A casi dos meses de iniciada la nueva gestión municipal de Barranco, las primeras medidas tomadas por la alcaldesa Jessica Vargas siguen generando algunas críticas entre un sector de vecinos del distrito y personas que lo visitan frecuentemente.
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Una de estas medidas tiene que ver con la suspensión de las distintas ferias que se desarrollaban en diversos puntos de Barranco, principalmente en calles, avenidas y parques. La mayoría de estas surgieron durante la pandemia y se establecieron los fines de semana a través de diferentes propuestas: venta de artesanía, productos ecológicos, frutas y verduras, ropa de segunda mano, entre otros.
En un recorrido por el distrito, El Comercio comprobó que algunos de los espacios donde funcionaban algunas de las ferias principales como la ‘Feria Ecológica’, en la cuadra 7 de la avenida San Martín, y ‘Nuestro Mercado’, frente al Parque Municipal de Barranco, han vuelto a ser de uso exclusivo para vehículos.
“Lo que nos han dicho desde la municipalidad es que todas las ferias están en evaluación, tanto las que se hacían en centros educativos, playas de estacionamiento, como en otros sitios. En el caso de la nuestra, esta usaba un espacio público. Allí se vendía al público productos ecológicos cada domingo, convirtiéndose con el correr de los años en un mercado estable”, indicó Dina Soldevilla, organizadora de la ‘Feria Ecológica’.
Detalló que actualmente cuenta con el permiso por parte de Municipalidad de Lima para seguir desarrollando la feria en la avenida San Martín, exactamente en la cuadra 7. Vale precisar que esta instancia tiene competencia en algunas vías principales de los distritos de la capital.
Sin embargo, la autorización definitiva está a cargo de Municipalidad de Barranco. “Tenemos un permiso para todo este año otorgado por la Municipalidad de Lima. Pero, de todas maneras el permiso final sigue estando en manos del municipio distrital”, dijo.
La señora Dina agregó que desde sus inicios, hace 8 años aproximadamente, la ‘Feria Ecológica’ ha pasado por dos gestiones municipales anteriores y, pese a que hubo algunos requisitos previos, esta continuó realizándose. “La última feria que hicimos fue el 24 de diciembre del año pasado. No tenemos aún ninguna respuesta definitiva, estamos a la espera”, sostuvo.
Asimismo, otras ferias que se encuentran suspendidas también son: Mercado de Pulgas Barranco (Avenida 28 de Julio), Feria local (Avenida 28 de Julio), Feria de Artesanos Independientes (calle Nicolás de Piérola), entre otras. Cada una de estas ferias beneficiaba por día a un promedio de 80 familias a través de los distintos productos que se ofrecían.
En tanto, fuentes de Barranco señalaron a este Diario que no se llevará a cabo ningún tipo de feria en el Parque Municipal de Barranco por tratarse “de zona monumental”. En el caso de las ferias que se desarrollan en otros espacios indicaron que se efectivamente se viene evaluando la continuidad de cada una.
Por otro lado, cabe decir que algunas ferias tradicionales de Barranco continúan llevándose a cabo, ya que se realizan dentro un área privada y cuentan con el permiso respectivo en estos casos. Ese es el caso de ‘La Feria’, ubicada en la cuadra 1 del Jirón Unión, a dos cuadras de la plaza principal del distrito.
-Retiran terrazas, bolardos y borran mural-
Otras medidas tomadas por la Municipalidad de Barranco han sido ordenar el retiro de mesas en terrazas de algunos restaurantes y locales, sitios que han sido destinados ahora al estacionamiento de vehículos.
Asimismo, durante los primeros días de la actual gestión varios vecinos y ciclistas que transitan por la avenida San Martín advirtieron del retiro de bolardos que se ubicaban en una parte de la ciclovía en esta zona.
Adicional a ello, otro grupo denunció el borrado del mural de la defensora de los derechos humanos Máxima Acuña, que había sido plasmado en una de las paredes pertenecientes a la Municipaldiad de Barranco.
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Igual destino tuvo el mural de la reconocida artista afroperuana Rosa Guzmán, que se realizó a modo de homenaje tras ser nominada a los Grammys 2020. Ahora, una gruesa capa de pintura amarilla cubre ambos retratos.
Consultados de por qué en su primera semana de gestión municipal, la alcaldesa Jessica Vargas optó por priorizar la eliminación de ambos murales, fuentes del municipio indicaron que se trata de una acción de limpieza de las paredes de la comuna que, según refieren, hace años no se realizaba, y que se pintó de color amarillo porque “asi lo determina el Ministerio de Cultura en cuanto a zona monumental”.
Sobre los bolardos en la ciclovía de la avenida San Martín, las mismas fuentes manifestaron que no se dispuso el retiro definitivo de ninguno de estos postes. Si alguno no se encuentra detallaron que es porque se le viene dando mantenimiento y sería repuesto a la brevedad.
“No hay una orden de abrir las ciclovías. Estas se respetarán y serán mejoradas”, dijeron.
-Medidas polémicas en otros distritos-
Otro distrito donde las primeras medidas tomadas por al gestión entrante ha causado algunas críticas es Magdalena. El alcalde Francis Allison inició funciones con el retiro de macetas y bolardos de los alrededores de la zona comercial de la jurisdicción. Esto, como parte de su propuesta de campaña que prometía “devolver el tránsito vehicular y los estacionamientos” en vías aledañas al mercado y plaza municipal.
Asociaciones de ciclistas, vecinos y urbanistas calificaron lo ocurrido como un grave retroceso a todos los intentos por mejorar la movilidad sostenible.
El retiro de bolardos y macetas empezó el lunes 2 de enero en los jirones San Martín y Echenique. “En Magdalena no se ha retirado ni se va a retirar ninguna ciclovía. Lo que había en San Martín eran bolardos de tubo negro que no separaban ninguna ciclovía, al contrario ahí se estacionaban motos”, dijo el alcalde.
Donde sí hay ciclovía es el Jr. Raymondi. En este sector el retiro de bolardos se ha ejecutado en las cuadras 5 y 6. “Lo estamos dejando como calzada compartida porque la sección vial en esos 200 m. es muy angosta”, detalló Allison.
Sin embargo, Nilton Lopez, presidente de CicloAxión, advirtió que todo retiro de delimitadores viales es altamente peligroso porque deja vulnerable al ciclista frente a un accidente. “Si la segregación no es física, el nivel de impacto entre vehículos y ciclista es sumamente alto”, sostuvo.
Para Lopez, el principal riesgo es que el retiro de bolardos implica retornar al sistema que permitía que las calles sean parqueaderos informales. Con él coincide Cyntia Yamamtoto, abogada y cofundadora del colectivo Peruanos de a pie, quien añade que la pandemia fue una oportunidad para democratizar el espacio público, priorizando al más vulnerable.
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En tanto, otro distrito con medidas que han causado algunas críticas de los vecinos es Lince. Como una de las primeras medidas, el municipio retiró el pasado 4 de enero las bancas, bolardos y macetas de la zona periférica del mercado Lobatón, “con el fin de reactivar la economía y bienestar de los vecinos”.
Si bien esta medida fue bien recibida por comerciantes del centro de abastos y algunos consumidores, otras voces del distrito se pronunciaron en contra, indicando que de esta manera se pierden espacios públicos en calles y se privilegia la estancia de autos particulares.
José Carlos Fernández, miembro del Grupo de Investigación en Urbanismo, Gobernanza y Vivienda Social (CONURB) de la PUCP, consideró que desaparecer estos espacios públicos y destinarlo a uso vehicular significa un retroceso para un distrito. Por el contrario, sostuvo que en el mundo moderno se prioriza más la movilidad sostenible.
“Me parecía una buena medida cuando estos espacios eran de uso público, para las familias, es decir, de uso peatonal. Necesitamos crear más espacios públicos así. Creo que hay algunas gestiones que no tienen tan claro este concepto”, dijo.
En tanto, días después del retiro de bancas y bolardos en calles de Lince, la municipalidad informó que estos implementos serían reubicados en otros puntos del distrito, tras el pedido de varios vecinos que mostraron su desacuerdo con esta medida.
“Debemos informar que el mobiliario retirado ha sido llevado al almacén del municipio y, de acuerdo con el plan de trabajo, se les dará mantenimiento adecuado para posteriormente ser reubicados en las áreas comunes que lo requieran, considerando el pedido de los vecinos”, indicó.
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