En el 2023, 133 mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual fueron repatriadas, según estadísticas oficiales de la ONG estadounidense Operation Underground Railroad (OUR), la cual trabaja de la mano con las autoridades peruanas desde hace más de tres años.
La mayoría de víctimas de este delito procedía de Venezuela y era mayor de edad, aunque también fueron auxiliadas mujeres procedentes de Colombia y Ecuador. Todas ellas eran víctimas de un cruel método de explotación sexual con un mayor nivel de violencia. Los responsables son organizaciones delictivas internacionales.
¿Cómo funciona este ilegal, violento y rentable negocio que cruza fronteras?
1. El Tren de Aragua, bandas afiliadas, e incluso grupos que se atribuyen ese nombre sin tener ningún vínculo con la organización captan en Venezuela a jóvenes de entre 18 y 20 años, de escasos recursos, y les ofrecen empleo en otro país.
Estos aprovechan la vulnerabilidad de esas personas para ofrecerles, con engaños, buenos ingresos. Según información policial e investigaciones periodísticas, en ocasiones se les dice expresamente que ejercerán la prostitución, pero con mentiras sobre las condiciones y el modo de saldar la deuda asumida.
Carlos Maza, director regional para América Latina de Operation Underground Railroad, comenta que hay dos características que se observan con frecuencia entre las víctimas de trata: una situación de fragilidad y su desconfianza en las autoridades.
“Hemos visto y recogido testimonios de mujeres que no confían en la policía, porque en alguna situación efectivos corruptos se aprovecharon de ellas: las violaban, porque tratante [cabecilla] tenían acuerdos con ellos”.
En el Perú, la mayoría de víctimas de mafias internacionales son extranjeras, además de las ciudadanas locales.
2. La organización criminal traslada hasta el Perú, vía aérea o terrestre, a las mujeres con una inversión de entre S/15.000 y S/25.000. Además, les tramitan los documentos necesarios y cubren sus necesidades.
Ese gasto inicial también es utilizado por los delincuentes para atrapar a sus víctimas en un callejón sin salida: los intereses de la deuda van incrementándose con el tiempo y se le agregan supuestos gastos imprevistos.
“Esto las amarra completamente y las acaban esclavizando. La deuda nunca se termina de pagar”, explica el general de policía Óscar Arriola, jefe de la Dirección Nacional de Investigación Criminal.
Este mecanismo de explotación sexual también se ha visto en Chile y Colombia, según información recogida en el libro “El Tren de Aragua”, de la periodista Ronna Rísquez.
3. Las mujeres son recibidas e instaladas en casas de acogida donde se las somete a un control y vigilancia estrictos. Se les exige cumplir un código de conducta. Cualquier falta es castigada de forma severa y violenta, además de una multa económica.
“Hay una cuota que puede ser mensual o semanal, solo para pagar lo que ha costado traerlas hasta acá. Obviamente, con intereses. Esto es un cobro independiente al cobro por alojamiento o trabajo. Y si el asunto es grave, incluso pueden cambiarlas de ciudad”, indica Arriola.
Algunas faltas son:
- Ausentarse por mucho tiempo sin informar.
- Contraponerse a alguna orden o disposición.
- Establecer contacto con desconocidos sin autorización.
“En Cúcuta (Colombia), hay testimonios de mujeres que lograron salir, pero solo porque escaparon. Estaban sometidas y esclavizadas. No había posibilidad de liberarse de eso. Algunas fueron testigos de la muerte de sus compañeras”, relató Ronna Rísquez, periodista venezolana de investigación y autora de el libro “El Tren de Aragua”, en diálogo con El Comercio.
4. Según la policía, en Lima habría unas 18 plazas o zonas de la ciudad en las que estas mujeres son obligadas a ejercer la prostitución.
Cada plaza es administrada por un cabecilla. Algunas se ubican en San Juan de Lurigancho, San Martín de Porres, Los Olivos, San Juan de Miraflores, Chorrillos y Lince.
La operación de estas mafias se ha extendido a regiones como Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, Arequipa, Chiclayo y San Martín, de acuerdo con las autoridades.
5. La organización tiene una jerarquía claramente establecida. Cada persona tiene un rol definido, el cual debe cumplir al pie de la letra. Algunos son:
- El cabecilla, cuyo rango se puede identificar como “lucero de la alta”, administra la plaza y reporta a los altos mandos de la organización.
- Sicarios, cuya función principal es “hacer que se respete la plaza”; es decir, amedrentar, herir o hasta asesinar a quienes no cumplan las órdenes.
- Encargados de la vigilancia en horarios de trabajo y viviendas.
- Responsables del contacto con potenciales clientes.
- Cobradores de cupos.
“Las investigaciones policiales realizadas en Chile, Colombia y Perú confirmaron que en sus países operan células [del Tren de Aragua], no franquicias, que reciben órdenes desde la prisión de Tocorón o el barrio San Vicente. Son una mafia y sus integrantes tienen una definición clara de sus funciones en cada lugar de la organización”, cuenta Rísquez en su libro.
6. Además de la deuda contraída por salir de Venezuela, las mujeres deben efectuar un pago semanal o mensual por la protección que reciben, el uso del espacio para trabajar, entre otros servicios. Esta cuota también se conoce como ‘vacuna’.
No hay una cifra específica sobre el Perú, pero en el libro “El Tren de Aragua” se menciona que cada plaza en Tarapacá (Chile) podía dejar ganancias de US$37.000 mensuales, según las autoridades de ese país.