La renuncia televisada de un presidente de la República, el regreso a un Mundial de Fútbol después de 36 años, la organización de unos impecables Juegos Panamericanos y ahora la incansable lucha contra la pandemia más letal del último siglo.
En los años recientes, nuestro país ha vivido algunos de los acontecimientos más significativos de la historia contemporánea, los cuales han moldeado la actual percepción que tenemos sobre el Perú. Una nación que, exactamente dentro de un año, celebrará el bicentenario de su independencia.
Sentimientos encontrados
¿Pero qué pensamos los peruanos sobre nosotros mismos y cómo ha variado ese sentir? Un 46% de la población aún manifiesta tener esperanza y optimismo sobre el Perú, según la encuesta nacional urbana realizada por Ipsos a inicios de este mes. Al mismo tiempo, un 37% dice que el país le produce pena y tristeza, y otro 23% es aún más directo: tiene sentimientos encontrados.
Esas sensaciones positivas –de esperanza y optimismo– mantienen en el 2020 su pico histórico pese a la coyuntura actual con la pandemia del COVID-19. En julio del 2017, esta percepción había caído hasta un 27%, cuando el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski se enfrentaba a una larga huelga magisterial y a los primeros avances del Caso Lava Jato.
Sin embargo, cada vez nuestro país genera menos orgullo entre nosotros: con el inicio de Lima 2019 la cifra había llegado al 32%, pero ahora se redujo a un 18%. Aunque la rabia y el odio, que alcanzaron un 45% entre el 2016 y el 2017 (cuando el Congreso y el Ejecutivo de Kuczynski prolongaban la crisis política), hoy apenas son mencionados por un 7%.
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De la cocina a los juzgados
La gastronomía sigue siendo el motor de nuestra identidad nacional: un 45% de encuestados lo menciona como principal razón del orgullo peruano, seguido de la cultura y el arte (38%). Pero la pandemia ha traído consigo un nuevo factor positivo: para el 26% de la población la solidaridad es algo que debe enorgullecernos, a pesar de que en la encuesta del 2019 este aspecto no figuraba.
Con ello, de un año a otro ha decrecido considerablemente nuestro orgullo por el fútbol (de 25% a 11%), Machu Picchu y otros sitios arqueológicos (de 39% a 28%), los paisajes naturales (de 37% a 26%) y la historia (de 39% a 28%).
En el otro lado figura lo que más nos avergüenza: la corrupción, según el 65% de peruanos. Al igual que la solidaridad, este año apareció una nueva razón para sentir vergüenza: el egoísmo (18%).
Así nos vemos como sociedad al inicio de esta nueva normalidad: con sentimientos encontrados, pero con cierto optimismo sobre el futuro.