13 | Honduras | 39 | 1,5% |
14 | Chile | 12 | 0,4% |
15 | Panamá | 12 | 0,4% |
16 | Paraguay | 4 | 0,1% |
17 | Portugal | 3 | 0,1% |
18 | Costa Rica | 2 | 0,1% |
19 | Uruguay | 0 | 0,0% |