Por más de 20 días, Jhon Potosi, de 53 años, batalló contra el coronavirus en su vivienda en el Pueblo Joven Santa Rosa, en Comas. Su familia intentó sin éxito encontrar una cama en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y las constantes llamadas a la línea 113 del Ministerio de Salud (Minsa) no fueron atendidas.
“Hemos tenido unos 50 fallecidos por COVID-19 en el sector. Hacia finales de mayo teníamos hasta un fallecido por día, era una situación incontrolable”, recuerda Carlos Pardo, presidente del comité vecinal Santa Rosa y AA. HH. colindantes.
Según la Unidad de Inteligencia y Análisis de Datos de Essalud, el pico más alto de contagios en el distrito de Comas fue en la semana 22 (entre el 24 y el 30 de mayo) donde se reportaron 1.337 nuevos casos de infectados. En total, en el distrito, se reportaron 17 mil casos de contagiados positivos de coronavirus.
Para enfrentar la ola de contagios en Santa Rosa y los cuatros asentamiento humanos, la Dirección de Redes Integradas de Salud (Diris) Lima Norte convocó el pasado 12 de julio a los vecinos para la creación del Comité anticovid. Sin embargo, desde esa fecha no tuvieron mayor información con la autoridad de salud.
Por ese motivo, los vecinos decidieron empadronar a todos los vecinos y monitorear los casos positivos o sospechosos de coronavirus.
“Lo que hacemos es ir casa por casa y registrar cuántas personas viven en la vivienda, si tienen enfermedades pre existentes y si han tenido sistemas o contactos con personas con coronavirus. Además, apoyamos a las personas están en cuarentena, pero necesitan víveres”, explica Janet Fuentes, integrante del comité.
Finalmente, luego de constantes solicitudes, la Diris Lima Norte realizó una campaña médica integral para los vecinos. El resultado: 199 positivos de 563 pruebas rápidas realizadas. Además, se tomaron 23 pruebas moleculares, de las cuales cinco tuvieron resultado positivo.
“Estamos monitoreando el progreso de los casos positivos y verificando que se cumpla la cuarentena, pero en muchos casos es difícil por el hacinamiento en las propias casas donde puede haber hasta 15 personas. Si hay contagiados, no tienen un ambiente aislado del resto de la familia”, explica Pardo.
Para tratar de cambiar esta situación, los vecinos han identificado un local, que antes funcionaba como un centro de hemodiálisis de Essalud, para acondicionarlo como un centro de cuarentena para las personas contagiadas.
“El edificio está abandonado y a veces entran personas de mal vivir. Nosotros queremos que nos permitan usarlo para que las personas contagiadas puedan permanecer durante la cuarentena”, señala Pardo.
—Apoyo de las autoridades—
Ciro Maguiña, ex vicedecano del Colegio Médico del Perú, asegura que los enfoques comunitarios, donde la sociedad civil participa activamente, es una gran ayuda para enfrentar las pandemias pues son los vecinos los que conocen la realidad de cada zona y ayuda a generar un mejor panorama de cómo enfrentar la enfermedad.
Sin embargo, Maguiña advierte que es necesario que el gobierno local se integre con la iniciativa. “Si está desligada de las autoridades no tendrá mucho impacto y quedará como una anécdota más”, señala el especialista.
Del mismo modo, Ernesto Gozzer, profesor de Salud Pública de la Universidad Cayetano Heredia, precisa que estos comités vecinales deben ir de la mano con programas educativos de prevención de la enfermedad del Minsa y de soporte emocional profesional para las personas que están atravesando o superaron la enfermedad.
“Medidas como esta se debieron implementar y replicar desde el inicio de la pandemia porque cada grupo social tiene su propio lenguaje. Ahora debe ser potenciado fortaleciendo la relación con la Diris e, incluso, con el sector privado”, manifestó.
—Abandono—
Una semana después que inició la cuarentena social obligatoria, Teodoro Pecho Guerrero, de 83 fue desalojado del cuarto donde vivía en el jirón Libertad, en el pasaje Santa Rosa, en el sector del mismo nombre.
En medio de la crisis sanitaria y desorientado por su situación, Teodoro tocó la puerta de Armando Ortiz, a quien conocía de una iglesia a la que asistían ambos.
“Vino llorando hasta la puerta de mi casa pidiendo ayuda. En ese momento acondicionamos un espacio para él mientras buscábamos a su familia, pero no tiene a nadie en Lima. No sabemos si tiene familia”, explica Ortiz, quien está desempleado desde que inició la pandemia.
Ortiz y su familia están pidiendo ayuda a las autoridades para que sea trasladado a un centro médico porque durante la campaña médica, Pecho Guerrero fue diagnosticado positivo a coronavirus.
“Mi familia tiene miedo a contagiarse porque acá vivimos siete personas, incluido mi nieto. Además, si se complica su estado no tenemos los recursos económicos para ayudarlo”, advierte Ortiz.